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Por Fernando Cibeira
Una media docena de llamadas telefónicas, una seguidilla de reuniones
y gestiones que involucraron a medio gobierno desde el Presidente para
abajo terminaron cerca de la noche con el sofocón generado a partir del
lanzamiento de la campaña "Maldita Cocaína", ideada por el
equipo comunicacional del delarruismo. A esa hora, la Secretaría de
Comunicación de Darío Lopérfido distribuía un comunicado del flamante
secretario de Prevención de la Drogadicción y Lucha contra el Narcotráfico,
Lorenzo Cortese, en el que la misma campaña que al mediodía había
calificado como una "absoluta torpeza" se convertía unas horas
después en un hecho "muy positivo".
Entre una declaración y otra, Cortese tuvo varios retos y las
aclaraciones del propio Lopérfido. Es que la reacción de Cortese tuvo
que ver con que en su primer día en funciones se encontró con una fuerte
campaña sobre la droga en la calle de la que no tenía ni idea. En el
trayecto de su casa a su nueva oficina había podido apreciar los cientos
de afiches de letras blancas sobre fondo negro con la leyenda
"Maldita Cocaína", sin más añadidos que la firma de
Presidencia de la Nación.
En cuanto fue consultado por una radio, descargó toda su bronca.
"Esta Secretaría es la que tendría que estar involucrada en la
campaña pero ésta no es de mi autoría material, ni mi intención, ni mi
decisión y para mí constituye una auténtica torpeza", se despachó.
Cortese es un cordobés de 57 años, ex diputado nacional, que llegó al
Gobierno de la mano del ministro del Interior, Federico Storani. "Con
absoluta sinceridad y certeza aseguro que no hubiéramos imaginado un
afiche con la leyenda 'Maldita Cocaína'. Y si lo hubiese hecho, no tendría
autoridad para mantenerme en el cargo", añadió el funcionario, en
una sutil referencia a una renuncia del responsable. Un dato extraño si
se tiene en cuenta que los carteles llevaban la firma de Presidencia.
Pero luego, Lopérfido le explicó que la campaña no tenía nada
que ver con su asunción sino que había sido planeada diez días antes,
en plena internación de Diego Maradona por una sobredosis. En aquel
momento, Carlos Alvarez, uno de los médicos que atendían al ex
futbolista, dijo que en vez de "Aguante Diego" sus amigos deberían
colgar un cartel que dijera "Maldita Cocaína". La frase motivó
al equipo comunicacional del delarruismo que forman Lopérfido, el hijo
mayor del Presidente, Antonio, y los publicistas Ramiro Agulla y Carlos
Souto, que se pusieron en marcha.
Ellos bosquejaron el afiche y cuatro cortos televisivos que, según
su costumbre, sometieron a un grupo motivacional. El sondeo les dio muy
bien: no sólo la gente veía en ellos un posicionamiento contra la droga
sino también lo relacionaba con el combate a la delincuencia y la
inseguridad. De paso, marcaban una tajante diferencia con el estilo del
menemismo. De los cuatro cortos fue elegido uno de cinco segundos, casi
minimalista, donde se repite el cartel con la maldita leyenda leída por
un locutor.
Lo que Lopérfido no previó era que el día elegido para el
lanzamiento asumía el nuevo encargado del área. Para justificarse, en la
secretaría aseguraban que el afiche no sólo había tenido la aprobación
del Presidente sino también la del jefe de la SIDE, Fernando de Santibañes,
quien hasta el martes estaba interinamente a cargo de la Secretaría de
Prevención de la Drogadicción. Ayer, cerca del mediodía, Lopérfido se
acercó a la sala de periodistas de la Rosada para confirmar que los
carteles habían sido pegados por su secretaría. "Es una manera de
comunicar clara, potente y precisa", la autocalificó. Y explicó que
la pegatina formaba parte de "una campaña de bien público"
destinada a "hablarle a la gente con la verdad, sin eufemismos".
Poco después llegó el visceral rechazo de Cortese que, luego de recibir
los primeros llamados, se arrepintió e incluso sostuvo que algunas de sus
declaraciones fueron "desvirtuadas".
Para la noche, en Gobierno daban el conflicto como "totalmente
superado" gracias al comunicado de Cortese que recalificaba la campaña
como "una señal muy positiva". Incluso, en Comunicación se
alegraban de haber conseguido un aliado inesperado. El gobernador Carlos
Ruckauf dijo sentirse "absolutamente identificado" con los
afiches y acordó reunirse con Lopérfido para consensuar una política de
difusión conjunta.
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