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PRELLEZO DECLARO Y ACUSO AL EX GOBERNADOR DUHALDE
“Me ofreció una condena y el perdón”

El principal acusado del crimen de Cabezas declaró durante cuatro horas. Dijo que Duhalde le ofreció un acuerdo por el cual él debía incriminarse en el hecho. Cargó contra los horneros y la Bonaerense.

Gustavo Prellezo ratificó durante cuatro horas lo que había adelantado a Página/12 antes del juicio.
Aseguró que el asesinato del reportero fue realizado por “profesionales” al estilo de un “grupo comando”.

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Desde Dolores

t.gif (862 bytes) Perdido por perdido, con la certeza de que su suerte ya está echada, Gustavo Prellezo se decidió a hablar. Ayer, el principal imputado por el crimen de José Luis Cabezas relató su versión de los hechos. En forma pausada, con un esfuerzo evidente por no contar cosas que lo perjudicaran, el ex oficial de la Policía Bonaerense desarrolló durante más de cuatro horas los argumentos que había expuesto a Página/12 en el reportaje exclusivo que concedió antes de comenzar el juicio. Ayer, Prellezo intentó probar que no estuvo en la cava, que no participó del secuestro y que no es el asesino del reportero gráfico. Pero también cargó contra el ex gobernador bonaerense: dijo que, por intermedio de un abogado, Eduardo Duhalde “le ofreció una condena de 16 años y una posterior conmutación” de esa pena a cambio de que mencionara haber visto la cámara fotográfica del reportero y que confesara algún grado de participación en el hecho.
La larga historia que contó, detallando con minuciosidad fragmentos intrascendentes y cayendo después en explicaciones poco verosímiles, apuntó a desacreditar las declaraciones de los imputados José Luis Auge, Horacio Braga, Sergio González y Héctor Retana. Los argumentos de Prellezo pusieron en evidencia las debilidades de la inverosímil versión de “los horneros”, que confesaron que Prellezo los convocó para “asustar a un periodista” pero que el policía se descontroló y terminó asesinando a Cabezas. Ayer, Prellezo aseguró que el secuestro y asesinato del reportero gráfico de Noticias fue realizado por “profesionales” –al estilo de un “grupo comando”–, que fue muy bien organizado y planificado con anticipación. Y adjudicó, con sutileza, a un maniobra conspirativa de la Policía Bonaerense la autoría del crimen.
“Fue hecho con cierta precisión y no dejaron huellas.” Con esa afirmación, Prellezo intentó demostrar que los cuatro muchachos de Los Hornos, a los que definió como “gente de barrio”, no podrían haber realizado el operativo que terminó con la vida de Cabezas. El secuestro fue realizado en segundos, por expertos”, recalcó el imputado, que además enumeró las contradicciones en las que incurrieron Braga, Retana, Auge y González al describir el momento en que interceptaron a Cabezas.
“No dicen la verdad y ocultan a más gente”, acusó después. “Siguen un libreto impuesto por alguien”, añadió. Así atacó a los testimonios de “los horneros”, que lo incriminan como autor material del crimen.
Según el testimonio de Prellezo, la fuerza policial de la provincia aparece como el siniestro protagonista de una operación que fue planeada con anticipación. Ayer negó que le haya pedido a su mujer, Silvia Belawsky, información sobre José Luis Cabezas, y responsabilizó a la Inteligencia de la policía el origen del pedido de informes que la fallecida policía Margarita Formigo realizó en diciembre de 1996. “El pedido de información de antecedentes fue una operación de inteligencia de la Policía, originada en el comisario Torres”, acusó ayer.
Prellezo también insinuó –con estudiada naturalidad– que la noche que asesinaron a Cabezas observó en distintas localidades bonaerenses camionetas de la policía que le parecieron sospechosas. Pero dejó serias dudas cuando explicó que a los cuatro miembros de la banda de Los Hornos los llevó a la costa de vacaciones y que luego los pasó a buscar –el 25 de enero de 1997– porque se habían quedado sin dinero y sin automóvil. Evidentemente, el viaje de Auge, Braga, Retana y González a Valeria del Mar no fue para hacer turismo, sino para cometer delitos protegidos por un policía.
La larga historia que relató Prellezo se resquebrajó cuando contó que el 25 de enero muy temprano a la mañana, cerca de las 8 –en un horario bastante inusual– los “horneros” y él comieron unos choripanes en la ruta. Tampoco resultó muy convincente la explicación que dio del llamado telefónico –como consta en el Excalibur– que realizó a Aníbal Luna lamañana del sábado 25 de enero. Esas fragilidades de su relato, especialmente al inicio de su extensa declaración, cuando se mostró errático y vacilante, no le permitieron despegarse del hecho. Quedó claro que intentaba no salirse del guión preestablecido.
Sin embargo, a medida que fue puntualizando las debilidades de la versión de “los horneros” sobre el crimen, el acecho en lo de Andreani, el secuestro de Cabezas frente a su vivienda, la misteriosa cámara fotográfica que recién aparece en el relato de Braga cuando regresaban de la cava, Prellezo se mostró más seguro. Porque –como muchos abogados confiesan casi en secreto, aunque en público no se atrevan a decirlo– los “horneros” dejaron varios cabos sueltos, verdaderamente burdos, en su versión. El ex oficial de policía de Mar de Ajó los aprovechó y ayer puso en evidencia que las confesiones de los cuatro miembros de la banda de Los Hornos contienen muchas contradicciones.
“Esa cava estaba predestinada por la gente que iba a cometer el hecho.” Esta afirmación de Prellezo volvió a apuntalar la teoría de que la Policía preparó con anticipación y detallada planificación un operativo en Pinamar para matar a Cabezas. La sensación que producía ayer Prellezo es que sabe mucho, que no puede hablar demasiado, y que –claro– tuvo una participación muy cercana en el secuestro y crimen. Ayer, declararon también otros dos imputados Sergio Camaratta y Aníbal Luna. Pero la atención estuvo depositada sobre el ex policía más comprometido en el juicio. Prellezo ratificó que fue presionado para autoincriminarse con la promesa de que su ex mujer, Silvia Belawsky, iba a ser dejada en libertad. Por eso, explicó, se confesó partícipe del hecho en su segunda declaración ante el juez que intervino en la instrucción, José Luis Macchi. Pero la única certeza que dejó su testimonio es que es casi imposible que la insólita versión del Horacio Braga en el juicio oral, que en el secuestro y asesinato sólo participaron los cuatro horneros más Prellezo, sea cierta. Evidentemente, todas las insinuaciones que ayer lanzó el presunto autor material, más las acusaciones directas a Duhalde, a los altos mandos de la policía, dejaron pensando a más de un abogado. Al menos ayer así lo confesaron varios letrados a Página/12, sorprendidos por la coherencia y la fuerza con que Prellezo encaró su defensa.
Informe: Martín Piqué

 

Las explicaciones del “Caballo”

El comisario mayor Oscar Alberto Viglianco (foto) pasó ayer por Tribunales y dejó un manto de sospechas. En la instrucción del caso, Viglianco actuó como jefe de uno de los grupos que actuaban bajo Víctor Fogelman. Cometió serias e increíbles irregularidades como calzarse al cinto el revólver secuestrado en la casa de Martínez Maidana, la presunta arma homicida; comunicarle a la esposa de la víctima que Cabezas había sido asesinado de dos tiros cuando todavía no se había realizado ninguna autopsia. Ayer utilizó los argumentos más extraños e increíbles para explicar su conducta. “Escribí dos tiros porque, observando lo solitario del lugar del hecho –un páramo– pensé que la víctima debía haber recibido más de un disparo, dos, tal vez tres.” Con esta respuesta intentó explicar por qué escribió en un papel –que fue hallado en las cercanías de la casa de Andreani por Diana de Bafiggi– varias anotaciones misteriosas, entre ellas “dos tiros- josé.luis.peor”. Negó además haberle dicho a Cristina Robledo, la viuda de Cabezas, que su compañero había sido asesinado con dos disparos. Y, como si fuera poco, dijo que llevó en la mano la supuesta arma homicida porque no tenía un sobre para guardarla en el momento del allanamiento. Al final de su testimonio salió del Tribunal en un automóvil, a toda velocidad, en medio de los gritos de los padres de Leticia Bellstedt, una joven asesinada en Quilmes en 1996. Viglianco era sospechado de haber cambiado el proyectil con que asesinaron a la muchacha en un restaurant frecuentado por policías.


Textuales

Estos son algunos párrafos de la declaración de Gustavo Prellezo:
ron2.gif (93 bytes)   “Yo soy consciente de que he cometido errores porque me encuentro acá. Yo hice dos declaraciones ante (el juez José Luis) Macchi. En la primera dije que era ajeno al homicidio de Cabezas. Hice una segunda en la cual me incriminé. Esa declaración la desdigo totalmente.
ron2.gif (93 bytes)   “En esa declaración, desde la gobernación de la provincia de Buenos Aires me propusieron que se iba a liberar a la madre de mi hijo si admitía una participación en el hecho y que vi la cámara fotográfica en cualquier circunstancia, y aceptaba nombrar a Yabrán y los periodistas”.
ron2.gif (93 bytes)   “En mi declaración admití una participación como instigador, por odio al comisario Gómez; a pesar de que no es una persona de mi simpatía, eso no justifica una muerte”.
ron2.gif (93 bytes)   “Yo cumplí, pero a mí no se me cumplió. En un momento se le dio una excarcelación a mi mujer, yo pensé que se iba a hacer lo que me habían prometido. No fue así”.
ron2.gif (93 bytes)   “En diciembre de 1996, Auge me pidió si le podía conseguir algo barato para la costa. Eran 4 personas, con ciento veintipico pesos cada uno”.
ron2.gif (93 bytes)   “Admito como un error haber traído esta gente a Pinamar, que fue el comienzo de mi padecimiento y de muchos otros.”
ron2.gif (93 bytes)   “Entiendo la presión que existe sobre el Tribunal de dejar un hecho impune.”

 

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