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Tras el atentado,
Ibarretxe se encontró en una posición muy incómoda. En mayo del año
pasado su PNV había formado el Pacto de Estella con el EH, que pasó a
darle su apoyo en el parlamento autónomo. La alianza había resultado
posible a raíz de la tregua unilateral a su lucha armada que la ETA había
proclamado en octubre de 1998. Pero luego de que los etarras renunciaran a
la tregua en noviembre pasado, el pacto parecía estar en sentencia
suspendida hasta que se produjera un atentado. Cuando esto ocurrió ayer,
fue imposible mantener el statu quo. "Es necesario (para mantener el
acuerdo) que se produzca esa manifestación expresa (de condena) del
EH", subrayó ayer Ibarretxe. El líder vasco convocó además una
concentración ante las municipalidades vascas bajo el lema "Bakea
behar dugu" ("Necesitamos la paz").
Los dichos del EH, por
supuesto, fueron muy inferiores al requerimiento del PNV. Admitiendo que
"la responsabilidad directa (por el atentado) corresponde a sus
autores", el portavoz Arnaldo Otegi no dudó en aseverar que la
verdadera responsabilidad recaía sobre "la clase política, por no
haberla evitado". Esa generalización se tradujo rápidamente en una
condena específica al Partido Popular (PP) de Aznar, culpable de
"negarse a reconocer la naturaleza política del conflicto".
Otegi concluyó manifestando su voluntad de "mantener los compromisos
políticos e institucionales", es decir el Pacto de Estella.
Todo esto les dio a
los partidos constitucionalistas vascos una buena oportunidad de romper el
frente nacionalista. El PP vasco le pidió directamente a Ibarretxe que
"deje de dar cobertura política a los que asesinan". Según un
comunicado de la cúpula partidaria, la "suspensión" declarada
por el PNV "no es suficiente: es una posición ambigua y éste no es
el momento de tibiezas". El partido socialista vasco no fue menos
duro: "(Todos los partidos) deben contestar con radicalidad y
contundencia, y sin sutilezas vaticanas, al asesinato de la ETA". El
líder del PSE-EE, Nicolás Redondo, apuntó "especialmente al
PNV" a que reaccione "conjuntamente contra los terroristas y en
defensa de la paz".
Fuera del País Vasco,
la proximidad de las elecciones legislativas no impidió que los partidos
nacionales se unieran en condena al atentado. El líder del opositor
Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Joaquín Almunia, llamó a los
partidos a estar unidos contra la "violencia terrorista de la minoría
que quiere acabar con la vida, la libertad, y los derechos más
fundamentales de las personas". Por su parte, Aznar aseguró que
"tenemos la capacidad para responder al empeño criminal de ETA,
dentro de la ley y el estado de derecho".
A nivel popular, se
registró una respuesta abrumadora a los llamados del gobierno en pos de
manifestaciones "por la paz". En San Sebastián, se vivió un
momento de tensión cuando una manifestación anti ETA coincidió con una
convocada por el EH. Fue probablemente sólo la presencia de un fuerte
cordón policial lo que impidió un incidente. En Bilbao se vivió una
situación similar. Otras manifestaciones, absolutamente silenciosas, se
realizaron en Vitoria, Sevilla, Valencia y Zaragoza, con una asistencia
que se contaba en miles.
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