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Por David Cufré El Gobierno le dobló la apuesta a la CGT. A través de un decreto firmado ayer por Fernando de la Rúa, le quitó a la central sindical el manejo de un fondo de 360 millones de pesos para financiar gastos de las obras sociales. La medida anula un decreto anterior, suscripto por Carlos Menem al día siguiente de las elecciones, que dispuso la creación de un directorio con mayoría de sindicalistas para administrar esos recursos.Se actuó dentro de la ley y en contra de nadie, subrayó anoche el jefe de Estado al referirse a su decisión. El Gobierno no nos deja otro camino que convocar a un paro general, retrucó en tono amenazante el camionero Hugo Moyano, mientras que otros dirigentes de la CGT acusaron al Gobierno de extorsión en medio del debate por la reforma laboral. No tenía sentido que los fondos fueran manejados por un directorio nombrado con intenciones políticas, cuando su tarea es meramente administrativa. Además, se quiere evitar cierto favoritismo en su administración, explicó en diálogo con Página/12 el ministro de Salud, Héctor Lombardo, los motivos de la resolución oficial. El mismo día en que Menem firmó el decreto concediendo un último favor a la central sindical, otorgándole el manejo del fondo por 360 millones, De la Rúa anticipó que revisaría esa medida al asumir el poder. Sin embargo, el momento elegido adquiere una trascendencia política inocultable. El Presidente firmó el decreto revocando aquella decisión de su antecesor en medio del primer gran choque entre la administración aliancista y la CGT, originado por el proyecto oficial de reforma laboral. Yo no hago interpretaciones de ese tipo. Informo sobre una decisión tomada, respondió tajante el secretario de Cultura y Comunicación, Darío Lopérfido, cuando se le preguntó si el decreto podía interpretarse como una dura respuesta del Gobierno a la oposición sindical al proyecto laboral.No hay que buscar segundas intenciones. Lo que se hizo fue retrotraer una situación a los usos y costumbres anteriores al decreto de Menem, indicó Lombardo en diálogo con este diario. Los fondos para la Administración de Programas Especiales (APE) se utilizan para dos fines distintos. En primer lugar, tienen un carácter solidario, pues se distribuyen entre aquellas obras sociales que carecen de recursos propios para financiar los 40 pesos por grupo familiar que demanda el Programa Médico Obligatorio. Para ello se destinan automáticamente 240 millones de pesos. Los otros 120 millones son para cubrir los gastos que demandan los tratamientos de alta complejidad, para discapacitados y enfermos de sida de los afiliados de todas las obras sociales. Hasta al decreto de Menem, la administración de estos 360 millones estuvo a cargo de la Superintendencia de Servicios de Salud, organismo dependiente del Poder Ejecutivo.En rigor, ello ocurrió desde 1994, a partir de una resolución impulsada por el entonces ministro de Economía, Domingo Cavallo. Anteriormente, los fondos eran manejados por un órgano tripartito, conducido por el Gobierno, pero con participación de representantes sindicales y del sector empresario. La CGT no protestó ante aquella modificación en el manejo de los fondos, pero antes había negociado con Menem que la Superintendencia de Servicios de Salud quedara bajo el mando de uno de sus hombres, el sindicalista José Luis Lingieri. Esa situación se mantuvo hasta el año pasado, cuando la central sindical volvió a negociar con el entonces presidente quien buscaba apoyos para habilitar su reelección el traspaso del manejo del APE a la CGT.Finalmente, Menem firmó el decreto por el cual se atribuyó la administración de la APE a un nuevo directorio, compuesto por cuatro dirigentes sindicales, tres representantes del Gobierno y uno del empresariado. Los miembros designados por la CGT fueron Oscar Lescano (Luz y Fuerza), José Rodríguez (Smata), Oscar Mangone (trabajadores del gas) yMariano Silva (camioneros). Ese cuerpo nunca llegó a asumir las funciones para las cuales había sido creado, entre otras razones por las denuncias judiciales que presentó la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) por haber sido marginada del directorio.La Alianza dijo durante la campaña que sería absolutamente transparente en la administración de recursos públicos. Por eso se intervino el PAMI y ahora se tomó esta medida con respecto al fondo para las obras sociales, apuntó Lombardo a este diario. Y fue más allá, al asegurar que se quiere evitar cierto favoritismo en la administración de ese dinero, deslizando que la CGT podría destinarlo a las obras sociales de los sindicatos amigos. El decreto firmado ayer por De la Rúa establece que los 360 millones serán manejados por un gerente general, designado por el Poder Ejecutivo, y dos gerentes en representación de los Ministerios de Salud y Trabajo. La APE se financia con el 10 por ciento de los aportes que se destinan a las obras sociales sindicales y el 15 por ciento que va a las obras sociales con el aporte del personal de dirección.
EL PROYECTO DEL PJ PARA FRENAR LA REFORMA
LABORAL Por Fernando Almirón El
senador justicialista Héctor Maya anunció ayer que está trabajando en los últimos
detalles de un proyecto que presentará ante el Poder Ejecutivo para salir al cruce de la
reforma laboral que impulsa el Gobierno. La iniciativa de Maya propone la creación de un
fondo de mil millones de pesos anuales destinados a promover 400 mil de fuentes de trabajo
y evitar la nueva precarización de los asalariados que traería aparejada la
promulgación de la iniciativa del oficialismo. Según el legislador entrerriano, su
propuesta ya contaría con el visto bueno de los gobernadores del PJ, entre ellos Carlos
Reutemann, Adolfo Rodríguez Saá y Carlos Ruckauf. El proyecto para la creación de
un fondo solidario laboral, tal como está anunciado en el borrador de Maya,
propone:
NO DEJAN OTRO CAMINO, DICE MOYANO El Gobierno no nos deja otro camino que convocar a un paro general; con esta amenaza respondió el titular del sindicato de Camioneros, Hugo Moyano, a la decisión del gobierno aliancista de quitarle al sindicalismo el manejo de un fondo especial de 360 millones de pesos destinados a las obras sociales. La furia sindical llegó hasta tal punto que el dirigente del Movimiento de Trabajadores Argentinos (MTA) lanzó un sombrío pronóstico a la gestión delarruista, en caso de que ésta mantenga su política de enfrentamiento con los gremios. El Gobierno vuelve a cometer el mismo error que cometió (la gestión de Raúl) Alfonsín, al querer enfrentar, pretender ignorar y destruir a las organizaciones gremiales, señaló el gremialista.El decreto de De la Rúa fue también rechazado por el titular de la CGT, Rodolfo Daer. Pero fue respaldada por la CTA, que anteriormente había cuestionado judicialmente el decreto firmado por Carlos Menem que le concedía al sindicalismo el manejo de los fondos. No obstante, la CTA pidió que, ahora, el Gobierno cree un organismo convocando a las dos centrales sindicales y a todas las obras sociales para administrar esos fondos. Es un paso que dio De la Rúa totalmente negativo. No era lo que se había acordado con los funcionarios de su gabinete; se había hablado de modificar el decreto dando mayoría al Gobierno, aseguró Daer. Para el titular de la CGT, la decisión adoptada por De la Rúa puede traer, como ya pasó, que el Gobierno utilice esos fondos para gastos fiscales y así atentar contra la salud de millones de personas. En la otra vereda del sindicalismo, el secretario de Organización de la CTA, Edgardo De Petri, afirmó que es importante que se elimine un organismo que planteaba el manejo (de esos recursos) por parte de una central sindical, discriminando a la CTA y a los sindicatos que no están en la CGT.Moyano, en cambio, hizo otra lectura. El Gobierno eligió el camino de la confrontación. Es una clara demostración de la reacción del Gobierno en contra de las organizaciones sindicales, por la postura que hemos adoptado en los últimos días de rechazar la reforma laboral, afirmó el dirigente de camioneros.
La reforma laboral está en manos
El ministro de Trabajo, Alberto Flamarique, le entregó ayer a Fernando de la Rúa el texto final del proyecto de reforma laboral que podría ingresar hoy al Congreso. La norma podría comenzar a tratarse recién en la segunda quincena de febrero, anticipó el presidente de la Cámara de Diputados, Rafael Pascual. El Gobierno intentará en este lapso avanzar en las negociaciones con los representantes de los partidos provinciales para lograr su voto favorable, tal como lo hicieron con la bancada de Acción por la República que lidera Domingo Cavallo. El oficialismo también buscará consensos en la Cámara alta, donde la mayoría justicialista ya anunció que se pronunciará en contra de la norma a la que también se oponen los caciques de la CGT. La Unión Industrial Argentina expresó ayer su respaldo a la reforma. Aún estamos estudiando el proyecto del Ejecutivo, pero nos parece conducente una reforma laboral ya que hay normas muy rígidas en las leyes laborales argentinas, aseguró su vicepresidente, Diego Videla. El empresario, quien dijo no conocer aún en detalle la propuesta del Gobierno, sugirió que la nueva ley debería acentuar la flexibilización de los viejos convenios, la ultraactividad y estimular los convenios por empresa, así mejoramos la competitividad. Este es el punto que, justamente, más irrita a la CGT. Hugo Moyano reiteró ayer que para lograr mayor competitividad respecto de otros mercados, hay que salir de la convertibilidad y no tocar la actual legislación laboral, sobre todo la vigencia de los convenios del año 1975 a los que el Gobierno quiere reemplazar por nuevos acuerdos empresa por empresa, sin la intermediación de los líderes sindicales. El candidato a ocupar la conducción de la central obrera amenazó con un paro general si el Gobierno insiste en promulgar la ley (ver aparte). La CGT inició ayer una ronda de consultas entre los legisladores justicialistas de ambas cámaras. El jefe del bloque de Diputados del PJ, Humberto Roggero, ya aseguró que su bancada votará de plano en contra del proyecto de ley que entre otras cosas extiende de uno a seis meses, con opción a seis meses más, el período de prueba. Estaríamos dispuestos a votar una extensión de uno a tres meses, reconoció un senador justicialista dispuesto a negociar la modificación a cambio dejar tal como están los convenios. Lo que pasa es que la extensión del período de prueba no es otra cosa más que un Caballo de Troya, aseguró el legislador a Página/12. El Gobierno, lo que pretende en realidad, es debilitar el poder de los grandes gremios que integran la CGT, cuando nosotros lo que necesitamos es fortalecerlos ahora que somos oposición, concluyó.El ministro Flamarique, por su parte, advirtió que el espíritu del proyecto no será alterado: No hay negociaciones, hay un proyecto terminado que seguramente esta semana ingresará al Parlamento. Y aprovechó para chicanear al secretario general del gremio camionero: Moyano debería preguntarse para quién está trabajando cuando habla de modificar la convertibilidad en la Argentina. Moyano había acusado a Flamarique y a su viceministro de Trabajo, Jorge Sappia, de trabajar para el Fondo Monetario Internacional. Sappia le respondió ayer apuntando a la parte más sensible de los jefes sindicales: Pretendemos que el país se inunde de convenios colectivos, hay que remover a las partes que no le sirven ni a los empresarios ni a los trabajadores.
ACUERDO POR LAS LEYES ANTIEVASION Las comisiones de Justicia y de Presupuesto y Hacienda de la Cámara de Diputados aprobaron ayer por unanimidad el dictamen del proyecto de creación de los tribunales especializados en los delitos impositivos, que será tratado en el recinto el próximo 27 de enero. Las iniciativas, enmarcadas en la lucha contra la evasión, proponen crear un fuero penal tributario en la Capital Federal, que incluye una cámara de apelaciones, un tribunal oral, tres juzgados nacionales, cuatro fiscalías y una defensoría. Esos proyectos fueron los dos primeros que el gobierno de Fernando de la Rúa envió al Congreso como parte del paquete de Emergencia Fiscal. La oposición apoyará todas aquellas herramientas que el oficialismo consideren necesarias para aumentar la recaudación fiscal, señaló el diputado Eduardo Di Cola (PJ-Córdoba).Esa ley prevé conformar seis juzgados en la Capital Federal, que tengan competencia específica en materia de ejecuciones fiscales tributarias, para acelerar el cobro de deudas originadas por impuestos, patentes, tasas, retribuciones de servicios o multas adeudadas al Estado. A su vez, para el interior, la iniciativa apunta a poner en marcha 50 secretarías especiales en los juzgados federales existentes en las principales ciudades del país.Para ocupar los juzgados, el Consejo de la Magistratura remitirá ternas con los candidatos al Poder Ejecutivo dentro de los 120 días posteriores a la promulgación de la ley. Los diputados facultaron al Consejo para designar interinamente jueces subrogantes, hasta tanto concluyan los nombramientos oficiales. El plenario de ayer entre ambas comisiones fue breve. Se dio lectura al proyecto definitivo y se firmó. La única acotación corrió por cuenta del justicialista Marcelo López Arias, quien pidió recalcar en el proyecto la continuidad de la competencia de los juzgados penales económicos de las localidades donde no está previsto crear secretarías o tribunales específicos. Diputados prevé tratar la conformación de los tribunales el próximo 27 de enero y se descuenta su aprobación por el acuerdo existente entre el PJ y la Alianza.
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