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”Un precedente muy peligroso”

En esta entrevista con Página/12, el escritor chileno Luis Sepúlveda califica de “político” el gesto “humanitario” británico.

Sepúlveda: “Ahora cualquier criminal podrá evitar los juicios”.
“Pinochet puede llegar a Chile y empezar a hablar contra el gobierno.”

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Página/12en Francia
Por Eduardo Febbro Desde París

t.gif (862 bytes)  El escritor chileno Luis Sepúleda reaccionó de inmediato al “gesto humanitario” anunciado por el Ministerio del Interior británico. Para el autor de El viejo que leía novelas de amor, “lo que está ocurriendo es una decisión política. Si Pinochet volviese a Chile sería una falta de respeto enorme para con las víctimas que han sido capaces de insistir e insistir y llevar este juicio adelante. Sería también una falta de respeto enorme a la Justicia española, que a pesar de todas las contradicciones que provocó en el seno de la magistratura española pudo seguir adelante. Pero, por sobre todas las cosas, es un tremendo espaldarazo a la expresión más fascistoide de la política chilena”. Para Sepúlveda, el humanitarismo repentino del Reino Unido “sienta un precedente muy peligroso. Ahora cualquier criminal va a poder aducir razones humanitarias para evitar los juicios. Como resolución, la liberación de Pinochet es enteramente violatoria de muchas normas legales. El gobierno británico puede alegar que su estado de salud no le permite ser extraditado o soportar un juicio. Pero, sin embargo, eso no significa que no pueda ser juzgado en Inglaterra, donde también hay una causa pendiente”. El escritor chileno se mostró convencido de que el retorno del ex general tendría un impacto importante en Chile. “Como están las cosas -afirma–, el regreso de Pinochet favorecía la imagen del gobierno y eso, tal vez, posiblemente, redundaría en un eventual apoyo de alguna gente a Ricardo Lagos. Estarían sacando la bandera de la dignidad nacional. No olvidemos que fueron ellos, es decir, el gobierno de la Concertación, quienes recuperaron la dignidad nacional. Si llevan a Pinochet de vuelta a Chile podrían esgrimir ese argumento de la dignidad recuperada. Pero, por otra parte, nada impide pensar que apenas llegue Pinochet se va a largar a hablar inmediatamente señalando que los culpables de su apresamiento fueron los miembros del actual gobierno chileno. Pinochet se pondría a reclamar que el gobierno no hizo nada por liberarlo antes, etc., etc. La situación es muy confusa. Ayer (por el martes), uno de los ideólogos de la campaña de Ricardo Lagos, Claudio Tironi, sacó un gran anuncio en la prensa diciendo que uno de los abanderados de la campaña de Lavín era el juez Garzón, que fue el encarcelamiento de Pinochet y la tozudez de Garzón los que hicieron que mucha gente se alejara de la Concertación y votara por Lavín. Estoy planteando que un triunfo de Lavín sería un gran retroceso, con la pérdida de las libertades democráticas. La devolución de Pinochet, en cambio, representaría para el candidato Ricardo Lagos una suerte de carta de triunfo que podría mostrar el gobierno: entonces podría decir: “Nosotros lo trajimos”. En todo caso, para Sepúlveda, hay un dato evidente: “Las presiones que hizo la socialdemocracia chilena sobre el gobierno de Tony Blair fueron importantes. Se trata, sin lugar a dudas, de una decisión política”.

 

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