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La secretaria de Industria, Comercio y Minería, Débora Giorgi y el secretario de Comercio y Relaciones Económicas Internacionales, Horacio Chighizola, viajaron ayer a San Pablo en busca de definir acuerdos para el sector automotor. En Brasil fueron recibidos por el subsecretario de Política Industrial, Hellio Mattar y el embajador extraordinario para el Mercosur, José Botafogo Gonçalves, quien se mostró dispuesto a admitir una cuota especial para las autopartes argentinas y destacó la necesidad de complementariedad para incrementar las exportaciones a terceros mercados, pero reclamó que la política económica argentina mejore la productividad de su industria. Por su parte, el jefe de asesores de José Luis Machinea, Pablo Gerchunoff, promueve el "Compre Mercosur", como forma de revitalizar el mercado común. Tras un '99 caracterizado por las divergencias macroeconómicas derivadas de la devaluación del real y por la falta de acuerdo, con un gobierno en retirada, para definir una política automotriz común, la administración de la Alianza se encontró con una situación empantanada. Con presiones desde todos los frentes, en apenas 20 días tuvo que ponerse a tono. Su única posibilidad, dada la urgencia de los plazos, fue la prórroga, por decreto y por tiempo indefinido, del anterior régimen. Paralelamente, también se pidió a la Organización Mundial de Comercio una prórroga por 7 años para continuar con el régimen especial, aunque se prevé que será autorizada por un lapso menor. Brasil no cuenta con esta posibilidad. Entre tanto, al Gobierno se le disparó otra situación: el éxodo de empresas. En los últimos meses unas 20 autopartistas se han mudado a Brasil y otras evalúan hacerlo, mientras que algunas terminales han trasladado líneas de productos y se ven ante la difícil tarea de justificar ante sus casas matrices el seguir produciendo en una plaza con costos 30 por ciento superiores a los brasileños. Y aunque desde la Cancillería se quieran destacar los acuerdos políticos por sobre los económicos, el ruido de fondo por las asimetrías de costos es cada vez más fuerte. El mismo Gonçalves declaró que los acuerdos que se alcancen esta semana "son sólo una parte de la solución", la otra depende de la "política económica argentina, que debe lograr un aumento de la competitividad de su industria". En este marco las reuniones que desde ayer mantienen funcionarios argentinos en San Pablo buscarán acuerdos sobre cuatro puntos: la duración de la transición, aranceles, composición de partes y administración del comercio. Sobre el lapso de la transición hasta la liberación completa del comercio, Argentina demanda 7 años y Brasil 4. * Aranceles. Luego de los acuerdos entre industriales y gremios locales, Argentina parece haber unificado su propuesta sobre aranceles. La idea es mantener el arancel externo común en el 35 por ciento para vehículos terminados, porcentaje sobre el que no existen desacuerdos. No ocurre lo mismo con las autopartes destinadas a la producción. Argentina reclama un arancel del 8,5 por ciento y Brasil el 11,5. Para los vehículos importados por las propias terminales se pide un arancel diferencial del 17,5 por ciento, pero con el compromiso de destinar el restante 17,5 a un fondo especial de promoción al autopartismo. El objetivo es contrarrestar la creciente desarticulación entre terminales y autopartistas derivada de la elevada importación de piezas. * Composición. Según los Acuerdos de Asunción, para todos los sectores industriales, el contenido máximo de composición importada admisible en un producto determinado es del 40 por ciento del valor de venta. En el caso de los vehículos, esto supone que el 60 por ciento de las piezas deben ser nacionales. Dentro de la unión aduanera la discusión es cómo se reparte ese porcentaje para que un vehículo sea considerado "Made in Mercosur". Argentina pretende que se distribuya en partes iguales y reclama un 30 por ciento de composición local. Brasil argumenta que, dada la diferencia de tamaño de los mercados, el porcentaje argentino sea del 25 por ciento y el propio 35. Según declaró Botafogo Gonçalves antes de la reunión con los funcionarios argentinos, Brasil estaría dispuesto a admitir una cuota especial para las autopartes argentinas. * Administración del comercio. En este punto se buscan acordar balanzas equilibradas. Actualmente existe un superávit en vehículos terminados y un déficit en autopartes debido a la alta importación. Las empresas proveedoras de componentes demandan la consideración separada de ambas balanzas.
PLAN DE REESTRUCTURACION DE DEUDA "Alpargatas no tiene previsto su traslado al exterior." En forma contundente, la empresa textil más grande de la Argentina volvió sobre sus dichos y negó la posibilidad de mudar sus operaciones a Brasil. Ayer, la compañía anunció, además, un plan de canje de deuda a los inversores por un total de 135 millones de pesos. "El proceso de reestructuración (financiera y comercial) ha sido un arduo proceso. Esperamos que con el lanzamiento de la oferta de canje, el mismo arribe a su conclusión", señaló el gerente general de Alpargatas, Guillermo Gotelli. "En caso de que la reestructuración no sea consumada satisfactoriamente, es probable que la compañía solicite la apertura de su concurso preventivo", añadió. La reestructuración financiera propuesta por Alpargatas consta de dos capítulos: por un lado, ofrece un canje de títulos de deuda vencidos por una nueva emisión con vencimientos en los años 2010 y 2015. Y, por el otro, propone una emisión de acciones para incorporar como socios a los acreedores. Para que la reestructuración tenga éxito, debería ser aprobada por el 95 por ciento de los acreedores. En el comunicado, Gotelli dijo que sus declaraciones "miran hacia el futuro". No obstante, aclaró que "los resultados definitivos están sujetos a eventos a producirse en el futuro". Entre los factores que condicionarán la suerte de la empresa, el empresario citó a las "condiciones políticas y económicas en Brasil y la Argentina". Justamente, la semana pasada, Alpargatas dejó trascender que levantaría sus operaciones en la Argentina en caso de que el Gobierno no tome medidas de protección ante el ingreso de calzados y textiles desde Brasil y Asia. La empresa ya despidió a 300 empleados y cerró su planta de Florencia Varela.
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