Por Mariana Carbajal Los dos
accidentes de micros argentinos ocurridos en el sur de Brasil esta semana pusieron en
evidencia que los choferes tomaron curvas muy cerradas a una velocidad que excedía
ampliamente la permitida. Las dos tragedias, que dejaron un saldo de 44 muertos en menos
de 30 horas, generaron una pregunta: ¿por qué los conductores apretaban tan a fondo el
acelerador en un camino sinuoso, con subidas y bajadas? Cuatro expertos consultados por
Página/12 consideraron que la falta de capacitación de los choferes de larga distancia
para manejar en rutas peligrosas, la poca rigurosidad de los exámenes psicofísicos para
obtener la licencia y la escasa periodicidad para renovarlas favorecen la repetición de
accidentes en transportes de pasajeros. Desde la Unión Tranviarios Automotor (UTA),
rechazaron los cuestionamientos. Sin embargo, el gremialista Mario Calegari diferenció
entre los choferes de las empresas históricas de turismo y las que arman viajes
eventuales: Estos últimos reconoció tienen menos
experiencia.No están acostumbrados a respetar las velocidades máximas
permitidas, porque en la Argentina nadie las controla y no se aplican penalizaciones
severas a los infractores. Ni los choferes ni los conductores de autos particulares son
conscientes del peligro que implica el exceso de velocidad. Lamentablemente, la velocidad
no duele, sostuvo Miriam Balbón, educadora vial, de la Asociación Luchemos por la
Vida. Los ómnibus de corta y larga distancia protagonizaron 1 de cada 10 accidentes
graves ocurridos a lo largo de 1999 en el país, de acuerdo con las estadísticas del
Instituto de Seguridad Vial (ISEV) (ver aparte). En otros países, los choferes de
pasajeros de larga distancia tienen una instrucción de uno a dos meses y deben revalidar
sus permisos cada seis meses. Acá, ningún conductor está preparado responsablemente
para conducir, alertó Gustavo Panizza, de Urbano 2000, una entidad especializada en
educación vial. Se estima que el 98 por ciento de los accidentes de tránsito
protagonizados por cualquier tipo de vehículo responde a fallas humanas.Según precisó
Eduardo Bertotti, en el país sólo reciben una capacitación rigurosa y
exigente los conductores de transportes de sustancias peligrosas. Desde 1999,
tienen que aprobar un curso de 30 horas cátedra en el que se los prepara en manejo
defensivo, es decir, conducir teniendo en cuenta el contexto y anticipándose al error del
otro; estudian las normativas y conocen de física aplicada al manejo, esto es, por
ejemplo, cuánto espacio necesitan para pasar a otro vehículo o para frenar,
detalló Bertotti. El conductor de transporte público de pasajeros, especialmente
de larga distancia, también debería recibir una capacitación especial: hoy no tiene una
instrucción intensiva, de base, importante, consideró.Calegari, secretario de
prensa de la UTA, defendió la idoneidad del gremio. Los choferes están bien
preparados, afirmó. Sin embargo, señaló que la experiencia la adquieren en la
ruta. Como exigencia, sólo requieren de una licencia habilitante, otorgada por la
Secretaría de Transporte, para conducir transporte de pasajeros, indicó. La
capacitación está en manos de las empresas. Para llegar a conducir en larga distancia,
las compañías exigen que tenga experiencia en corta. Los choferes empiezan a viajar en
recorridos cortos. Después viajan como acompañantes, para conocer los caminos. Y por
último, en rutas más largas y más sinuosas. Ningún empresario pondría al frente de un
volante a alguien que no esté capacitado, respondió Calegari. La licencia
explicó deben revalidarla cada dos años, en el caso de los menores de 45
años, y a partir de esa edad, anualmente. Cada vez son sometidos a un examen
psicofísico, agregó. Panizza cuestionó la rigurosidad de esas revisaciones.
No son muy estrictos. Además, deberían ser más frecuentes. Una persona ansiosa
opreocupada no puede conducir un micro, objetó el educador vial, creador de un
programa de conductor responsable.Calegari marcó diferencias entre los
conductores de las empresas históricas de transporte de pasajeros y las que eventualmente
organizan charters durante las vacaciones. Los de las eventuales tienen menos
experiencia, alertó. Al respecto, el abogado Gregorio Dalbón, de Familiares de
Víctimas de Tránsito, cuestionó la falta de control de parte de la Secretaría de
Transporte sobre los charters estacionales. Para abaratar costos, a veces, estas
agencias contratan conductores menos experimentados. Las empresas de línea son las que
conocen mejor las características de los caminos, y hasta qué clima les tocará en la
ruta. Los charters deberían prohibirse, observó Dalbón.
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