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OPINION
El espejo de Perón
Por Sergio Moreno

A Carlos Menem siempre le gustó compararse con Perón. Pero esa comparación podría transformarse en un tormento. El viejo general mantuvo una influencia decisiva sobre su movimiento y el conjunto de la política argentina en las dos largas décadas que siguieron a su derrocamiento. Apenas 40 días después de su retirada del poder Menem ve cada vez más lejano ese papel de gran árbitro de la transición que alguna vez soñó.
El Gobierno no lo consulta, las críticas a su gestión se alimentan de la herencia que los ministros van encontrando en sus carteras y el peronismo busca recomponerse por caminos que no conducen a Anillaco.
Ayer, el ex presidente convocó a su antiguo gabinete para “alertar” que la Alianza “amenaza crear una crisis de ingobernabilidad de características similares a las que padecía el país al borde del abismo que heredamos en julio de 1989”. La argumentación que encontraron sus escribas es que el gobierno de Fernando de la Rúa no reconoce las “transformaciones” de la administración anterior y que ello lo indujo a un error de diagnóstico.
Con su mise en scène, Menem intenta recuperar el escenario perdido enviando mensajes a quienes se esfuerzan por no escucharlo:
u Al Gobierno le dice que para evitar la “crisis de ingobernabilidad” debe cuando menos reconocer sus logros. Quiere sentarse a la mesa, ser consultado y negociar. La palabra gobernabilidad significa, en riojano, pacto.
u Hacia el peronismo: el senador Jorge Yoma fue el encargado de advertir a los gobernadores Carlos Ruckauf, Carlos Reutemann y José de la Sota que no es bueno acercarse tanto al Gobierno. “Aliarse con nuestros adversarios, para ser el candidato del justicialismo ya fue un camino que probamos y le fue mal a nuestro candidato”, dijo Yoma , recordando la caída de Eduardo Duhalde.
Pero nada de esto parece funcionar. Ruckauf calificó al “gabinete de las luces” como “un gabinete del pasado” y ayer mismo volvió con su idea de convocar al Congreso Nacional del PJ, presidido por Duhalde y Reutemann, para definir la política que debe seguir el peronismo. “Lo contrario es una pelea menor, que no tiene importancia”, ninguneó el gobernador bonaerense.
En el Gobierno se frotan las manos. ¿Qué mejor adversario para confrontar que el propio Carlos Menem? La Alianza se formó y creció en la batalla contra su administración y, siguiendo ese camino, llegó al poder. Con su imagen ante la sociedad en el punto más bajo de toda su carrera, Menem es el paradigma del pasado que la coalición jura que va a desterrar.
Perón murió en el poder sin dejar herederos. Cuando Menem se fue, la lista de presidenciables del peronismo tenía más de cinco nombres. No es poca diferencia. En el PJ son más que conscientes de ello. En el Gobierno también.

 

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