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Por Fernando D'Addario Está en su naturaleza: el Festival de Cosquín siempre es más noticia por el entorno que por lo que produce artísticamente. En su 40ª edición, que comenzará esta noche con las actuaciones de Ariel Ramírez, Dúo Coplanacu, Alfredo Abalos, Raúl Barbosa y el Chango Farías Gómez, entre otros, ofrecerá un perfil de austeridad que sus organizadores tiñen de épica, hasta calificar la realización del evento como "una patriada".
Se sabe que la palabra
patria ha sido un paraguas protector para todo tipo de artimañas y
falacias, pero en el espíritu coscoíno, la expresión se traducirá esta
vez en un presunto retorno "a los valores tradicionales". Este
retorno a las fuentes no es gratuito ni antojadizo. Responde a motivos políticos
y es consecuencia de precariedades económicas. El festival fue
"reestatizado" a fines del año pasado, cuando la Comisión
Municipal de Folklore rescindió unilateralmente el contrato
que lo ligaba con la concesionaria, la firma Lowe Argentina. Con un déficit
estructural y sin suficientes sponsors a la vista, los nuevos
organizadores (repartidos entre las diversas "fuerzas vivas" de
la ciudad) debieron pedirles a los artistas que se sumaran a la pueblada
de hacer "todos juntos" el festival. Es decir, les pidieron que
rebajaran sus pretensiones económicas. Muchos aceptaron. Algunos, porque
su realidad no les permitía negociar de otro modo. Otros, porque forman
parte de "paquetes artísticos" manejados por dos o tres
representantes, que necesitan a Cosquín para promocionar contratos
discográficos y futuras actuaciones en el circuito veraniego de
festivales. Cosquín, a pesar de todo, sigue siendo una gran vidriera.
Mercedes Sosa ya no necesita vidriera. Y como los 40 mil dólares que pedía
para actuar fueron considerados excesivos por los organizadores, no
participaría de la pueblada. Aunque teniendo en cuenta que en Cosquín
todo es posible, y más con la Negra (recordar sus históricas idas y
vueltas, el show con Charly, el abrazo con Julio Mahárbiz, etcétera) a
último momento podría subirse al escenario de la Plaza Próspero Molina.
Jairo, en cambio, está descartado, también por motivos económicos.
Con Mahárbiz como padrino de ceremonias y factótum espiritual de
ese pretendido retorno a los valores tradicionales, no se espera que el
festival escape de la previsibilidad artística. El boom del llamado
"folklore romántico" (con Los Nocheros como estandarte y
"jóvenes promesas" como Luciano Pereyra) le sacó una cabeza de
ventaja al poncho al viento de Soledad, aunque la ex adolescente de
Arequito promete un show renovado, luego de su lapsus con Emilio Estefan.
Como siempre, habrá en el festival varios nombres de peso, como Peteco,
Abalos, Dúo Coplanacu, Barbosa, Jaime Torres y Los Chalchaleros, entre
otros, pero es probable que lo más interesante se cocine fuera de la
plaza, en las peñas y en los balnearios, donde el folklore se vive con
una pasión y una naturalidad que, por lógica comparación, convierten al
escenario mayor en un mero resorte burocrático.
Azul Televisión
emitirá en directo las instancias principales del festival. Lo que no
podrá televisar, claro, es la voluntad que puso el pueblo de Cosquín
para acondicionar la plaza, ni la hoguera que las vanidades encienden
cotidianamente en Cosquín, ni la esencia de nueve lunas cuya fascinación
resulta poco menos que inexplicable.
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