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OPINION
¿Dirán que Mestre lo hizo?
Por Mempo Giardinelli

En la calcinante mañana correntina, ayer, cualquiera hubiera dicho que no pasaba nada con el arribo del avión Tango 03 en el que llegaba a Corrientes la ministra de Acción Social, Graciela Fernández Meijide, junto con trece miembros de su gabinete. La mayoría de los diarios locales ni siquiera había anunciado esa visita en primera plana. Las principales radios dedicaban larguísimos minutos “al drama de Maradona”.Eso era y es parte del color (político) de la realidad correntina que, según parece, el interventor Ramón Mestre y su gabinete no alcanzan a ver. Si hicieran zapping radial, nomás, advertirían rápidamente cómo la mayoría de las emisoras manipulan a la sociedad con evocaciones de los buenos tiempos en que con Tato Romero Feris no había baches en las calles, por ejemplo, o el Hospital Pediátrico Juan Pablo II era “un ejemplo de buen funcionamiento y atención a los niños correntinos”. Oirían cómo se reproducen las declaraciones del gobernador José Manuel de la Sota sobre cómo “Mestre dejó a Córdoba en la ruina, con una deuda de 2083 millones y con más de veinte mil juicios contra la provincia”. Y se darían cuenta de que el clima antiintervención que se está pintando es obviamente interesado y hasta con argumentos ridículamente xenófobos como “lo que pasa es que no son correntinos”. Si además el interventor y su gabinete leyeran los diarios (hay más de media docena de matutinos en Resistencia y Corrientes, y los dos más importantes son propiedad de la familia Romero Feris), advertirían que el retorno del tatismo empieza a dibujarse claramente a sólo un mes del desembarco cordobés. Podrían analizar quiénes pagan los avisos que se escuchan o se leen, y entre otras cosas se enterarían de cómo dirigentes justicialistas como el ex diputado nacional Walter González Cabañas defienden ya abiertamente a Tato, mientras el resto del PJ dispara contra lo que llaman “la intervención radical”.Y sobre todo se enterarían de una verdadera perla: en la doble central del diario El Libertador se informa de una reunión en la que “los intendentes y concejales del Partido Nuevo (el de Tato R.F.), pertenecientes a la totalidad de las comunas del interior de la provincia”, se reunieron y resolvieron como primer punto: “Rechazar expresa, categórica y enérgicamente las intervenciones”. A la vez declaran “ilegal e ilegítima” a la intervención y estudian acusar a Mestre por “abuso de autoridad”.La perla consiste en esta paradoja alucinante: esos mismos intendentes fueron “premiados” por Mestre, quien los designó interventores de sus propias comunas...Lo notable es que de un total de 57 municipios que tiene esta provincia, hasta hace un mes y medio, de los principales diez (se llaman de primera categoría y son: Capital, Goya, Paso de los Libres, Curuzú Cuatiá, Mercedes, Santo Tomé, Esquina, Bellavista, Virasoro y Monte Caseros), cuatro pertenecían al Partido Nuevo, tres al PJ, dos a la UCR y uno al Pacto Autonomista-Liberal. De la veintena de segunda categoría (un poco más chicos), el PaNu tiene el 40 por ciento, el Pacto 40 por ciento, el PJ y la UCR 10 por ciento cada uno. La tendencia se agudiza aún más en los municipios de tercera (los pueblos más pequeños): 45, 45, 5 y 5 por ciento, respectivamente. Esta es la demostración palmaria del clientelismo correntino: a medida que se achican los pueblos y son más marginales, es mayor el dominio político más conservador. Desde el lado gubernamental, el argumento que esgrimió un funcionario –que rogó no ser nombrado– fue el siguiente: “Designamos interventores a los mismos intendentes que ya estaban por dos razones: porque cuando se le pidió a Machinea que autorizara los viáticos para 57 interventores, dijo que no; y porque, además, como interventores sólo tendrán funciones administrativas y los vamos a controlar bien, y entonces no serán peligrosos”.La inocentada parece fantástica: en el imaginario de la intervención Mestre, esos intendentes –algunos con gruesos prontuarios y con 16 años en el poder– de pronto dejarán de ser “políticos” para ser “administradores”, pero bien controlados.Evidentemente, Mestre creyó, al venir, que en Corrientes sólo había “un lío financiero”. Ahora parece que le cuesta descubrir que el conflicto es sobre todo político y que es gravísimo. Lo que parece no comprender Mestre y su gabinete es que en Corrientes se desmoronó el sistema político decimonónico por un hecho muy simple: entraron en conflicto el justicialismo y el tatismo. Si lo comprendieran, advertirían que ambos sectores volverán a unirse en alianza estratégica, y que lo más absurdo de esta intervención es que los está ayudando a unirse. “Después de las elecciones, vamos a decir: Mestre lo hizo”, se lamentaban varios dirigentes frepasistas que hacían cola ayer, inútilmente, para ser recibidos por Fernández Meijide.

 

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