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Por Felipe Yapur Pilar no es un
municipio cualquiera. En la plaza 12 de octubre, la principal de la ciudad, puede verse
pasear a rubias señoras que lucen tostados de piscina de country, mientras empujan casi
distraídamente los cochecitos de sus bebés. También rubitos y tostaditos. Como
contrapartida, están también aquellas señoras que buscan una sombra para comer el
sandwich antes de volver al trabajo. Viven en el mismo municipio, pero son mujeres de
mundos dispares. Y sin embargo tienen un reclamo común, la urgente necesidad de que
Pilar sea como Escobar: segura y limpia. Atento y veloz, el intendente local, Sergio
Bivort, ideó la puesta en marcha de un cuerpo de seguridad compuesto por policías
retirados pero armados, que tendrán a su cargo la custodia de algunos lugares públicos.
Este grupo de tareas será monitoreado por Bivort, un político que surgió del riñón
del ex comisario e intendente de Escobar, Luis Patti.Bivort, frente a Página/12, no negó
la especie, pero intentó bajarle el perfil. Primero aseguró que los vigiladores
armados sólo custodiarán el cementerio, el polideportivo y la plaza principal.
Después dijo que todavía era un proyecto, que no estaba escrito ni se había presentado
nada al Concejo Deliberante. Finalmente sostuvo que en caso de ponerse en práctica,
no serán más de diez los vigiladores y todos tienen que ser policías retirados con
permiso de portación de armas. Y el sueldo saldrá de la Municipalidad. Lo que se
olvidó de agregar el intendente es que los vigiladores nocturnos, además de portar
armas, tendrán a modo de compañía y como otra arma, un perro adiestrado como
guardián.Su propuesta es muy similar a lo que en su momento Patti quiso imponer en
Escobar.No. No tiene nada que ver. Además le aclaro una cosa, yo no soy policía.
No soy policía, soy sólo un intendente que quiere que los vecinos vivan tranquilos.Más
allá de la excusa, el proyecto del intendente no es original. La primigenia idea surgió
a mediados de 1999, cuando el intendente de Escobar anunció la formación de piquetes
armados ante los problemas de inseguridad que, según él, vivía su municipio.
Convocaremos a policías retirados, empleados municipales y a vecinos para hacer un
control de la seguridad del distrito, decía Patti a manera de presagio de lo que
hoy propone Bivort. Quien no oculta la admiración que siente por el ex subcomisario:
Nunca Pilar tuvo un policía como Patti. Vivíamos seguros, recuerda el
intendente y sus ojos brillan.Fue en 1990 que Bivort conoció a Patti, cuando éste estaba
detenido acusado de torturar dos detenidos. Fui a darle mi solidaridad como un
vecino más. Pero después se olvidó de mí, dice Bivort con cierta resignación.
Pero agrega: Tuve que hacerle acordar cuando hablamos de mi candidatura. Ahora
Patti recuerda su apellido, sobre todo luego del triunfo por 45 por ciento de los
votos.Hoy el responsable de Seguridad en la provincia es el ex carapintada Aldo Rico, por
quien Bivort también reconoce cierta admiración: La política de Rico es mucho
mejor que la de (León) Arslanian. Pero al parecer el embetunado ministro no puede
proveerle los efectivos policiales y las patrullas que Pilar necesitaría. Entonces
surgió la idea de esta especie de grupo de tareas rentados por el municipio. La
policía no puede estar en todo lados, entonces pensamos en convocar a policías
retirados, dice para justificar su propuesta este hombre de 34 años, casado, con
dos hijos, y que en su temprana juventud creyó que su vocación estaba en Dios y durante
tres años estudió para sacerdote en un seminario católico. Luego, y sin abandonar sus
creencias, ingresó a la Universidad Católica Argentina donde egresó como abogado.
Todos tenemos algo de santo y de diablo en el cuerpo, dice Bivort de estas dos
profesiones que él considera disímiles. El intendente no está solo en su cruzada contra
la violencia. Si mejora la seguridad de Pilar, y logra que la ciudad se parezca cada
vez más a Escobar, juro que hasta pago los impuestos, sostiene María, quien se
autodefine como peluquera, independiente desde que la despidieron del salón
de belleza de la terminal de colectivos. Por eso lo voté, estoy harta del despiole
que era el gobierno de los peronistas, insiste María sin imaginarse que coincide
con Lourdes, una treinteañera rubia, tostada, dos hijos, marido empresario, que vive en
uno de los tantos countries que pueblan la geografía pilarense. En el country como
en los hipermercados se puede andar tranquila, porque hay seguridad privada. Pero en las
calles no. Este señor (por Bivort) dice que mejorará la seguridad. Espero que sea así;
mi marido y yo lo votamos, dice y sigue andando por los caminitos de la plaza
mientras le pide a Blanca su empleada que cuide a los chicos mientras
busco la camioneta.Cuando Bivort se entera de lo que dice la calle, ríe. Ríe y se
recuesta en la poltrona de su despacho de intendente donde luce dos grandes fotos de Juan
y Eva Perón y hasta una bandera justicialista: Siempre fui peronista. Nunca lo
oculté. Pero quiero aclarar una cosa, cuando me postulé para intendente no prometí
nada. Pero si apoyan mi gestión y mis ideas, en buena hora. Yo lo que pretendo es que el
vecino, tanto de un country como de un barrio cualquiera, viva tranquilo y nadie los
moleste.
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