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OPINION
Tributo delos cubanos
Por Jorge Alvarez *

El silencio que por estos días envuelve a Diego Armando Maradona en Cuba sería irrespetuoso en cualquier otra época de su vida. Nadie corre tras él, ni le pide autógrafos... ¿Es que olvidaron su talento de goleador nato? El ex capitán de la Selección albiceleste llegó el pasado martes a esta isla convertido en una sombra fantasmagórica de aquel excepcional crack que paseó su nombre victorioso por todas las latitudes. Diego, el Diego que se declaró amigo de los cubanos en sus momentos de esplendor, cayó una vez más en los brazos de la droga y urge de cariño, comprensión, amor, junto a un inviolable lugar donde medicina y descanso se den la mano.Ahora, obviamente, el Pibe de Oro no necesita del aplauso de aquellos millones de admiradores que lo vitorearon como un dios de las canchas de uno a otro confín, sin credos ni razas. Y mucho menos del accionar de las cámaras fotográficas y las grabadoras que aún lo persiguen sin concederle un minuto de descanso, desde aquel lejano 1979, cuando se convirtió en ídolo supremo durante el Campeonato Mundial Juvenil, disputado en Japón. Con 39 años, su debilitada anatomía y su afectado corazón, cual vieja maquinaria a punto de quebrarse, claman por tranquilidad, mientras la ciencia se afana por encontrar el tratamiento que le devuelva la indispensable salud. Maradona, Diego, escogió a Cuba cuando su vida pendía (y pende) de un fino hilo y más del 60 por ciento del músculo vital intenta virarle la espalda, como si la magia de su prodigiosa pierna izquierda fuera tan sólo un sueño.Sin pensarlo dos veces, hace pocos días se lo pidió a su médico personal, Alfredo Cahe, en instantes que éste le recomendaba un lugar donde �más que sofisticados equipos médicos, tengas paz�.�Confío en la medicina cubana y sé que ellos (los médicos) me curarán�, dijo balbuceante a su arribo a la oriental provincia de Holguín, con inseguro andar y excedido de peso. Y los especialistas, médicos, psicólogos, psiquiatras, nutricionistas, sin perder un minuto ni dar tregua, se dieron a la tarea de tratar de salvar al amigo, mientras él y su familia también elevan una plegaria a Dios para que vuelva a ser lo que fue. Conocimientos científicos, tranquilidad, cariño, ésos son los ingredientes para la recuperación de Maradona, aunque siempre habrá quien intente romper las barreras y penetrar en su intimidad, a pesar del daño que significa. Ofrecerle un remanso de paz y todo el conocimiento de los científicos es el tributo de los cubanos al mejor futbolista argentino del siglo XX y uno de los más dotados que la humanidad haya visto con un balón. *Periodista de Prensa Latina

 

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