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Los chicos que pasaron del Buenos
Aires a las tablas marplatenses

Originado en el Colegio Buenos Aires, el grupo teatral logró éxito en Recoleta. Pero en temporada dieron un paso mayor: a una sala de Mar del Plata. Saben que su propuesta es diferente y conquistan público también caminando por las playas.

Público: Cuentan que “es una lucha medio diferente a la de Buenos Aires y es mucho más atractiva acá: te das cuenta de que esotro público”.

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Los chicos estrenaron la obra en el colegio y luego pasaron al Centro Recoleta.
“Dijimos: ¿a ver qué más podemos hacer? –cuentan–. Y surgió Mar del Plata como una quimera”.


Por Alejandra Dandan
Desde Mar del Plata

t.gif (862 bytes)  Faltan diez minutos para las seis de la tarde. Una combi estaciona en el complejo de Chapadmalal y diecisiete chicos del Nacional Buenos Aires la abordan trasformados en una compañía de actores. El destino es volanteo en las playas de esta costa donde se atrevieron a convertirse en parte del cartel de temporada. Babilonia (una hora entre criados) dice ese volante que Nicolás entrega en Playa Grande. Tienen entre 17 y 22 años. Dejaron vacaciones en lugares como San Martín de los Andes para consolidarse como actores durante los dos meses de verano. Hasta ahora, actuaron protegidos por la sala del colegio o el público del Centro Cultural Recoleta. Pero Babilonia necesitaba más y ellos eligieron esta zona que muchos hace años no visitan. La obra obtuvo la sala Astor Piazzolla, donde el complejo Auditorium se hace lujoso y grande, a veces demasiado. Por eso el trabajo lo hacen sumando horas extras entre gente tirada en la arena y que como dice Mariano Saba: “Si está de vacaciones, no tiene por qué ir a ver teatro a la costa y menos aguantarme hablando a mí”.Ellos sabían que incluirse en la cartelera sin el marketing de otras compañías era un desafío. “Desde el principio que veníamos a pelearla –plantea Mariano–. Yo soy uno de los que dijo que iba a ser un gran trabajo: pero el tipo de teatro sabe que esto se disfruta desde que entregás el volante hasta que te tirás en la cama después de que diste la función.”La ciudad –donde según Orlando Acosta, el director, “la gente se quiere comer todo, se quiere comprar todo”– contamina el espíritu asceta buscado por él para profesionalizar a sus jóvenes actores: “Cuando nos tomábamos el micro –ahora andan en combi– desde la estación al teatro, podía pasar una hora o dos”. En el recorrido solían aparecer desde llamados urgentes a Buenos Aires a una comprita de farmacia. “Yo entiendo, son jóvenes”, va diciendo Orlando, en calma. Todos sabían que el trabajo era intenso, pero para muchos fue difícil mantener el equilibrio entre un tiempo que empezó pautándose como trabajo y vacaciones y ahora se estructura con pocas horas de descanso. La troupe quiere ahora que Juan hable:–Yo terminé el año muy cansado, muerto. Necesitaba vacacionar urgente: ¡Yaaa! Alrededor estalla la risa. La decisión fue difícil para todos. Hace dos meses, largarse a hacer una temporada en la costa era un proyecto al menos, poco verosímil. Habían estrenado Babilonia en el colegio. Era la primera vez que se metían con el grotesco como género. Se extasiaron, primero ellos, después el público que fue llenado la sala que, preparada para 120 personas, terminaba con 200. Consiguieron tres funciones en el Recoleta. Antes de la segunda presentación, se juntaron en un café y hablaron de una locura: “Estábamos muy entusiasmados –dice Nicolás–. Dijimos: ¿a ver qué más podemos hacer? Y surgió Mar del Plata como una quimera”.Presentaron el programa para el Auditorium y construyeron su viaje pensando en tres funciones semanales con 150 o 180 butacas ocupadas. Aunque lo están logrando, se les piantó un tema: “No nos imaginábamos que nos iban a dar la Astor Piazzolla”, dice Orlando y nadie aclara que el gran salón tiene lugar para 900 personas. Mariano dice: “Yo creo que es una sala enorme. Es diferente a nuestra sala que la gente se queda de pie, te das vuelta y encontrás a uno dentro del escenario”. La experimentación del teatro under de temporada empezó ahí nomás, en un salón que jamás estará repleto. A eso le dicen entre ellos lucha: “Es una lucha medio diferente a la de Buenos Aires y es mucho más atractiva acá: te das cuenta de que es otro público”, dice uno y el director remata: “Poreso hay propuestas más livianas con más éxito”. Pero es el marco en el que están empeñados. Han debido acostumbrar texto y movimientos al “vacío gigante de la sala, donde no se escucha nada y ves todo negro y la conexión con el público es distinta”, confiesa uno y desde al lado Alex clama:–Para sentir calidez en el Auditorium tenés que meter 900 personas. Así que olvidémonos de calidez.Y otra vez el director: “Acá jugamos de visitantes”.

 


 

A LOS HIJOS DE UNA MUJER FALLECIDA AL TOMARLO
Indemnización por el vino mortal

t.gif (862 bytes) La Cámara en lo Civil y Comercial Federal ordenó al Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) indemnizar “por daño moral” a los hijos de una mujer que murió en febrero de 1993 tras ingerir vino adulterado con alcohol metílico. Se trata de Gladys del Valle Vizcarra, una de las 29 personas que fue víctima del elixir de la muerte, elaborado en los establecimientos sanjuaninos Nietos de Gonzalo Torraga, bajo las etiquetas “Soy Cuyano” y “Mansero”. La presente condena es uno de los primeros fallos efectivos en torno a las distintas demandas civiles que tramitan los familiares de los muertos del “caso Torraga”. El flamante fallo de la Cámara ratifica lo expedido por el juez de Primera Instancia, José Luis Tresguerras, quien había fijado en 40 mil pesos más intereses la suma que, en concepto de daño moral, el Estado nacional, a través del INV, deberá pagar a cada uno de los dos hijos de Vizcarra. La demanda judicial había sido iniciada por los hermanos Nilda y Luis Mena, ambos hijos de la víctima, como consecuencia del fallecimiento de su progenitora, ocurrido el 20 de febrero de 1993, cuando tenía 51 años, a raíz de un cuadro de “intoxicación aguda por metanol”.La muerte de Gladys del Valle Vizcarra fue uno de los casos en que la Justicia sanjuanina comprobó que el deceso fue producto de la adulteración con alcohol metílico del vino fraccionado en damajuanas.El escrito de la Sala I dado a conocer hace mención a lo actuado por el Tribunal Oral de San Juan, durante el juicio oral y público realizado entre los meses de marzo y junio de 1996. En aquella ocasión, además del empresario Mario Torraga, su hijo Guillermo y otros empleados de la bodega del pueblo de Caucete, Nietos de Gonzalo Torraga, fueron condenados tres empleados del INV, que tenían a su cargo tareas de fiscalización del producto. En el nuevo fallo difundido por la Justicia Federal en favor de los hijos de Vizcarra, los camaristas Marina Mariani de Vidal y Eduardo Vocos Conesa dictaminaron que hubo “una conducta negligente e irresponsable” de los funcionarios del INV, una de cuyas funciones consiste en el control de comercialización y distribución de mercadería sometida a su aprobación.

 

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