OPINION
El ex dictador y Crusoe
Por Roberto Bolaño * |
En determinado momento de su
estancia en la isla el voluntarioso Robinson dice: Y como que mi razón comenzaba a
dominar mi desaliento, procuré tranquilizarme tan bien como pude, y para lograrlo
intenté establecer una especie de comparación escrita entre lo bueno y lo malo de mi
posición que me permitiera discernir mi propia suerte de lo peor; así que anoté con
toda imparcialidad, en forma de debe y haber, lo bueno de que
gozaba y los infortunios que sufría. No resulta del todo vano en este momento realizar el
mismo ejercicio del náufrago inglés, pues si bien el retorno del invicto general a la
república conlleva cosas malas, de ese retorno también podemos extraer lecciones que a
la postre resultarán buenas. Empecemos pues. Es malo que Pinochet regrese porque los
derechos humanos pierden una batalla más. Es bueno que Pinochet regrese para que los
ilusos recordemos que los derechos humanos pierden casi todas las batallas. Es malo
porque, evidentemente, en Chile no será juzgado. Es bueno porque ningún juicio repara,
ni siquiera mínimamente, lo irreparable. Es decir, en lo que a la sangre se refiere, este
asunto no tiene remedio. Es malo: porque volverá a Chile como el Cid, que ganó su
última batalla después de muerto. Es bueno: porque los indecisos pueden acudir en masa a
votar a Lagos ante la presencia real del tirano. Sin embargo, hay que reconocer que es
malo que Lagos, para ganar, tenga que contar con la presencia de Pinochet, como si los
años hubieran transformado a éste en una majorette socialista (y no sólo es malo sino
que también dan ganas de llorar). Pero es bueno que nos demos cuenta de eso y que
admitamos que vivimos en una democracia frágil, acaso tutelada. Es malo el esfuerzo del
gobierno de la Concertación por liberar a Pinochet. Pero es bueno que, mientras tanto, en
Chile la derecha no haya asesinado ni a los embajadores de España y Gran Bretaña ni a
ningún dirigente socialista, comunista o democratacristiano. Ganas, probablemente, no les
ha faltado. Es malo que la detención de Pinochet haya desempolvado las plumas de los
escritores de derecha que aplican la picana sintáctica y gramatical a muchos lectores
prevenidos o desprevenidos. Pero es bueno que la liberación de Pinochet consiga que
muchos escritores de izquierda dejen de escribir sobre el tema y se pongan, más que un
ejemplo es un deseo, a leer, algo que sus lectores -prevenidos y desprevenidos les
agradecerán con entusiasmo. Por lo que a mí respecta, la situación es más o menos
clara: Pinochet debería ser juzgado en Europa, que es el único sitio en donde se dan las
condiciones de un juicio justo. Esto es lo malo. Pero lo bueno es que, de alguna manera,
Pinochet ya ha sido juzgado, ya ha conquistado con sangre y cobardía y un mal gusto
monumental su sitio en la historia. Allende, por el contrario, que cometió tantos errores
pero que siempre fue un caballero y un valiente, cada día canta mejor.* El último libro
de Roberto Bolaño es Amuleto. |
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