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D'Alessio, León
Arslanian, Ricardo Gil Lavedra, Jorge Torlasco, Jorge Valerga Aráoz y
Guillermo Ledesma --todos los jueces que juzgaron a las juntas-- viajaron
el 25 de abril de 1988 a la ciudad de Oslo. Habían dejado de ser
magistrados. La misión, en esa excursión secreta, era salvaguardar el
testimonio más importante sobre las atrocidades cometidas por la
dictadura militar. Los ex camaristas fueron a Oslo acompañados por
algunas de sus mujeres y con el abogado Bernardo Beiderman, quien se ocupó
de realizar la copia de la grabaciones del juicio. Los miembros de la
comitiva se repartieron los 147 casetes en sus valijas.
"Aquí van a
estar seguras mientras nos pidan que las tengamos guardadas", dijo
Roenning. Los videos permanecen en la misma bóveda de seguridad en el sótano
del Parlamento en el centro de Oslo en la que se guarda la Constitución
de ese país, de 1814. Los jueces habían pedido a la Fundación
Internacional Penal y Penitenciaria, en ese entonces dirigida por el
fallecido magistrado de la Corte Suprema de Justicia de Noruega, Helge
Rostad, que salvaguardara las cintas, que incluyen 800 testimonios sobre
tortura, asesinatos y otros delitos cometidos durante el régimen militar
de 1976 a 1983.
Las grabaciones
originales del juicio están en el archivo de la Cámara federal.
D'Alessio reveló que los mismos jueces, hace tres años, mandaron a hacer
un acondicionamiento especial de las cajas donde están esas imágenes,
que fueron registradas en formato U-Matic (el usado por los canales de
televisión). Los casetes de Noruega, convertidos a VHS, son la única
copia completa del juicio. Recién a principios de este mes, el Archivo
General de la Nación comenzó a copiar las grabaciones originales. Pero
el acceso a esas cintas recién podrá concretarse en diciembre del 2005
ya que la Ley Nacional de Archivos estipula que todo material audiovisual
generado en la administración pública se declara histórico después de
20 años de transcurrido el hecho.
Las 90 audiencias del
Juicio a las Juntas fueron grabadas íntegramente por ATC, pero los
noticieros sólo fueron autorizados a emitir tres minutos diarios de imágenes,
sin audio. En 1986 el dramaturgo Carlos Somigliana realizó una edición
de doce horas destinadas a ser pasada por la televisión, que finalmente
nunca se transmitió por la pantalla chica. El año pasado, a través de
un documental realizado por Magdalena Ruiz Guiñazú, se vieron por
primera vez por un canal de aire las imágenes y el audio de varias
audiencias del juicio.
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