Los médicos Cahe y Alvarez todavía no decidieron si se rehabilitará en Cuba o en Boca Raton. El pibe no quiere viajar.
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Por Gabriela Carchak Mamá, mamá ¿cuándo nos vamos? Como aquel inolvidable personaje de Carlitos Balá, Diego Maradona, el pasado sábado, comenzó a mostrar y demostrar fastidio por la permanencia en la clínica Sacré Coeur. Está molesto, se quiere ir y ahora no quiere viajar, confió ayer a este diario un allegado al ex jugador. Aunque su futuro destino, seguramente Boca Raton en Estados Unidos, se anunciará hoy. El porvenir de Maradona fue incierto durante varias horas. Las incongruencias entre los profesionales que se ocupan de su salud, los familiares y amigos sobre el destino al que debería dirigirse el astro fueron cada vez más notorias y sobre todo recalentaron un clima por demás caldeado. Después de horas de deliberar y negociar encerrados en el cuarto de la clínica porque en los últimos días Maradona cambió tantas veces de opinión que en última instancia las conversaciones se transformaron en pactos, más parecidos a cesiones de posturas que a lo que realmente debe ser el serio tratamiento de un proceso de rehabilitación se decidió que el lugar para hospedar a Maradona saldrá de una elección entre Boca Raton, en Estados Unidos, y Cuba. Canadá, que fue el primer destino elegido y sugerido por Alfredo Cahe, fue descartado ayer luego de la reunión, según el médico por una cuestión de idioma. Cahe también señaló a este diario que lo más probable es que finalmente viajemos a Estados Unidos, porque tienen elementos de alta complejidad y además están muy bien entrenados en el tema de la recuperación de las adicciones, aspecto del que no se sabe nada en Cuba, pero como no pudimos finalizar los trámites necesarios para el viaje y no sabemos si las autoridades consulares norteamericanas van a ayudar, todavía no se puede confirmar. Para intentar conseguir la visa de ingreso a los Estados Unidos, Claudia Villafañe concurrirá hoy, a las 9, a la embajada de ese país, para tratar de lograr la autorización de la visa humanitaria que la institución norteamericana solicitaría para el ex jugador en caso de decidir allí su internación. Ya nos vamos, nene, debiera responder Doña Tota. La cosa es a dónde. Primero fue Canadá, destino elegido por Cahe, quien aseguró que el lugar era el indicado para el tratamiento a largo plazo al que debe someterse Maradona, pero luego se descartó. Después se agregó Cuba, con su tentadora y gratuita invitación, que fue la que más sedujo a Diego, fanático confeso de Fidel. A estos destinos se sumó en las últimas horas del fin de semana y picó como favorito Boca Raton, en la Florida, muy cerca de Miami, un sitio para nada incómodo si del confort de su familia se trata y además hablan español, como dijo Cahe a este diario. Angheto, quedáte quieto. Murmuran a su alrededor cuando Maradona repite incesantemente que se quiere ir de la clínica, que no desea marcharse del país y protagoniza escenas repletas de obstinación y sordera. Está un poquito rebelde aseguró la fuente, ahora hay que tratar de convencerlo, agregó él con tono de muy poca convicción. El destino de Maradona pululó entre ciudades del continente americano durante horas. Que la tranquilidad, que la disciplina, que si es muy estricto, que el idioma, que cuánto tiempo, que el régimen de visitas. Los médicos, Carlos Alvarez y Alfredo Cahe, no lograron concordar ni establecer, por horas, un paradero ideal para el ídolo, porque no coinciden con la familia, con los amigos, con Maradona mismo, que con tono de capricho se opuso a su traslado, aunque en este punto los doctores concuerdan en que no está en condiciones de decidir.
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