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Por Luis Vívori La popularidad extrema suele estar en las antípodas del prestigio. Arturo Puig, factotum de Grande Pa que llegó a acariciar los 60 puntos de rating hacia mitad de la década pasada, sufrió en carne propia esa ecuación, aunque su cuenta bancaria no haya sabido de críticas. Sin embargo, cree que desde hace un par de temporadas las cosas están cambiando. Los periodistas, me parece, están juzgando al actor por el trabajo y no por el lugar de donde proviene, supone al analizar el cuadro de situación. Tal vez por estas cuestiones, pensó mucho antes de aceptar un proyecto televisivo. En consecuencia con ese razonamiento, desechó el fácil camino de la comedia de éxito y asumió algunos riesgos. Venía de abordar en teatro Cristales rotos de Arthur Miller y Rompiendo códigos, por la que ganó el premio ACE como mejor actor cuando Adrián Suar lo llamó para un papel en Primicias. Luego de dos semanas del programa en el aire, Puig dice que está satisfecho de haber aceptado un papel dramático y reconoce que todavía el producto no cumplió con sus expectativas de rating. En la ficción, compone a un casi siempre trajeado jefe de noticiero, cínico y canchero.¿Primicias se plantea ser fiel a la realidad? Sí y no. Tratamos de que los lugares en los que trabajamos, como el diario o el canal de televisión sean lo más parecido a la realidad. Pero también es cierto que es muy difícil profundizar las noticias, porque antes de eso están los sentimientos de las personas que ejercen el periodismo, que es lo que más interesa en el programa.¿Priorizan el costado humano porque llegan tarde a las noticias?Es que el programa no puede pretender ser fiel a lo que pasa en la realidad. Por un lado, no llegaríamos jamás a cubrir las noticias, por una cuestión de tiempo de grabación y, por otro, la intención no es ésa. Esto no significa que no rocemos ciertas noticias de actualidad, pero siempre poniendo la cámara en el lado de atrás, desde el punto de vista del que la cubre y no de la noticia en sí. A veces es interesante el detrás de las noticias.¿No cree que el mundo de los periodistas que presentan está hecho de estereotipos?No estoy muy de acuerdo con eso. Estuvimos en redacciones y vimos muchas de las cosas que se reflejan en el programa. Tal vez la edición de la información no deja ver algunas cosas que pasan en ese mundo. También es cierto que la ficción va un poco más allá que la realidad porque reflexiona sobre ella. En todo esto lo fundamental es que funcione lo dramático. Los tiempos de una ficción nunca son iguales a los de la vida cotidiana. Un tema de actualidad insoslayable en el mundo del periodismo es el fenómeno de los multimedios. ¿De qué forma lo van a tocar en Primicias? Todavía no tengo claro cuándo se va a mezclar en la historia, pero supongo que va a suceder. De hecho ya sucedió, muy sutilmente, cuando a mi personaje lo llamaron del directorio presionando por una decisión que tuvo que tomar. Mi intuición es que con el correr del tiempo se va centrar más en los conflictos entre los miembros de la trama.Por el plantel de actores, numeroso y de alto cachet, la presión por conseguir un alto rating para recuperar la inversión debe ser importante.En lo personal confío en el producto que hacemos. Es un programa que se va a terminar imponiendo en su franja horaria. Por otro lado nunca se habló de rating, aunque siempre supimos que íbamos a tener una competencia fuerte. Creo que para una tira diaria, tiene un despliegue que parece más de un unitario.Parece que los programas de Suar son ilevantables. ¿Cuál sería, de todos modos, el rating deseado una vez terminado el verano? No sé si los programas de Suar son ilevantables. Pero pienso que en esta oportunidad vamos a levantar en rating. Tendríamos que estar entre los 20 y 25 puntos de promedio y calculo que lo lograremos en un mes. Hay que tener en cuenta que una parte de la audiencia potencial del programa está de vacaciones, y habrá que esperar su regreso. En la calle todo el mundo me empezó a hablar del programa.¿Qué balance hace del conflicto por el cual los actores boicotearon a determinado tipo de programas, para defender los espacios de ficción?Pienso que haber terminado con la idea de que el conflicto era por tiempo indeterminado fue una decisión correcta. Pienso, también, que la medida fue buena y necesaria, porque el recorte de ficción en la televisión es evidente.Pensando en lo particular que es su gremio, que tiene a muchos actores sin trabajo y a algunos otros ganando cifras muy importantes, ¿no se pensó en implementar una especie de impuesto para los privilegiados que colabore con los desempleados?Bueno, vale aclarar que la lucha surge, entre otras cosas, a partir del derecho del intérprete, es decir cobrar por el derecho a la imagen. Muchos canales pasan programas viejos y los actores no cobran un centavo por su participación en ellos, y la gente esto no lo sabe. Esto es algo que en otros países no pasa y a muchos actores les serviría para vivir. Una propuesta que hice en su momento fue que se aumentara el cachet de los actores que van a programas del tipo talk shows y que la mitad vaya, como un impuesto, a la obra social de los actores. Que viene a cumplir con la idea de fondo de desempleo, o por lo menos para poder resolver los casos más inmediatos. Los canales contestaron que uno está libre de pedir lo que quiera para ir a un programa, y ellos dirán que sí o no. Es decir, que haya juego libre de oferta y demanda, pero con la legislación correspondiente. Con respecto a la cultura en general, ¿qué materias pendientes debería asumir el nuevo gobierno?En realidad todas, porque en materia de cultura el gobierno de Menem tuvo un cero. No se hizo nada, más bien todo lo contrario. No creo que haya sido una buena gestión, y la corrupción fue total en todas las áreas. Con respecto del nuevo gobierno, debo decir que en primera instancia lamenté que vetara la ley de radiodifusión (RTA). Un país en serio debe tener un canal en serio. Espero, de cualquier modo, que el Gobierno pueda sanear ATC. Tengo esperanzas de que haya de una vez por todas una política cultural, algo que casi nunca hemos tenido en la Argentina.
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