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El nuevo presidente de
Ecuador entró en Carondelet, en Quito, luego de votar en la ciudad
portuaria de Guayaquil. Es que, al margen del derrocamiento-renuncia de
Mahuad el sábado por la madrugada, estaba previsto un referéndum en la
provincia de Guayas sobre un proyecto de autonomía económica para esa
región, que según las encuestas a boca de urna habría sido apoyado por
el 85 por ciento de los votos. La provincia de Guayas es el centro económico
y comercial del país, concentra casi todas las riquezas del país y allí
vive el 22 por ciento de la población. Uno de los puntos para definir se
autonomía económica es si "el 50 por ciento de las recaudaciones de
ingresos al Estado que se generan en Guayas" deben quedarse automáticamente
en la provincia, incluyendo sanciones para funcionarios que incumplan con
la entrega de esos dineros a los gobiernos seccionales. Otro de los puntos
es que todos los órganos e instituciones dependientes de la función
ejecutiva y otros de control que operan en Guayas tengan la misma
competencia que sus matrices en Quito, sede del gobierno central.
Mientras la provincia
de Guayas pone a consideración este separatismo velado, militares y ex
funcionarios se pelean por dar la versión correcta del golpe de Estado
que no fue, pero que terminó derrocando a Jamil Mahuad. José Gallardo,
que hasta hace dos semanas era el ministro de Defensa de Mahuad, declaró
ayer que el general Carlos Mendoza "no pudo ser un dictador porque
las Fuerzas Armadas no lo dejaron y porque el mundo también le dijo
no". Mendoza, reemplazante de Gallardo en el cargo, había integrado
la Junta de Salvación Nacional que gobernó al país durante tres horas y
luego renunció para permitir la asunción del vicepresidente Noboa. Según
Gallardo, Mendoza y el actual jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas
Armadas, general Telmo Sandoval, estuvieron en "devaneos" para
provocar un golpe de Estado. En un reportaje publicado por el diario El
Universo, Mendoza aseguró que en realidad Mahuad quiso hacer "un
autogolpe", para el cual ya había arreglado con algunos ministros de
Estado y quería que el mando militar lo apoyara".
El diputado Paco
Moncayo, ex jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas y una de las
voces más respetadas del país (él lideró las tropas en la guerra
fronteriza Ecuador-Perú en 1995), opinó que "la vieja clase política"
del país ha emprendido una "cacería de brujas" contra los
movimientos sociales y militares que derrocaron a Mahuad. La Conaie también
cree en esta "cacería de brujas": se desmovilizó, sus
dirigentes pasaron a la clandestinidad y están buscando la forma de
reunir a los 144 delegados de todo el país para definir el curso de las
protestas futuras. "Si no dan marcha atrás con la dolarización
puede venir una gran explosión social y hasta una guerra civil",
advirtió el líder indígena Antonio Vargas.
El presidente Noboa se
apresta a nombrar, mañana, el resto del gabinete. De los nombrados hay
dos políticos de trayectoria: Huertas, dos veces candidato a la
presidencia de la República por el Partido Democracia Popular (DP), y el
abogado Marcelo Santos, ex ministro de Gobierno del
presidente conservador Sixto Durán Ballén (1992‑96), ahora
ministro de Administración Pública. La ministra de Turismo, Rocío Vázquez,
ya había ocupado ese cargo en el gobierno de Mahuad. Aún faltan nombrar
dos ministros "políticos": el de Asuntos Exteriores y el de
Defensa. Se espera que para el miércoles Ecuador tenga nuevo gobierno.
Los problemas, seguramente, serán los mismos.
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