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El presidente de la Cámara de Diputados, Rafael Pascual, y su antecesor, Alberto Pierri, entraron en conflicto por las designaciones de personal en el Congreso. Es que Pascual, entre otras medidas que tomó para reducir el presupuesto deficitario del cuerpo, dio de baja a 122 funcionarios de la planta permanente que Pierri designó durante su último año de gestión. Pierri, quien fue durante 11 años presidente de la Cámara baja, pidió una reunión para quejarse y defender a los funcionarios despedidos, pero no consiguió que se modificara nada. "Está dentro de mis atribuciones legales", explicó Pascual a Página/12. La discordia se inició con los cerca de 18 millones de pesos que Pascual recibió como déficit de la Cámara junto a un panorama general de desorden dentro del edificio, similar al que describen los ministros del Poder Ejecutivo como herencia en cada cartera. Fiel a las normas de austeridad que se proclaman desde la Casa Rosada, Pascual decidió varias podas para el funcionamiento del cuerpo para este año. Por ejemplo, suspendió los teléfonos celulares, el uso de los autos oficiales y los viajes al exterior de los legisladores. También reprogramó algunos cobros de sueldos del personal y piensa discutir desde cero con las empresas aéreas el precio de los pasajes de cabotaje que le corresponden a cada diputado para que viajen a sus provincias. Otra negociación será con las telefónicas, con las que mantienen una abultada deuda. En este mismo paquete de ajuste entró la decisión de reducir en un 30 por ciento el personal del cuerpo. La idea de Pascual es pasar de los 2700 empleados con que lo recibió a alrededor de 2 mil, un número con el que supone que podrá seguir funcionando sin contratiempos y que sería suficiente para cumplir con las exigencias de reducción planteadas desde Economía. La pelea con Pierri se originó a partir de la baja de 122 altos funcionarios de la planta permanente que habían sido designados en los últimos meses de gestión menemista para ocupar las máximas categorías del personal. Los nombramientos comenzaron en enero del '99 pero el grueso de las designaciones se dispararon luego de las elecciones del 24 de octubre. Según el estatuto de la Cámara, los nombramientos quedan firmes recién cuando el funcionario cumple un año y un día, así que Pascual optó por echar a todos. Al firmar la resolución, destacó que los despedidos no habían ingresado por concurso, por lo que las designaciones tenían un inocultable tufillo político. "No es personal de carrera", explicó ayer el presidente de la Cámara. Cuando se enteró, Pierri le pidió una reunión para quejarse y exigir que se revea la medida, pero no tuvo éxito. Poco más podía hacer ya que la decisión estaba de acuerdo con las leyes del cuerpo. En una sola resolución, Pascual se deshizo de 110 de los designados de un tirón. En rigor, Pascual ya había tomado la primera medida de recorte en cuanto asumió, al no renovar los 2700 contratos de los empleados de planta transitoria de la Cámara. En su reemplazo, hasta el momento, se designaron sólo a 1400 empleados que revisten en calidad de contratados. Por otro lado, Pascual anticipó que tendrá un panorama más claro de la herencia recibida en unas dos semanas, una vez que tenga en sus manos el resultado de la auditoría que vienen realizando dentro del edificio especialistas en administración. En principio, el presidente de la Cámara ya imagina un recorte en asesores, colaboradores y demás atribuciones que los diputados han utilizado históricamente para colar algunos amigos.
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