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POR LA PARALIZACION DEL PAIS
Ecuador militarizado

Los indígenas amenazan tomar la capital del país, mientras la oposición parlamentaria apoya la dolarización.

Una escena de los disturbios en la capital ecuatoriana.
Con la dolarización, los salarios valen poco más que U$S60.

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El País de Madrid
Por Juan Jesús Aznárez
Enviado especial a Quito

t.gif (862 bytes)  La anunciada “toma” de Quito a partir de hoy, la creación de plataformas que llaman a la desobediencia civil y la indefinida paralización del país, medidas promovidas por los indígenas ecuatorianos para forzar la caída del gobierno de Jamil Mahuad, no son secundadas por la oposición parlamentaria. Contraria a las políticas generales del Ejecutivo, la oposición apoya sin embargo la “dolarización” de la economía decretada a principios de semana por el gobierno, puesto que la considera imprescindible para salir del atolladero. La irritación de la ciudadanía de menor capacidad adquisitiva es, mientras tanto, notable y justificada. Los salarios de la mayoría de los ecuatorianos son mínimos, apenas 61,7 dólares al mes, después del cambio fijo establecido por el gobierno: un dólar por 25.000 sucres. Esa cotización por decreto desencadenó de inmediato un movimiento especulativo y el encarecimiento de la canasta familiar. En los mercados de Quito, los precios han subido hasta un 35 por ciento y el cúmulo de penurias, consecuencia de los sucesivos fracasos de éste y anteriores gobiernos, afecta a la mayoría. Sonia Araujo, secretaria en un ministerio, fue a comprar los útiles escolares de sus hijos y los encontró tres veces más caros. “No me toca más que mandar una justificación al colegio explicando lo que pasó y pidiendo, por favor, que me esperen hasta el fin de mes”. El grueso de los ecuatorianos pugna por adaptarse al progresivo abandono del sucre y las Fuerzas Armadas por evitar los previsibles excesos callejeros de los próximos días. Con la capital del país militarizada para impedir que la masiva entrada de manifestantes de las distintas etnias nacionales cause desórdenes graves e impida el programado discurso a la nación de hoy del presidente Mahuad, la movilización de los indígenas (un 30 por ciento de los 12 millones de ecuatorianos) almacena alimentos e infraestructura para una lucha larga. El ‘parlamento’ al frente de las protestas indígenas, presidido por el arzobispo de Cuenca, monseñor Alberto Luna y el activista Antonio Vargas, así como otras plataformas paralelas que niegan legitimidad a los poderes del Estado, fueron descalificadas por León Febres Cordero, ex presidente del gobierno y actual alcalde de Guayaquil. “Ahí veo unos cuantos payasos presidiendo estos parlamentos. Aquí hay un solo parlamento, que es el que nace de la Constitución. El resto son mamarrachadas y ridiculeces (...) Los curas a sus iglesias y los idiotas al manicomio”. “Cincuenta mil muertos podría costar la toma de Quito”, declaró ante una concentración de taxistas Walter Ortega, delegado en la región Litoral de la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (Conaie). Según sus cálculos, un millón de indígenas ocuparán Quito en exigencia del poder político y su represión a tiros puede significar la muerte del 5 por ciento de ellos. Más ajustado a la realidad parece el escenario anticipado por varios analistas: concentraciones pacíficas durante varios días, acompañadas por focos violentos, y el progresivo regreso a la normalidad si el gobierno de Mahuad consolida la “dolarización” y supera la ineptitud y circunstancias que obligaron a ejecutar esta desesperada medida.

 

 

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