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Por Alfredo Zaiat y Claudio Zlotnik
--Cuando recibí la confirmación del reportaje estaba viajando en
taxi. El chofer escuchó y le pedí que propusiera él las tres preguntas
para José Luis Machinea. --¿Qué dijo?
--interrumpió ansioso el ministro. --Pensó unos
minutos y después las expresó con una sonrisa escéptica. No sé si
dudaba de que yo se las formulara a usted o si sonreía porque está
desalentado por la situación económica. Primera pregunta: ¿sigue la
convertibilidad?
--Sí. absolutamente.
--Segunda pregunta: ¿van a subir de nuevo los impuestos? --No.
--Tercera pregunta: ¿van a subir las jubilaciones?
--Eso lo vamos a charlar cuando mandemos al Congreso la reforma
previsional. Es una aspiración del Presidente y nuestra de que podamos
hacer algo. Pero hoy no puedo prometer nada
--¿A qué se refiere con hacer algo? --Lo estamos analizando.
Lo que vamos a hacer es una reforma de la seguridad social que asegure la
solvencia del sistema a largo a plazo. Si logramos hacer pasar una ley de
ese tipo, seguramente habrá margen para aumentar las jubilaciones.
José Luis Machinea recibió a Página/12 acompañado por su
jefe de asesores, Pablo Gerchunoff, y por el secretario de Programación
Macroeconómica y Regional, Miguel Bein. Estaba distendido, cómodo en el
traje de ministro. Se rió varias veces durante el extenso reportaje.
Intimamente sabe que está jugando su revancha por la crisis de
'89. Y está convencido de que está haciendo todo para ganar ese juego.
Quiere poner en orden las cuentas para después comenzar la segunda etapa
de las reformas, la serie de instrumentos de política económica que
estuvo elaborando junto su equipo durante más de un año en FADE, el
cuartel general donde trabajó hasta ocupar la poltrona del Palacio de
Hacienda. Asegura que bajará impuestos si aumenta la recaudación; que no
subirá el gasoil; que tiene preparado un paquete
"procompetitivo" para la industria y el agro que "apunta a
más crecimiento y más empleo"; que bajará la tasa de interés; que
esta semana se anunciará la rebaja de las comisiones de las AFJP y que en
abril o mayo la tarifa de luz disminuirá entre 6 y 8 por ciento. Está
convencido que la CGT se opone a la reforma laboral "porque pierde
poder", y que "la ley que impulsamos va a generar más empleo y
va a ayudar al crecimiento". Y enfatiza: "el mercado nos está
analizando pero no me siento atado al mercado".
--Usted dice que el país está en emergencia pero, a la vez,
que se está saliendo de la recesión. ¿No es contradictorio?
--El país efectivamente está en emergencia. No hay que bucear
demasiado para darse cuenta. Los indicadores muestran que es así. Yo dije
que había síntomas de que la Argentina estaba saliendo de la recesión.
Pero, básicamente, que la economía podía crecer un 4 por ciento este año,
siempre y cuando se tomaran las medidas necesarias para salir de la
emergencia.
--Suponga que el Congreso sanciona el paquete que ustedes
quieren. Después, ¿tienen previsto bajar los impuestos?
--Depende de cómo vaya la recaudación.
--Y si la recaudación aumenta, ¿qué impuestos bajarían?
--Primero debemos lograr una situación fiscal que permita cumplir
holgadamente con el déficit de 4500 millones comprometido. Nuestra idea
es bajar los impuestos al consumo. Concretamente, el IVA. Lo que sucede es
que cada punto de IVA cuesta 1000 millones de pesos. La baja dependerá
del exceso de recaudación que eventualmente logremos. Si se recaudan 1000
millones extra, el IVA será bajado en un punto.
--¿Este año lo harán?
-No me animo a afirmar que pueda lograrse este año, pero estoy
seguro de que el IVA bajará dentro de los próximos cuatro años. Nuestro
compromiso es que si tenemos éxito en la lucha contra la evasión, vamos
a bajarlo.
--Chacho Alvarez habla de una segunda reforma tributaria y,
específicamente, de imposiciones a las transacciones financieras.
--No estoy de acuerdo con imponer impuestos a las transacciones
financieras. Es cierto que en otros países existen imposiciones a las
rentas financieras. Creo que la Argentina tiene todavía una situación
que necesita una mayor profundización del mercado de capitales. El
sistema financiero necesita crecer para otorgar mayor crédito, y por lo
tanto no es una reforma para pensar ahora.
--Algunos piensan que el paquete impositivo va a influir en la
campaña electoral de la Capital. Y que podrían culpar al equipo económico
de una eventual derrota de la Alianza.
--Lo peor que podría pasarle a la Alianza y a todos los argentinos
es que la situación económica esté desordenada. A nadie le gusta pagar
más impuestos, no es simpático. Pero no teníamos otra alternativa y lo
hicimos lo más progresivo posible. Mucho se ha hablado sobre la magnitud
del aumento de impuestos. Creo que la gente va a ver que, al menos para
los ingresos menores a los 3000 pesos, el aumento no será importante. Se
crearon cucos con este tema, y yo creo que no tendrá un impacto negativo
en las elecciones. La gente aceptó que es necesario hacer un esfuerzo, y
lo va a hacer sin castigar al Gobierno en las urnas.
--¿Van a subir el gasoil?
--No.
--¿Y más adelante?
--No, no está previsto. El campo tiene un problema de
competitividad muy grande, el precio del petróleo está muy alto
internacionalmente, y no hay margen para pensar en esa posibilidad.
--¿Y para el consumo urbano?
--Tampoco. La única manera de pensar en un aumento al gasoil sería
para los autos particulares, pero es muy difícil de llevar a la práctica.
Es muy difícil de controlar. Preferimos tener un impuesto a los autos
gasoleros, que es lo que rige hoy. --Hasta
el momento, los anuncios del Gobierno se limitaron a ajustar las cuentas.
Pero hasta ahora no estuvieron presentes medidas de aliento a los sectores
productivos. ¿Qué van a hacer?
--Vamos a anunciar un paquete procompetitivo para la industria y el
campo. En el caso de las pymes, se crearán fondos especiales. Esperamos
hacer un anuncio integral durante la segunda quincena de febrero.
--Uno de los mayores reclamos del sector productivo es la tasa
de interés que les cobran los bancos. ¿Cómo van a inducir a su baja?
--La mitad del problema se resuelve auspiciando una baja en el
riesgo-país. También es clave disminuir los costos del sistema
financiero. Vamos a conversar con el Banco Central para llevar adelante
este propósito. En particular, habrá medidas exclusivas para las pymes a
través del Banco Nación, el BICE, y la creación de un fondo fiduciario
y otro manejado por la secretaría del sector. También hay 30 millones
disponibles para subsidiar las tasas de los créditos dirigidos a las
pymes.
--En el caso de la financiación para el consumo, ¿quieren que
el resumen de las tarjetas de crédito sea un título ejecutivo?
--Impulsamos esta medida pero también que tres meses antes del
vencimiento de la tarjeta, el usuario tenga su historia crediticia, de
manera tal que pueda utilizarla para recorrer bancos y pedir mejores
condiciones. Con esta ley, conseguiríamos una reducción de la tasa de
interés en pesos de entre 8 y 10 puntos porcentuales, y de entre 3 y 4
puntos para el financiamiento en dólares. --¿Cómo
analiza la relación con Brasil? ¿Cómo se puede convencer a los
inversores de apostar por la Argentina después de la devaluación exitosa
del real?
--En la relación con Brasil, lo peor ya pasó. No conozco ninguna
experiencia en el mundo que después de un año y medio o dos de la
devaluación, mantenga una mejora real del tipo de cambio superior al 15
por ciento. Brasil va a perder parte de su actual competitividad. No creo
que vaya a ser más competitivo de lo que ya era en diciembre del '98,
antes de la devaluación. Pero más allá de esta realidad, el Gobierno ha
anunciado --y va a seguir anunciado-- medidas para abaratar los costos. Ya
pasó con los teléfonos, el peaje y, la próxima semana, con las AFJP. La
idea es que existan reducciones en varios servicios. En el sector telefónico
habrá más rebajas porque aumentará la competencia. --¿Cuánto
bajarán las comisiones de las AFJP? --El
acuerdo tiene dos componentes: habrá premios a la permanencia en el
sistema y habrá un compromiso por parte de los fondos de pensión para
seguir bajando las comisiones en la medida que aumenten los aportes
globales.
--¿Por qué no presiona a la baja directamente la AFJP del
Banco Nación?
--El Nación participará de las rebajas como el resto. No es
posible forzar al mercado y que ello implique pérdidas a la entidad
oficial.
--¿En qué magnitud van a bajar las tarifas de luz y gas? --La
luz bajará entre 6 y 8 por ciento en abril o mayo. La rebaja se dará por
la gran competencia que existe en el sector. Pero, además, estamos
evaluando qué podemos hacer con la indexación de las tarifas que están
atadas a la inflación estadounidense. Este tema lo hemos conversado con
todas las concesionarias, pero la verdad es que hay contratos firmados que
hay que respetar. En el sector gasífero, una rebaja sería más
complicado.
--¿Por qué no se suben los aranceles de algunos bienes de
consumo que están en el 22 por ciento y puede elevarse al 35 por ciento
sin violar las normas de la OMC (Organización Mundial de Comercio)?
--De tomar esa medida unilateralmente, habría problemas con el
Mercosur. Para subir aranceles debe haber acuerdo con los demás socios. Y
Brasil está más cerca de bajar que de subir aranceles.
--¿Pero negociando podrían plantear la manera ellos puedan
ayudar a su socio luego del castigo que le dio por devaluar su moneda?
--La cuestión es encontrar mecanismos de adecuación para algunos
sectores, cumplir lo que está realmente pactado, el tema de compras del
Estado dentro del Mercosur y la convergencia macroeconómica. Estas son
las cosas que le estamos pidiendo a Brasil, y soy razonablemente
optimista.
--Un eventual acuerdo de convergencia macroeconómica, ¿incluiría
la creación de una moneda común en el corto plazo?
--No hay ninguna posibilidad de implementar algo así en el corto
plazo. Yo creo que, en una primera etapa, la convergencia permitiría que
los tipos de cambio entre ambos países no diverjan demasiado. Logrado
esto, se podría hablar de una moneda única.
--En medio del éxodo de empresas a Brasil, Alpargatas condicionó
su permanencia en el país a una ayuda oficial. ¿Qué van a hacer?
--Alpargatas se va a quedar. La compañía atraviesa una situación
delicada. Está por cerrar un acuerdo con sus acreedores. Nosotros vamos a
ayudar a Alpargatas como a otras empresas con dificultades. Si existen
mecanismos para protegerlas, vamos a ayudarla.
--Antes de asumir, usted decía que iban a negociar con el
capital concentrado (privatizadas, hipermercados, entre otros) para que
tengan de proveedores a las pymes locales. Hasta ahora hubo sólo pedidos
de rebajas de tarifas. ¿Abrirán una negociación para obligar a los
grandes grupos económicos para que adquieran sus insumos en el mercado
local?
--Desgraciadamente, cuando muchas se radicaron la Argentina no se
le pidió nada a cambio en términos de investigación y desarrollo ni de
creación de redes de proveedores. Nosotros lo vamos a hacer. Pero no es
lo mismo hacerlo cuando la inversión viene que cuando la inversión ya se
concretó. De cualquier manera, creo que hay margen para intentarlo. De
hecho, con el presidente de Telefónica, Julio Villalonga, se planteó la
posibilidad de que la compañía invierta en el país en investigación y
desarrollo, así como de entablar acuerdos con proveedores y llevar
Internet a los colegios. Este es un tema de negociación razonable con las
empresas. -
Desde que llegó al Palacio de Hacienda, realizó muchos gestos al
mercado y a los empresarios: recorte de gastos, paquete impositivo, ajuste
a las provincias. Sin embargo, no le contestaron con euforia. ¿Por qué? -
Tampoco hay euforia en el mundo. No obstante, el riesgo-país ha venido
bajando desde setiembre, aún más que en Brasil y México, y en un
contexto de tasa internacional en alza. Estamos colocando deuda más
barata. Creo que hay una buena percepción sobre Argentina. Este es un
gobierno recién asumido. El mercado nos está analizando. Los inversores
quieren ver si este es un gobierno que va a trabajar para reducir el
riesgo-país o no. Nadie firma un cheque a un gobierno que hace sólo un
mes que asumió.
--¿Se siente atado por el mercado? --No.
Y esto no significa que lo ignore. La reforma laboral que estamos
proponiendo es independiente del mercado. Estamos convencidos de que
favorecerá la creación de empleos.
--¿La descentralización de las relaciones laborales no hace
que el trabajador esté en desventaja en la negociación con la empresa en
un contexto de elevada desocupación?
--No. Esta reforma descentraliza la negociación no sólo a nivel
de empresa sino también a nivel regional. No se pueden hacer convenios
colectivos sin tomar en cuenta las particularidades de ciertas regiones y
de ciertas empresas. ¿Usted cree que un trabajador de una empresa de 40
ó 50 operarios se siente representado por un convenio que se firma a
nivel nacional? Cuando se tiene un 13 ó 14 por ciento de desocupación,
hay que ocuparse también de los desempleados. No solamente de los
ocupados. Esta es una reforma que va a crear empleo.
--¿La CGT se quedó en el pasado?
--Ellos no admiten la reforma laboral con descentralización porque
pierden poder. Pero la descentralización existe en todo el mundo.
Intentar mantener acuerdos pactados en el '75, cuando ni siquiera existían
computadoras personales, habla de que algunos dirigentes sindicales son
del pasado. --¿Habrá
desregulación de las obras sociales?
--Estamos analizándolo. Creemos que las obras sociales deben
competir más. El proceso para lograrlo está bajo análisis. Primero hay
que contar con una Superintendencia de Salud que funcione para que las
obras sociales compitan con las prepagas. Hasta ahora eso no ocurrió. Si
no tenemos capacidad de controlar, no se puede desregular.
--¿Cuándo cierran el acuerdo con el Fondo?
--No sabemos. Estamos trabajando. Se han acercado posiciones pero aún
subsisten diferencias. --¿Cuál
es la principal?
--Incorporar metas de déficit de las provincias en el acuerdo.
Ellos quieren metas de déficit consolidado, Nación y provincias. Y
nosotros no podemos aceptarlo porque este es un país federal. De todos
modos, Nosotros vamos a seguir trabajando con las provincias para que
disminuyan el déficit, ayudándolas a refinanciar sus deudas. El tema de
las provincias es el que más diferencias tenemos con la misión del
Fondo.
--¿Hay riesgo de que se produzcan estallidos sociales como el
de Corrientes? Usted tiene un informe que dice que hay diez provincias con
graves problemas
--Sí, es cierto. Pero no veo posibilidad de que se produzcan
estallidos. La Nación está trabajando con esos distritos y, en la medida
de que esas provincias se ayuden a sí mismas, nosotros las vamos a
ayudar. La situación es manejable siempre y cuando los gobernadores
contribuyan a ordenar sus cuentas.
--¿Si los ajustes en las provincias viene de la mano de
despidos en la administración pública pueden generar estallidos
sociales?
--No, porque las crisis se producen cuando existe desmanejo de las
cuentas. Corrientes fue un caso típico. Hubo problemas porque se dejaron
de pagar los salarios durante tres meses, y no porque se despidió gente.
Las crisis se producen cuando el Estado colapsa y pierde la capacidad de
pagarle a la gente, y no porque haya una reducción del gasto público. --El
FMI también insiste con la privatización del Banco Nación.
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