|
Esta primera final de
la temporada fue un mano a mano entre Di Palma y Acuña, pero no porque
ellos hayan sido los únicos que llegaron a Mar de Ajó con posibilidades
de quedarse con la victoria, sino porque en cierto sentido, la suerte jugó
en su favor.
En la primera serie,
problemas mecánicos dejaron en el camino a Guillermo Ortelli (rompió una
leva en la serie y no clasificó para la final) y Emilio Satriano (rompió
el motor en la batería). En la segunda, se quedó afuera José Luis Di
Palma (se rompió la dirección de su auto y chocó a Brian, Smith
destruyendo su auto), mientras que un toque con el ganador de la
competencia en la tercera batería clasificatoria obligó a Omar Martínez
a largar la final desde el fondo de la grilla.
A la hora de pelear
por el triunfo se dieron con todo. Marquitos fue el primero en pegar.
Desde el tercer lugar de la grilla, el arrecifeño saltó al primer lugar
de la fila india en menos de una vuelta, pero no intentó hacer
diferencias, y como Acuña tenía un buen auto, para la tercera vuelta ya
había recuperado la posición de privilegio.
Muchos creyeron
entonces que la carrera se terminaba ahí. Sin embargo, con un plan de
carrera inteligente (hacer la carrera desde la punta lo más lenta posible
para evitar que Acuña se escapara), Marcos se arrojó a la caza del
tandilense y lo volvió a superar en ese mismo tercer giro.
La imagen que daba la
carrera hasta entonces era la siguiente: Acuña parecía estar consciente
de la superioridad de su auto y por la tanto no arriesgaba, esperando el
momento justo para dar un nuevo salto a la primera posición: ese instante
se produjo en el giro número 5, cuando volvió a superar a Marcos.
¿Se terminaba la
competencia? La respuesta, nuevamente, fue no. Di Palma tenía un auto muy
rápido en la recta principal (típico de los motores preparados por Pablo
Satriano) y apostó su carta a esa posibilidad. En la vuelta 8, realizó
la maniobra justa y superó a Acuña, poniendo la carrera en el freezer.
Manejando sin utilizar
todo el ancho de la pista, sin pegarles a los cordones, en suma, pensando
--lo que tantas veces se le reclamó--, Marcos lentificó la carrera (al
punto de girar en el orden del 1m45s/1m46s, de cuatro a cinco segundos más
lento que la pole-position de Acuña), quitándole a su rival el arma más
importante, y reduciendo el ritmo de desgaste de sus cubiertas, clave en
una jornada calurosa.
Acuña no regaló un
centímetro, y esa determinación los llevó a provocar un par de roces,
en uno de los cuales el tandilense se vio obligado a transitar por la
tierra. Sobre el final el motor de su Chevrolet se paró de golpe y le
hizo perder el segundo puesto a manos de Iglesias. Recién en última
vuelta la diferencia entre el líder y su escolta creció a más de un
segundo.
Se abrió una nueva
temporada del TC, y Marcos Di Palma se quedó con un triunfo que le
permite abrigar, sin dudas y con evidentes fundamentos, la esperanza de
pelear por el título.
|