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Por Horacio Bernades En su primer día en el cargo, el nuevo director del Instituto de Cine y Artes Visuales, José Miguel Onaindia, recibió un informe preliminar sobre la auditoría emprendida en esa dependencia y sostuvo una reunión con la directora de la escuela de cine que depende del Instituto. Designado la semana pasada, este abogado de 45 años, profesor universitario y especialista en Derecho Constitucional, llegó a la sede del Incaa a media mañana, y de inmediato tomó contacto con sus tareas. Hoy al mediodía, Onaindia recibirá a los representantes de los distintos sectores que integran la industria del cine. En la reunión estará presente el secretario de Cultura, Darío Lopérfido, y de ella surgirá el nombre del nuevo subdirector del Incaa, quien acompañará a Onaindia en su gestión. "Me limité a tomar cargo de la función, sin actos ni alharacas", señaló Onaindia a Página/12, haciéndose lugar en medio de la larga serie de reuniones que llevó a cabo hasta altas horas de la noche, en el edificio de Lima al 300, sede del Incaa. "No hubo ninguna ceremonia oficial; en lugar de ello, preferí presentarme yo mismo ante los empleados del Instituto, recorriendo piso por piso", agregó el nuevo director del Incaa, ratificando un estilo de conducción que se opone visiblemente al ultrapersonalismo de la gestión Mahárbiz. "La auditoría no está concluida, y por lo tanto no es prudente dar cifras todavía, ya que por el momento estas no son definitivas. Por otra parte, hay que tener en cuenta que, por el sistema de créditos y subsidios con que se maneja la industria del cine, hay deudores (de créditos) que al mismo tiempo pueden ser acreedores (de subsidios), y esto complica el arqueo. Sí puedo confirmar que el 'rojo' que deja la administración anterior asciende aproximadamente a 31 millones de dólares." Cómo hacer frente a esa deuda y cómo destrabar los abundantes créditos impagos a los productores son dos de las cuestiones urgentes que el nuevo director del Incaa se propone consensuar con los representantes de la industria, a partir de hoy mismo. Se estima que casi veinte producciones están paradas a la fecha, en espera del efectivo adeudado. En lo administrativo, Onaindia puntualizó a Página/12 que dentro de la estructura del Instituto de Cine quedan por ocuparse dos cargos vacantes: el de director administrativo y el de director de fomento. "La política es seguir lo que prescribe la ley: llamar a concurso. Y, mientras tanto, designar directores interinos para ambos cargos. Los otros cargos que deben ocuparse a la brevedad son los de los representantes de los distintos sectores en el Consejo Asesor y la Asamblea Federal, de acuerdo con lo que determina la Ley de Cine. Esos dos cuerpos administrativos tendrán, durante mi gestión, la mayor relevancia." En cuanto a la reunión de hoy, se aseguró la concurrencia de representantes de las siguientes entidades: Asociación Argentina de Actores (AAA), Asociación de Productores Independientes de Medios Audiovisuales (Apima), Cámara Argentina de la Industria Cinematográfica (CAIC), Directores Argentinos Cinematográficos (DAC), Sindicato de la Industria Cinematográfica Argentina (SICA) y Unión Industrial Cinematográfica (UIC). Todas esas entidades estuvieron en primera fila en la oposición a Julio Mahárbiz, y varios de sus integrantes llevan adelante juicios contra el anterior director del Incaa. Pablo Rovito, productor independiente y secretario de Apima, es, según versiones confiables, el más fuerte candidato para ocupar la subdirección del Instituto. De acuerdo con la fórmula de gestión adoptada por las nuevas autoridades, ese cargo adquiere una relevancia capital, ya que de él dependería todo lo que tiene que ver con el fomento y el relanzamiento de la producción cinematográfica, actualmente en estado de parálisis. Hoy se develará ese último enigma.
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