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Por Felipe Yapur Como casi cada mañana desde que asumió como vicegobernador, Felipe Solá y su esposa, María Teresa Hernández, suelen subir al helicóptero "El Bonaerense" que los traslada a la Legislatura de La Plata. Mientras vuela, Solá hace gala de una de sus pasiones: la geografía. Con el índice señala cada detalle del territorio bonaerense que recorre la nave. Su esposa lo mira y exclama: "A Felipe le encanta y vuelve locos a nuestros chicos con sus explicaciones". Ambos sonríen. Poco después, en su despacho, Solá dirá que "la disputa entre Carlos Menem y Eduardo Duhalde es secundaria y personalista", porque la fuerza del PJ está en los gobernadores: "Allí reside la movilización del justicialismo", asegura. En cuanto a los ministros de su gobernador, Carlos Ruckauf, sostiene que el más incomprendido es Aldo Rico, de quien dice que "es un dogo al que hay que amaestrar". Por último, y casi sin sorprender, anuncia con tibieza "voy a ser gobernador". --Usted se mostró contrario a la disputa que llevan adelante Duhalde y Menem. ¿Por qué? --(Irónico) Ellos nunca me hicieron caso. Creo que si la oposición peronista quiere ser un conglomerado de facciones que incluya una lucha entre Duhalde y Menem por motivos casi personales, pasaremos a ser una oposición dispersa, poco seria y poco creíble. Creo que es mejor el esfuerzo que están haciendo los gobernadores como Ruckauf, De la Sota y Reutemann. Y que, si suman otros gobernadores, se sienten con el Presidente las veces que sea necesario para ayudar a que las cosas vayan mejor. Tenemos que poner el hombro, pero también dar debate y admitir el derecho del Gobierno a equivocarse o no. --¿Por qué permitir que el Gobierno se equivoque? --El razonamiento no es evitar a cualquier costo que lo haga. En primer lugar nuestra interpretación es que hay una cuota de esperanza muy fuerte por el nuevo gobierno. En segundo lugar, no podemos negar que el gobierno anterior dejó problemas de tipo financieros concretos. Podemos discutir cuánto es el déficit. Pero creo que la herencia no fue tan grave. Creo sí que en lo económico tenemos un problema serio de recesión. Si admitimos que éste es el tema de fondo, los demás son menores como lo de Menem y Duhalde. Yo creo que hay que poner el hombro ahora, Ruckauf piensa igual y lo está llevando adelante. --Pero a la vez también piden buen trato en su gobierno. --Sí. Pero me parece que es más importante lo que pasa en el gobierno nacional que lo que pasa acá, y sin desmerecer lo que pasa con nuestra oposición. Ruckauf tiene la convicción que si hay una luna de miel entre buena parte de la población y el nuevo gobierno, lo que hay que hacer es que haya (riendo) procreación. Esto sirve para pensar que la disputa del 2001, en lo legislativo, beneficiará al que mejor gobierne. --Sin embargo, hay muchos que ya están en campaña, por ejemplo Ruckauf, José Manuel de la Sota y Carlos Reutemann. --Ellos no hablan de eso. Tienen un acuerdo de trabajo común hasta el día en que los caminos se separen. Y que seguro se van a separar. Lo que pasa es que tienen un acuerdo muy inteligente. --¿Este acuerdo se repite entre usted y Ruckauf? --No. Ahí hay dos cosas que decir: Ruckauf anunció que está cuatro años en la provincia, después se va a la presidencia o a su casa. Además en la medida que se lo ayude a gobernar va a dejar libre juego... El propio Solá interrumpe el reportaje: "No quiero dejar de oír esta chacarera", dice antes de levantarse y acercarse al equipo de música desde donde brota la voz de Peteco Carabajal. Levanta el volumen y agrega: Me encanta el folklore, pero del bueno. Desde el punto de vista de la fuerza propia es muy importante tener un proyecto nacional en la provincia. Tener un proyecto nacional, es proyectar la figura de Ruckauf como candidato a presidente. Es un norte para las fuerzas propias, le da un sentido superior al trabajo que se haga. --Está bien, pero ustedes triunfan en una provincia que tiene al duhaldismo. ¿Se adaptaron a convivir con ellos? --Primero, hay una coincidencia estratégica entre Duhalde y Ruckauf que obviamente exige un desafío de convivir, pero en todo lo que significa el manejo del Estado, Duhalde no se mete. Además, a muchos les dijo que su candidato es Ruckauf. De todas maneras no descarto que siga siendo un político muy importante en la provincia. --Usted habla de hacer política a largo plazo, ¿esta estrategia incluye el "hacerse el boludo", como dijo hace un tiempo? --Yo me meto en todo, tomo partido y soy un calentón. Pero ya aprendí que uno no debe meterse en todo y no tratar de estar en todos lados. Ese fue el origen de esa frase. Y digo algo más: o el gobierno de Ruckauf está movilizado en el medio de una crisis o no tiene destino. No puede ser un gobierno rutinario que está esperando a ver qué pasa con De la Rúa. --Pero un gobierno movilizado necesita leyes. Y es aquí donde usted juega un rol importante frente a una Legislatura copada por la oposición. --Bueno, hay leyes que tienen que llegar desde el Ejecutivo que son necesarias para gobernar y que tienen que ver con la transformación del Estado, que será delicada porque el Estado provincial no está modernizado y muy poblado. A pesar de que hicimos grandes ahorros en el primer mes, el desafío es hacerla sin desocupación. --Cuando Rico amenazó a periodistas, Ruckauf reaccionó duramente. Usted fue condescendiente. Se esperaba que la reacción fuera al revés. --Yo no asigné a las palabras de Rico peligrosidad. Mi sensación es que Rico no es un tipo peligroso. Ahora bien, yo admito que me puedo equivocar, porque "las palabras matan o salvan", sobre todo si provienen del ministro de Seguridad. De todas formas, me parece que Rico tiene un pésimo manejo de la comunicación. Esa rigidez personal, puede ser una limitación muy grave para Rico. Esa falta de sensibilidad, la vida no es como Rico cree que es. Yo lo veo trabajar mucho. A mí no me pareció que los fotógrafos tenían que sentirse amenazados pero si así se sintieron, el equivocado entonces soy yo. --¿Usted dice que Rico tiene una actitud equivocada? --De dogo. Una actitud de dogo. (Riendo) Cara de rrope. --¿Ese es el perfil para un ministro que tiene a su cargo un tema tan sensible como es la seguridad? --Su estilo lo obliga a ser mucho más eficiente. Porque de lo contrario no va a ser un ministro más, sino uno con muchos problemas. --En el caso de que hubiera sido gobernador ¿lo habría convocado? --No, yo hubiera buscado otro. Yo me crié en el campo y allí los caballos que le andaban a unos no le andaban a otro. Eso era muy común entre paisanos. No es una comparación demasiado feliz... (ríe). Es una forma de decir que cada uno se relaciona con quien puede. Pero Rico hace las cosas difíciles. (Riendo e imitando la voz de mando) Como decía un policía pesado: usted no está colaborando, Rico. --Más allá de la imagen de Rico, el gobierno de ustedes retrocedió en seguridad, sobre todo con la que implementó Duhalde. --Es un riesgo y un desafío lo que estamos haciendo. Pero si hay un problema de seguridad muy serio y la policía no tiene protagonismo, no lo resolvemos. Además, es necesario incrementar los controles civiles sobre la policía. Con Ruckauf tenemos pensado que el comisario sea designado a sugerencia del foro de seguridad y el intendente, y que pueda ser removido por los que lo presentaron. La idea es mayor control sobre la policía. --Se habla de política a largo plazo, pero se cambia una reforma policial que tiene muy poco tiempo. --Creo que esto que se hace ahora se lo pudo hacer gracias a la gestión de (León) Arslanian. Con la maldita policía y su cúpula sospechada y comprobada de lazos con lo peor de la delincuencia, las drogas, el tema de la AMIA, etcétera, hubiera sido imposible la designación de Rico, en cambio con la modificación que hizo Arslanian, con la limpieza, las cosas cambiaron y no hay vuelta atrás. --¿Cómo analiza las innumerables denuncias que la Alianza lanza en contra de Víctor Alderete y María Julia Alsogaray? --Eso tiene un riesgo, que sea un linchamiento público anticipado y que después el cúmulo de pruebas no sirva para tener lo que se supone: un éxito para la prensa y la justicia que es comprobar esos hechos. --¿Cómo es su relación con Ruckauf? ¿Hay tirantez? --No. Nosotros hablamos mucho más de lo que parece. Creo que Ruckauf quiere que le digamos lo que pensamos, por lo menos yo. --¿Va a ser candidato a gobernador? --Está en mis planes. Pero no siento un mandato ni la obligación de que mi carrera se corone así. Creo que en el 2003 el candidato debe ser el mejor, el que pueda ganar y creo que soy uno de los que debo competir, pero cuando llegue el momento contestaré si la peleo o no. Esto de sentir mandatos anticipados y ser el candidato natural (ríe) no va. Hay algunas pruebas al canto en la provincia de Buenos Aires, y es mejor que sea así.
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