Si
el tema de moda es el éxodo industrial a Brasil, una conversación con Bernardo Kosacoff,
máximo especialista de la Cepal en cuestiones fabriles, ayuda a entender las razones de
ese fenómeno y, también, hacia dónde va, además de situar al gran vecino (o vecino
grande) en la dimensión que merece. Hay preguntas inevitables: ¿el Mercosur es un
anzuelo para atraer industrias, o sólo sirve para regalarles el mercado argentino a
plantas que se radican en Brasil? ¿Este es un juego de suma cero: lo que pierde la
Argentina lo gana Brasil? Los siguientes puntos pueden servir para comprender algunos
aspectos del caso.u El éxodo no es un fenómeno nuevo. Viene ocurriendo desde hace
tiempo. Sólo que ante la recesión y el alto desempleo que sufre la Argentina, la
emigración de empresas provoca un impacto mayor.u Desde hace más de veinte años (es
decir, de Martínez de Hoz para acá) fue muy escasa la creación de empresas
industriales, sobre todo en los sectores modernos y dinámicos (que son los de alto valor
agregado, uso más intensivo del conocimiento y una mayor base científico-tecnológica).
Mucho más fuerte fue la tasa de cierre o emigración de industrias. Las firmas
industriales que permanecieron en pie son las asociadas a la producción de bienes de base
primaria o de insumos.u El desembarco masivo de las transnacionales, casi siempre a
través de la absorción de empresas locales preexistentes, buscó apropiarse de
posiciones de mercado, sin que les interesara el desarrollo de capacidades productivas en
el país. En la elección de las empresas a absorber privilegiaron las redes de
comercialización y distribución, e incorporaron equipamientos de última generación
para el ensamblaje de productos a partir de la importación de insumos y partes, y no a
través de la generación de tramas productivas que desarrollasen redes de proveedores
locales. Esas multinaciones no estaban fascinadas por las capacidades tecnoproductivas de
las plantas que compraban, sino por sus marcas de primera línea y por su conocimiento de
la idiosincrasia del consumidor argentino.u Todas las transnacionales tienen productos
mundiales, pero ninguna de las 400 que operan aquí produce ninguno de éstos en la
Argentina. Cuando sus filiales en el país se presentan en las licitaciones internas que
realizan esas corporaciones, nunca aprueban el examen. Por varias razones, la Argentina no
es vista hoy como un lugar adecuado para encarar un verdadero proceso productivo.u Al
mismo tiempo, las multinacionales sienten que deben estar presentes en el Mercosur. Aunque
la suma de sus ventas en la Argentina representa sólo el 0,7 por ciento de la suma de las
ventas de sus matrices, sumándole Brasil la proporción salta más allá del 3 por
ciento, permitiendo ganancias de escala y de especialización. Ese porcentaje es
significativo, sobre todo pensando que a las transnacionales les basta, para operar en
estos mercados, con los conocimientos que ya generaron. No tienen necesidad de descubrir
nada nuevo o específico. u Así las cosas, el Mercosur enfrentó su mayor crisis un año
atrás con la devaluación del real que, contra lo que suponían los economistas, no fue
devorada por un rebrote inflacionario. Por tanto, en términos de precios, Brasil se
volvió más competitivo. Pero también es más atractivo para las industrias porque tiene
un mercado mucho más grande que el argentino (entre tres y cuatro veces) y porque en
muchas áreas ostenta un desarrollo fabril más sofisticado. u Además de la devaluación
del real, el Mercosur sufrió por primera vez la simultánea caída en recesión de sus
dos socios mayores, siendo el nivel de actividad la variable que más impacta en el
comercio mutuo.u Para cualquier empresa, estáticamente, hoy la localización en Brasil le
asegura menores costos (en dólares), un entorno productivo más propicioy la inmediatez
al mercado más grande de la región. Pero, dinámicamente, no es una situación que pueda
mantenerse en el largo plazo.u El mercado argentino será pequeño, pero, aun así, es el
segundo cliente para las exportaciones brasileñas, y el primero para las industriales.
Esto le abre a la Argentina un gran espacio de negociación política y económica con su
socio. Mirando el largo plazo, tampoco a Brasil le conviene que todas las industrias
abandonen la Argentina para radicarse allí. Esto destruiría el interés argentino por
mantener el Mercosur. Respecto de la industria automotriz, por ejemplo, es muy difícil
prever un régimen sectorial que incluya una alta protección externa común si toda la
producción termina radicada en Brasil. Por eso, a éste también le conviene que una
parte proporcional de la industria esté situada en la Argentina.u Como el sistema de
precios da una visión estática y de beneficios microeconómicos (empresarios), es
necesaria una concertación entre los gobiernos y los industriales para evitar que las
decisiones micro que hoy toman las compañías se vuelvan contraproducentes, incluso para
ellas, en el largo plazo. u Un dato relevante es que en esta recesión simultánea de la
Argentina y Brasil no hubo, a diferencia del pasado, ninguna reacción de las
exportaciones hacia el resto del mundo que compensase la caída en la demanda interna.
Ello fue así por la caída en los precios mundiales, pero también y es lo más
importante porque ninguno de los dos países tiene una base productiva nueva ni
sectores modernos con capacidad competitiva a nivel internacional, especialmente en los
sectores de mayor valor agregado. Las exportaciones del Mercosur se volvieron más
primarias. Antes de esta crisis, la Argentina sólo exportaba productos de mayor valor
agregado a Brasil, y cuando éste dejó de comprar, esas exportaciones no pudieron
reorientarse. Y a Brasil, aunque en medida algo menor, le pasó algo parecido. Tanto la
Argentina como Brasil están concentrados en sectores no dinámicos. Es cierto que, con la
devaluación, Brasil ganó competitividad, pero no mejoró su perfil productivo, y que la
Argentina está aún peor porque tiene los dos problemas: baja competitividad y mal
perfil. El Mercosur debería servir, por eso, para que las dos economías procuren
aprovechar el proceso de integración para avanzar en sectores industriales más
sofisticados, que son los que crean empleos mejor pagos.
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