Página/12en Francia
Por Eduardo Febbro Desde París El escritor
chileno Luis Sepúleda reaccionó de inmediato al gesto humanitario anunciado
por el Ministerio del Interior británico. Para el autor de El viejo que leía novelas de
amor, lo que está ocurriendo es una decisión política. Si Pinochet volviese a
Chile sería una falta de respeto enorme para con las víctimas que han sido capaces de
insistir e insistir y llevar este juicio adelante. Sería también una falta de respeto
enorme a la Justicia española, que a pesar de todas las contradicciones que provocó en
el seno de la magistratura española pudo seguir adelante. Pero, por sobre todas las
cosas, es un tremendo espaldarazo a la expresión más fascistoide de la política
chilena. Para Sepúlveda, el humanitarismo repentino del Reino Unido sienta un
precedente muy peligroso. Ahora cualquier criminal va a poder aducir razones humanitarias
para evitar los juicios. Como resolución, la liberación de Pinochet es enteramente
violatoria de muchas normas legales. El gobierno británico puede alegar que su estado de
salud no le permite ser extraditado o soportar un juicio. Pero, sin embargo, eso no
significa que no pueda ser juzgado en Inglaterra, donde también hay una causa
pendiente. El escritor chileno se mostró convencido de que el retorno del ex
general tendría un impacto importante en Chile. Como están las cosas
-afirma, el regreso de Pinochet favorecía la imagen del gobierno y eso, tal vez,
posiblemente, redundaría en un eventual apoyo de alguna gente a Ricardo Lagos. Estarían
sacando la bandera de la dignidad nacional. No olvidemos que fueron ellos, es decir, el
gobierno de la Concertación, quienes recuperaron la dignidad nacional. Si llevan a
Pinochet de vuelta a Chile podrían esgrimir ese argumento de la dignidad recuperada.
Pero, por otra parte, nada impide pensar que apenas llegue Pinochet se va a largar a
hablar inmediatamente señalando que los culpables de su apresamiento fueron los miembros
del actual gobierno chileno. Pinochet se pondría a reclamar que el gobierno no hizo nada
por liberarlo antes, etc., etc. La situación es muy confusa. Ayer (por el martes), uno de
los ideólogos de la campaña de Ricardo Lagos, Claudio Tironi, sacó un gran anuncio en
la prensa diciendo que uno de los abanderados de la campaña de Lavín era el juez
Garzón, que fue el encarcelamiento de Pinochet y la tozudez de Garzón los que hicieron
que mucha gente se alejara de la Concertación y votara por Lavín. Estoy planteando que
un triunfo de Lavín sería un gran retroceso, con la pérdida de las libertades
democráticas. La devolución de Pinochet, en cambio, representaría para el candidato
Ricardo Lagos una suerte de carta de triunfo que podría mostrar el gobierno: entonces
podría decir: Nosotros lo trajimos. En todo caso, para Sepúlveda, hay un
dato evidente: Las presiones que hizo la socialdemocracia chilena sobre el gobierno
de Tony Blair fueron importantes. Se trata, sin lugar a dudas, de una decisión
política.
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