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Como Perón en el '50, De la Rúa también tiene sus veinte verdades

t.gif (862 bytes) Las 20 recomendaciones que Fernando de la Rúa repartió ayer entre sus funcionarios son las siguientes:

1. Cumplir y hacer cumplir a todos la Constitución y las leyes, sin excepciones, ni privilegios.

2. Actuar con la convicción de que la función pública es un servicio a la Nación y al Pueblo que enaltece a quien la desempeña con dignidad y honradez.

3. Actuar con sencillez y generosidad. Recordar que el cargo no es una prerrogativa ni un privilegio, sino un deber y una misión. Trabajar con alegría, con fe en las fuerzas del país y en la causa que asumimos.

4. Guardar la máxima austeridad en el manejo presupuestario y patrimonial del Estado, incluso en las cosas más simples o pequeñas. Preservar los recursos, contener el gasto y generar con el ejemplo la cultura del ahorro.

5. Defender el interés y el bienestar de los ciudadanos en toda circunstancia y frente a cualquier influencia o presión, sea cual fuere. Ningún interés personal o de grupo puede estar por encima del interés de la Nación.

6. Observar siempre los principios de honestidad, probidad, rectitud y buena fe. Ejercer adecuados controles internos. Ser implacables con la corrupción. Denunciar judicialmente, previa verificación de los hechos, cualquier delito que conozcan por su función, así como cualquier presión o intento de retribución ilegal. Preservar el prestigio y el nombre y ante cualquier imputación o infundio que los roce, hacer inmediata presentación judicial.

7. La gestión pública debe entenderse como el logro de objetivos sociales. En todas las áreas la prioridad se crear más empleo, mejorar la educación y elevar la calidad de vida de los argentinos, promoviendo el crecimiento equitativo del conjunto del país y la defensa de los más humildes.

8. Atender a la gente, oír sus reclamos y preocupaciones. No perder nunca el contacto con ella, que da las mejores enseñanzas. Escapar a los entornos, rechazar las lisonjas y tener clara comprensión de la realidad.

9. Estudiar en profundidad cada proyecto de ley, decreto o resolución, verificando que sea compatible con la Constitución y que dé solución justa a los problemas de que trate. Emplear textos concisos y claros que faciliten su comprensión y eviten incertidumbres.

10. Trabajar dentro de las competencias de cada función y encarar la acción de gobierno con rapidez y eficiencia, detrás de cada trámite hay una necesidad, un dolor o un derecho, y toda demora ocasiona un perjuicio.

11. El diálogo, la tolerancia y la comprensión deben ser principios permanentes de la gestión. Es preciso saber escuchar, ser comprensivos y plurales, pacientes ante la crítica y abiertos a las observaciones constructivas. Tener grandeza para reconocer y corregir el error y respetar al adversario. Ser capaces de incorporar otras visiones para una gestión que integre a toda la sociedad.

12. Defender la libertad de prensa e informar con claridad los actos y decisiones de gobierno. Aclarar la información errónea y responder con convicción, rechazar la indiscreción o la infidencia y basarse exclusivamente en la verdad y la transparencia.

13. La idoneidad es la condición primera para elegir a los colaboradores. Convocarlos por su capacidad y no por amistad, parentesco o partidismo. No debe consentirse una retribución que no corresponda al trabajo realizado. No permitir irregularidades, ausentismos o abusos.

14. Asumir la plena responsabilidad por el ejercicio del cargo y las decisiones adoptadas. El incumplimiento del deber no puede justificarse invocando una orden superior, ni la culpa de un subordinado.

15. No utilizar, ni divulgar información conocida por la función para beneficio personal de terceros o de un grupo, o que pueda usarse contra el bien común.

16. Es importante planificar la acción de cada ministerio en base a objetivos y prioridades concretos y plazos estimados para alcanzarlos. Esto permite medir los resultados y comprobar los logros obtenidos y las cosas que faltan.

17. En el área de cada competencia todo es importante. No hay asuntos pequeños o prescindibles. Si no hay tiempo, organizar la atención de lo que falta y saber delegar.

18. Preservar la lealtad y solidaridad interior dentro del gobierno y el sentido de amistad y cooperación entre todos sus integrantes. Las diferencias de opinión deben resolverse en la discusión franca en el ámbito correspondiente, y tomada la decisión defenderla cada uno como propia.

19. Viajar y visitar con la máxima frecuencia al interior del país. Tomar contacto con las realidades provinciales atendiendo de modo preferente a sus necesidades y problemas.

20. Los pedidos de informes del Congreso deben responderse sin demora y con igual diligencia concurrir a sus citaciones suministrando toda la información requerida.

 

Las otras veinte verdades (las de Perón)

"Nos fuimos del peronismo pero el 20 nos persigue", comentó por lo bajo un frepasista a otro mientras Fernando de la Rúa deslizaba sus recomendaciones para los funcionarios durante la maratón de ayer en Olivos. Hablaba de las Veinte Verdades Peronistas, como se conoce desde el 17 de octubre de 1950 un discurso de Juan Perón en Plaza de Mayo que entonces se llamó, de manera más pomposa, "Principios fundamentales de la Doctrina Peronista".

  "No hay nuevos rótulos que califiquen a nuestra doctrina ni a nuestra ideología", dijo entonces Perón. "Somos lo que las veinte verdades peronistas dicen." Y remató: "No es gritando la vida por Perón que se hace patria, sino manteniendo el credo por el cual luchamos".

  A continuación, las 20 definiciones que ayer provocaron los comentarios en Olivos:

"1) La verdadera democracia es aquella donde el gobierno hace lo que el pueblo quiere y defiende un solo interés: el del pueblo.

2) El peronismo es esencialmente popular. Todo círculo político es antipopular, y por lo tanto no es peronista.

3) El peronista trabaja para el Movimiento. El que en su nombre sirve a un círculo o a un caudillo, lo es solo de nombre.

4) No existe para el peronismo más que una sola clase de hombres: los que trabajan.

5) En la Nueva Argentina el trabajo es un derecho que crea la dignidad del hombre, y es un deber, porque es justo que cada uno produzca por lo menos lo que consume.

6) Para un peronista no puede haber nada mejor que otro peronista.

7) Ningún peronista debe sentirse más de lo que es, ni menos de lo que debe ser. Cuando un peronista comienza a sentirse más de lo que es, empieza a convertirse en oligarca.

8) En la acción política la escala de valores de todo peronista es la siguiente: primero la Patria, después el Movimiento y luego los hombres.

9) La política no es para nosotros un fin, sino solo el medio para el bien de la Patria, que es la felicidad de sus hijos y la grandeza nacional.

10) Los dos brazos del peronismo son la justicia social y la ayuda social. Con ellos damos al Pueblo un abrazo de justicia y amor.

11) El peronismo anhela la unidad nacional y no la lucha. Desea héroes, pero no mártires.

12) En la Nueva Argentina los únicos privilegiados son los niños.

13) Un gobierno sin doctrina es un cuerpo sin alma. Por eso el peronismo tiene su propia doctrina política, económica y social: el Justicialismo.

14) El Justicialismo es una nueva filosofía de la vida, simple, práctica, popular, profundamente cristiana y profundamente humanista.

15) Como doctrina política, el Justicialismo realiza el equilibrio del derecho del individuo con el de la comunidad.

16) Como doctrina económica, el Justicialismo realiza la economía social, poniendo el capital al servicio de la economía y ésta al servicio del bienestar social.

17) Como doctrina social, el Justicialismo realiza la justicia social, que da a cada persona su derecho en función social.

18) Queremos una Argentina socialmente justa, económicamente libre y políticamente soberana.

19) Constituimos un Gobierno centralizado, un Estado organizado y un Pueblo libre.

20) En esta tierra lo mejor que tenemos es el pueblo."

 

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