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EN LAS BUROCRACIAS PROVINCIALES LO IMPOSIBLE TODAVIA ES POSIBLE
Dónde trabajar 6 horas y hacer la siesta

Oscar Oszlak, especialista en Organización Pública, describe para Página/12 en esta entrevista la caótica estructura laboral del sector público, cuando el gobierno nacional pretende reformarla con un polémico proyecto. Pero lo real es que hoy el grueso del empleo estatal está en las provincias. ¿Alguien puede arreglar esto?

Oscar Oszlak, ex subsecretario de la Función Pública.
La precarización laboral no es exclusiva del sector privado.

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Por Julio Nudler

t.gif (862 bytes)  --¿Tan mala es la situación de los trabajadores en el sector público que los empleados públicos parecen privilegiados?

--No hay duda de que ante la flexibilización laboral y el deterioro de las condiciones de trabajo en el sector privado, si al mismo tiempo no cambia la situación laboral en el sector público, éste pasa a ofrecer condiciones de privilegio. Pero también hubo retrocesos o cambios en el sector público: muchas provincias, por ejemplo, eliminaron bonificaciones y adicionales, lo que implicó reducciones salariales.

--¿De qué magnitud?

--Alrededor de un 20 por ciento en promedio, desde un 6 o 7 por ciento en los niveles más bajos, hasta un 25 por ciento en los más altos. Además, en los convenios laborales o en las leyes marco que se han dictado en los últimos tiempos se redujeron licencias, vacaciones y otros beneficios.

--¿Quién paga peor: la empresa privada o el Estado?

--Si uno superpone las curvas salariales, encuentra que en los niveles inferiores del empleo público los valores son mucho más favorables que en los niveles más altos. En el sector privado, la relación entre puntas de la escala salarial puede ser de 1 a 30, mientras que en el sector público difícilmente exceda de 1 a 10. Pero, al mismo tiempo, los salarios de base del sector público, que tiene curvas remunerativas muy achatadas, están claramente por arriba de los que paga el sector privado. Ahora bien, desde el nivel en que las dos curvas se cortan, la del sector privado se empina mucho más pronunciadamente. Por tanto, como la mayor parte de los empleados está en los tramos inferiores, el sector público podría hipotéticamente adoptar una curva salarial parecida a la del resto del mercado sin variar su costo laboral total.

--Quiere decir que el Estado remunera relativamente mejor el trabajo no calificado que el calificado.

--Correcto, aunque en los últimos años ha habido correcciones importantes con la introducción del Sinapa y de regímenes como el de los cargos con funciones ejecutivas, todos sometidos a concurso.

--¿Dónde está hoy, realmente, el problema del empleo público?

--En las provincias. El empleo público provincial tiene hoy cerca de 1.400.000 puestos de trabajo. En 1950 la relación entre empleo público nacional y provincial era de casi 2,5 a 1 (había 3,04 empleados públicos nacionales por cada 100 habitantes, mientras que en las provincias había 1,25). Hoy la relación no sólo se ha invertido, sino que la diferencia se acrecentó. La relación es de 4,5 a 1. En la provincia de Buenos Aires hay 2,3 empleados públicos provinciales por cada 100 habitantes bonaerenses. En La Rioja hay casi 10. El promedio de esos porcentajes provinciales da casi 5. Y esto sin incluir los empleados de los municipios. Más allá de las transferencias a las provincias de los servicios de educación, salud y vialidad, el empleo público creció un 16 por ciento en los últimos siete años en las provincias.

--También hay fuertes diferencias en la composición de ese empleo...

--Pero, por otro lado, un 60 por ciento de los empleados del sector público nacional son fuerzas armadas y de seguridad. No sólo se redujo extraordinariamente el empleo nacional en los últimos diez años, sino que la naturaleza de las tareas cambió totalmente. De funciones ejecutoras en la producción de bienes y en la prestación de servicios, se pasó a funciones reguladoras, planificadoras, y hay un pequeño aparato de ciencia y tecnología.

--Todo esto significa entonces que una ley nacional sobre el empleo público no tendrá efecto directo alguno sobre la verdadera masa de empleados públicos, que está en las provincias.

--Es así, pero el Estado nacional está buscando influir a través de otros mecanismos, como pactos con los gobernadores, induciendo bajas en los sueldos de los legisladores y de los jueces, por ejemplo, que suelen ser muy superiores a los que paga el Poder Ejecutivo de cada provincia. Además hay grandes diferencias de dotación. Hay legislaturas como la rionegrina, que tiene unas 800 personas, mientras que la de San Juan, con una población similar, sólo tiene 300.

--¿Es real que las condiciones laborales son hoy mucho más favorables en el sector público?

--Sin duda. En general, las provincias tienen jornadas que no superan las seis horas, para nada comparables con el extenso horario de una cajera en un supermercado. En Mendoza la jornada es de cinco horas. En muchas provincias la administración pública tiene un horario corrido matutino, por ejemplo de 7 a 13, pero los empleados vuelven después de la siesta y trabajan un par de horas más, que cobran como extras, formando parte de un plus salarial que no es obligatorio para el Estado provincial. Por eso lo están eliminando en varias, dentro de un corte generalizado de beneficios.

--¿Y en la Nación?

--En general la jornada no es inferior a las ocho horas. Además, tengo entendido que se acordó limitar a 30 días la licencia anual ordinaria porque las había más largas, dependiendo de cada régimen. En el caso de los docentes, que hoy dependen de las provincias, por lo general cada uno tiene más de un puesto. El promedio es de 1,7 nombramiento por cada empleado, dato que hay que tener en cuenta cuando se habla del salario docente, que en sí mismo es el más bajo.

--¿De qué orden son los desniveles salariales?

--En todos los casos los sueldos más bajos son los del Poder Ejecutivo, pero dentro de éste hay situaciones muy diferentes entre provincias. En unas el salario promedia 1200 pesos, y en otras la mitad.

--¿Esto guarda relación con el nivel de riqueza de cada provincia?

--No necesariamente. Neuquén y Río Negro, por ejemplo, son dos provincias contiguas, cuya población se concentra en el Alto Valle. Sin embargo, los salarios neuquinos son superiores en un 50 por ciento a los salarios rionegrinos, en promedio. Una constante que puede encontrarse en todo este sistema son las tremendas inequidades que existen, verticales y horizontales, entre provincias, entre poderes, entre regímenes.

--¿La única manera de arreglar esto sería desarmar todo y empezar de nuevo desde cero?

--Creo que, en primer lugar, hay que ordenar la curva salarial, con pisos y techos, y contemplando la situación existente en el resto del mercado. Hay que procurar incentivar una carrera profesional en el sector público, aunque no en las mismas condiciones del sector privado porque en todo el mundo los cargos altos en la administración pública ofrecen sueldos menores a los que se ganan en la actividad privada. Lo normal hoy es que en ésta los empleos sean mucho menos estables.

--¿Existen alicientes a la productividad?

--Lamentablemente no existen en general premios a la productividad en el sector público. La excepción son los entes tributarios, donde se mide la productividad por la recaudación, aunque se trate de un indicador muy mentiroso. Muchas veces la recaudación sube porque hay reactivación o porque se decidió aumentar las tasas. Cualquier empleado del Ministerio de Economía cobra por extensión un plus ligado a la recaudación, aunque barra el piso, lo cual no constituye un sistema que aliente el desempeño.

--¿Hasta dónde llegó la precarización laboral en el sector público?

--Puedo contestarle con una anécdota. Cuando fui subsecretario de la Función Pública (entre 1983 y 1985), me vinieron a consultar un problema. La cuestión era que al cumplir 25 años de servicio los empleados recibían una medalla de oro en reconocimiento. Me preguntaban si también correspondía darle la medalla al personal que había estado 25 años en planta transitoria. Yo contesté que a esos había que darles una medalla doble, porque además de estar habían sufrido durante todo ese tiempo por la periódica renovación de sus contratos.

--¿El proyectado nuevo régimen de empleo público contiene verdaderas novedades?

--No, pero lo nuevo suele consistir simplemente en hacer lo que establece la legislación existente. A veces hay que volver a decirlo para que tenga verosimilitud y pueda aplicarse.

--¿En el Estado sobra gente o sobran cargos?

--Lo que hay es una proliferación de unidades organizativas, aunque sólo consistan en un cartelito colgado en una puerta que diga división tal cosa, o sección tal otra. Uno se encuentra con que el número de personas por unidad es en promedio de tres o cuatro, nada más. Las unidades organizativas uno se las puede representar como ravioles. Dentro de cada raviol hay puestos de trabajo, y hay gente que los ocupa. A veces, cuando no se puede mejorar la situación salarial de una persona, se le crea una unidad organizativa de mayor nivel.

--Es una inflación de cargos...

--Efectivamente. En lugar de decir créase el organismo tal, y en función de lo que tiene que hacer se designa la cantidad de personas requeridas, se dice desígnase a fulano de tal como director de la división equis, que ni siquiera fue creada, pero pasa a existir a partir de ese acto. Eso explica que haya muchas unidades que tienen un jefe y nadie absolutamente debajo de él.

 

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