Por Horacio Bernades En su primera
reunión con los representantes del medio cinematográfico, el director del Incaa, José
Miguel Onaindia, ratificó su compromiso en lo que hace al ordenamiento legal de la
vigente Ley de Cine, y abrió el diálogo destinado a encontrar solución a las
necesidades más acuciantes del medio. La reunión se extendió a lo largo de dos horas y
tuvo lugar en la sede de Lima al 300. Al diálogo con Onaindia concurrieron directores,
productores, técnicos y actores. Quedó por definir el nombre de quién acompañará a
Onaindia como subdirector: se descuenta que ello ocurrirá pasado mañana, en el curso de
un nuevo cónclave matinal, al que el nuevo director de cinematografía convocó a sus
interlocutores.Entre los concurrentes se encontraban los productores Pablo Bossi, Héctor
Olivera, Pablo Rovito y Eddy Flehner; los directores Carlos Galettini y Bebe Kamin; Jorge
Rivera López por la Asociación Argentina de Actores y Roberto Tato Miller,
secretario del sindicato de técnicos. Todos coincidieron en destacar el carácter de
diálogo abierto que asumió el encuentro, además de la voluntad política manifestada
por el director del Incaa en cuanto a la resolución de los problemas más urgentes.
El solo hecho de que el director recién asumido reciba a los representantes del
cine es ya una diferencia de fondo con respecto a la administración Mahárbiz, que
gobernaba de espaldas a las entidades, subrayó ante Página/12 el productor Pablo
Rovito, uno de los más firmes candidatos a ocupar el sillón de subdirector del Incaa,
que continúa vacante, por lo menos, hasta el viernes próximo. Los nombres no
importan tanto como el hecho de que para los distintos sectores está claro así se
lo hicimos saber al Dr. Onaindia que el puesto de subdirector debería ser ocupado
por alguien proveniente del riñón de la industria, que esté en condiciones de estimular
tanto la gran producción industrial como el cine independiente, precisó Rovito.
Pero hay algo más urgente apuntó a su turno Roberto Miller y es poner
en pie nuevamente a la industria, actualmente en estado de parálisis. Para ello debe
resolverse en forma urgente el tema de los créditos y subsidios que se le deben a los
productores. El director del Incaa aseguró a sus interlocutores que en estos días
(al tiempo que la auditoría se acerca a sus instancias finales) mantendrá una serie de
reuniones con los representantes de Hacienda, dependencia que debe liberar el efectivo que
el Presupuesto nacional asigna para el funcionamiento del Instituto. De allí debería
salir el dinero para abonar los créditos y subsidios impagos, y que corresponden al
ejercicio de 1999. Luego será necesario encarar el rojo que deja la administración
saliente, y que asciende, según los informes previos, a unos 31 millones de dólares.
Además, de la auditoría actualmente en curso surgirá si los fondos asignados para el
Incaa durante 1999 fueron utilizados por la administración Mahárbiz en forma legítima.
El otro compromiso asumido por Onaindia durante la reunión es el de la reglamentación de
la Ley de Cine. Sobre todo en lo referente a la representación y funcionamiento del
Consejo Asesor, lo más parecido al Parlamento nacional en el campo del cine. Según
trascendió, el nuevo director dejó constancia de que respetará los lineamientos
incluidos en la plataforma de la Alianza, entre los que se incluye el reclamo de que
el cine viva de los dineros del cine. La frase es un llamado a terminar con
las quitas que el Tesoro viene practicando sobre los fondos genuinos que la ley prescribe
para el fomento de la producción. Esas quitas se vienen practicando desde 1997, y el
Presupuesto recientemente sancionado por el Congreso las refrendó para el año en curso.
Ese es otro de los problemas que esperan solución por parte de las nuevas autoridades,
aunque todos los sectores coinciden en que difícilmente haya una solución inminente.
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