El
Gobierno apela a la opinión pública y sale ganando en esta
confrontación. Incluso si hiciera un plebiscito, no me sorprendería
que la gente lo respalde. En cambio, el sindicalismo actualmente no
tiene la posibilidad real de movilizar apoyos. De hecho, sólo un 7
por ciento de la población cree que la oposición al proyecto de ley
de Reforma Laboral es para defender los intereses de los trabajadores.
El Gobierno hoy está fuerte en la posibilidad de sancionar esta
iniciativa y si está dispuesto a dar batalla es un buen momento
porque el sindicalismo está muy desgastado. La negociación colectiva
es el aspecto principal de la reforma laboral y sobre eso hay una
abrumadora mayoría a favor de la descentralización política. El
tema es que el sindicalismo hoy no tiene credibilidad. Creo que el
proyecto de reforma laboral no produce rechazo, más bien tiene
consenso.
En la gente hay una clara
percepción de que las situaciones del trabajador y las empresas no
son las mismas en todos lados y le parece bien, por ejemplo, que los
trabajadores de Jujuy negocien con la empresa que está radicada en
Jujuy. Esto es así porque se sabe que con una negociación central
las empresas después no cumplen los convenios. El trabajador está más
desprotegido con este tipo de negociación sindical. El apoyo proviene
de que la población tiene una percepción realista de este sistema
laboral y de cuáles son sus consecuencias.
* Titular
de la Consultora Mora y Araujo y Asociados. |