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OPINION
¿Cómo “ayudar a Diego”?
Por Diego Bonadeo

¿Quién, desde las redacciones, las jefaturas de noticieros, las gerencias de producción y demás, decidieron que la primera noticia del 2000 vinculada con Diego Maradona fuera que el control de orina que se le hizo en el Uruguay haya dado positivo en la ingesta de cocaína?Esto marca claramente hasta dónde, muchas veces, las noticias no se producen, sino que son producidas. Desde que el propio Maradona asumió públicamente su condición de adicto hace ya varios años y, que se sepa, desde entonces y hasta ahora, jamás reconoció haberse librado definitivamente de esa condición, es absolutamente lógico que los estudios que se le hagan en ese sentido den resultados positivos.Es algo así como si algún hurgador de alcobas detectara un romance entre Martina Navratilova y alguna señora o señorita, y desparramara la especie como sensacional primicia, como si Navratilova no hubiera comunicado públicamente su condición de lesbiana en conferencia de prensa, como para que la dejaran en paz.Está estadísticamente comprobado que enero es un mes diferente de los restantes, en lo que a hechos periodísticos se refiere. Aunque haya sido en enero el asesinato de José Luis Cabezas, y aunque sea en este enero el juicio oral y público a los responsables de ese crimen. Pero los eneros “diferentes”, con más careteos veraniegos que estrenos cinematográficos o teatrales y con más pretemporadas que luchas por un campeonato, no autorizan a nadie, y menos a quienes tienen la responsabilidad de los comunicadores, a la primicia “trucha” o al intento de distracción dirigido a los consumidores gráficos, radiales o televisivos de esos comunicadores.Pero está claro que la plañidera y recurrente cantinela “hay que ayudar a Diego” sigue siendo nada más que eso. Regimientos de periodistas, caretas, advenedizos, ventajeros, caraduras y polizones desfilan por las pasarelas. Y por las vidrieras insolentes de los cambalaches mediáticos para dar su opinión como si fuera autorizada. Es que la “maradonología” que aparece como una ciencia en realidad es un negocio. Como todo lo que circunda y toca el más grande de todos. ¿Quiénes de todos sabemos realmente cómo es eso de “ayudar a Diego”? Que Maradona haya entrado o no manejando su camioneta al estacionamiento del sanatorio de Cantegril en Punta del Este es sólo una anécdota. Que haya o no cargado combustible en el trayecto, también. Y también que haya sido gasoil y no nafta. Si la sala de internación era de terapia intensiva o intermedia, es un dato fundamental para los médicos que lo asisten, pero solamente es una anécdota más en términos de “ayudar a Diego”. La única diferencia es que si está en “intermedia” pareciera que se acortan los tiempos del alta definitiva, y la posibilidad de la nota con Maradona en vivo se vislumbra como más inminente. Más anécdotas, si de “ayudar a Diego” se trata. Porque no se piensa en la cercanía de esa alta como una mejoría transitoria en el estado de salud de Maradona, sino como posibilidad de una nueva historia mediática.

 

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