Por David Cufré
�Un
camino para reducir el gasto público provincial es establecer límites a
las remuneraciones de los funcionarios�, señaló en un reportaje con
Página/12 Pablo Gerchunoff, jefe del gabinete de asesores del Ministerio
de Economía y uno de los hombres de mayor confianza de José Luis
Machinea. La obsesión del equipo económico por la situación fiscal y
financiera de las provincias tiene su motivo. Además de alejar el peligro
de estallidos sociales como el registrado en Corrientes, las cuentas de
las provincias fueron el aspecto más duro de las negociaciones con la
misión del FMI. Y Economía se comprometió a presionar a los
gobernadores a poner en orden sus finanzas, aunque sin incorporar en el
acuerdo metas de déficit fiscal consolidado de la Nación y las
provincias, como quería el Fondo. �Si todas las provincias se ajustan a
los parámetros de los distritos mejor administrados, se puede conseguir
un ahorro anual de 453 millones de pesos�, explicó Gerchunoff una de
las principales herramientas que impulsará Economía para el ajuste de
las provincias.
�¿Cuáles son esos parámetros?
�Queremos bajar los gastos de los poderes Legislativo y Judicial de las
provincias. En el primer caso, hay tres requisitos. Limitar a 35 pesos por
habitante el costo de financiamiento del Legislativo. Destinar como
máximo el 3 por ciento del presupuesto provincial. Y gastar a lo sumo 700
mil pesos anuales por cada legislador. Eso es lo que ocurre en los
distritos mejor manejados. Si se establece ese criterio en todas las
provincias, el ahorro anual alcanza a 236 millones de pesos. En el caso de
la Justicia, el gasto por habitante no debe superar los 60 pesos y el
financiamiento debe cubrirse con el 5 por ciento del presupuesto. De ese
modo, el gasto global de las provincias caería en 217 millones.
Esas metas elaboradas por el Ministerio de Economía se convertirán en la
próxima negociación política trascendente del gobierno de la Alianza.
Gerchunoff reveló a Página/12 que el ministro de Justicia, Ricardo Gil
Lavedra, encabeza el equipo de funcionarios del Poder Ejecutivo que
gestiona un acuerdo con los gobernadores para reducir drásticamente los
salarios de legisladores, jueces y demás funcionarios de esos poderes.
En una charla distendida con este diario, quien es uno de los mentores de
la política económicas del gobierno adelantó cómo seguirá la
película.
�El equipo económico se ha mostrado muy preocupado en controlar el
déficit fiscal, pero hasta el momento ha hecho poco por resolver
problemas del sector productivo.
�Lo primero que hicimos fue lo urgente y no necesariamente lo más
importante. No podíamos comenzar por otro lado. Había que cerrar el
déficit fiscal del Presupuesto 2000. Pero ahora viene lo importante. El
plan económico se sustenta en tres pilares. El primero es consolidar una
situación fiscal sana. El segundo es aplicar reformas de fondo en el
sector público, que permita incrementar muy fuertemente su productividad.
Y el tercero es lograr una sustancial mejora de la competitividad. Todos
ellos son instrumentos para resolver problemas de la economía real y, por
ende, sociales.
�¿Cómo van a frenar el éxodo de empresas a Brasil?
�Primero distingamos entre empresarios quebrados, que usan el pretexto
Brasil, con verdaderas reasignaciones de inversiones. Son muy pocas las
empresas que se están yendo. Y el flujo de inversiones productivas hacia
Argentina va a crecer. Me parece que se confundió mucho el efecto Brasil
con la recesión. Hay mucho malhumor que tiene que ver con la recesión y
no con la competitividad. Cuando en el segundo semestre empiecen a verse
los frutos del crecimiento económico, mucho del malestar que hoy se
deposita en el tema brasileño se va a atenuar.
�En los últimos meses se fue un centenar de empresas.
�Sin duda hubo casos transparentes y legítimos de empresas que se han
ido. Pero no descarto que algunas de ellas revean su decisión. Una de
lasmedidas que estamos estudiando es el aumento de los reembolsos a las
exportaciones con mayor valor agregado.
�¿Habrá un aumento generalizado?
�No, el monto total de reembolsos seguirá igual. Pero vamos a revisar
cómo los distribuimos. La idea es aumentarlos a las exportaciones con
mayor valor agregado. Y bajarlos a otras. Lo que buscamos es incentivar
las exportaciones.
�¿Por qué regresarían empresas que se fueron a Brasil?
�Primero porque Brasil va a crecer y nos va a comprar. Y segundo porque
va a apreciar su moneda. Ya la está apreciando. Mi cálculo es que a
mediados del 2001, el tipo de cambio bilateral estará como en 1994. Lo
pongo de otro modo, a mediados del 2001 la devaluación real del real
respecto del peso argentino no va a estar más allá del 10 o 15 por
ciento.
�¿Brasil no tiene otras ventajas competitivas, como un menor costo
salarial?
�Es cierto, pero probablemente la Argentina, y esto lo vamos a
incentivar desde el Gobierno, empiece a ver el nacimiento de empresas que
aprovechan la dotación de mano de obra calificada que tiene el país. Hay
noticias de inversiones informáticas, que todavía están muy verdes,
pero a las hay que prestarles atención. Argentina es un país con una
dotación de mano de obra calificada bastante alta respecto de otros
países de América latina. Vamos a estar atentos a eso para fomentar los
proyectos.
�La CGT denuncia que la reforma laboral es para bajar salarios.
�El de reforma laboral es un término algo bastardeado. Se llamó
reforma laboral a la implementación de los contratos promovidos que se
hizo en el gobierno anterior. Y también a la que diseñó Erman
González. El proyecto del gobierno de la Alianza es totalmente distinto,
y desde ya no persigue la caída de los salarios o la precarización del
empleo. Es importantísima para bajar la desocupación.
�¿A qué nivel?
�La principal cuestión para conseguir empleo de calidad es crecer
sostenidamente. Si la Argentina crece 4 por ciento este año y, después,
5 por ciento anual hasta el 2003, me atrevo a apostar que la desocupación
bajará al 8,5 por ciento en el 2003. Y el centro de la reforma laboral es
conseguir empleo estable de calidad. Promociona los contratos de largo
plazo, al revés que las reformas menemistas. Para todo nuevo puesto de
trabajo creado por una empresa, las contribuciones patronales bajarán del
18 al 12 por ciento. En el fondo lo que estamos haciendo es incorporar el
germen del empleo estable.
�¿La descentralización de las negociaciones colectivas no derivará en
una desprotección de los trabajadores?
�En la Argentina hace décadas que no tenemos negociación colectiva. Y
un país que no tiene negociación colectiva tiene sindicatos débiles.
Podrá tener sindicalistas poderosos o ricos, pero no tiene sindicatos
fuertes. Nosotros estamos promoviendo que haya negociación colectiva en
todos los niveles. Ya no habrá un convenio único entre un sindicato
nacional y una cámara nacional, que crean que pueden dictaminar cuál es
el grado de productividad de una empresa y fijarle su aumento de salario y
sus cambios en las condiciones de trabajo.
�Los legisladores de la Alianza discrepan con la extensión a seis meses
del período de prueba. ¿Por qué no limitarlo a tres?
�Si estuviera en Bélgica, estaría de acuerdo con un período de prueba
de tres meses. Pero en Argentina, sujeta a fluctuaciones tan fuertes en el
nivel de actividad, un período de prueba más largo despeja la
incertidumbre de los empresarios por un tiempo mayor y permite la
incorporación más rápida de trabajadores.
�Otra medida cuestionada por la CGT es la libre competencia entre las
obras sociales sindicales y las prepagas. ¿Se va a avanzar con ese
proyecto? �No vemos razón para no avanzar en la inyección de
competencia en las obras sociales. Pero siempre y cuando haya una
superintendencia reguladora de los servicios que impida los abusos. Si se
evita la selección adversa, que es que las prepagas tomen a los sanos,
jóvenes y ricos, y dejen afuera a los viejos, enfermos y pobres, lo que
se consigue es mejorar los servicios para todos. Y eso se puede hacer
mediante la regulación. Se trata de un doble movimiento. Uno regulatorio
para evitar los abusos, y otro desregulatorio para que la gente elija.
Esto indica una intención del gobierno. Indica protección social en un
mundo competitivo y de libre elección. Pero no pura libre elección, ni
puro mercado, porque si los mercados no funcionan la libre elección no
tiene sentido. Queremos que haya competencia en las obras sociales y en
todos los ámbitos.
�¿Por ejemplo?
�En telecomunicaciones, bancos, AFJP, gas y electricidad. Es probable
que antes de que termine el gobierno de De la Rúa las familias puedan
elegir un proveedor eléctrico. A eso apuntamos. Inyectar competencia para
pinchar los precios inflados en los segmentos monopólicos o
cuasimonopólicos.
IMPUESTO SOBRE LA RENTA
FINANCIERA
�Dentro de diez años�
�En la reforma
tributaria pegamos sobre quienes tienen capacidad contributiva y no sobre
el 90 por ciento de la población. Pegamos sobre sectores de clases media
alta y alta�, afirma Gerchunoff.
�¿Eso también se aplica en el caso de los Impuestos Internos?
�No. En algunos casos hubiéramos preferido no subirlos, pero actuamos
con responsabilidad para evitar un desborde del déficit fiscal. No es
lindo aumentar impuestos. Nos hubiera encantado tener una política
antievasión que diera resultados instantáneos, pero eso es magia, no
existe. Entonces hicimos una reforma tributaria y empezamos con los
impuestos más progresivos. Y cuando se acabó la leche de eso, tuvimos
que recurrir a otros impuestos, que algunos son justos y otros no. Pero
creo que el sesgo de la reforma es progresista.
�En el caso de los impuestos sobre las rentas financieras, Chacho
Alvarez dijo que eso vendrá en una segunda etapa. ¿Cuándo será?
�No voy a decir tiempos. Uno de los problemas centrales que tiene la
economía argentina es su falta de desarrollo del mercado de capitales. Si
yo fuera funcionario en Bélgica, hubiera puesto impuestos sobre las
rentas financieras. Ahora, en un país que necesita el desarrollo del
mercado de capitales como Argentina, diría que faltan algunos años para
que podamos pensar en un impuesto así.
�Pero del desarrollo del mercado de capitales se viene hablando desde
hace años y lo que estamos viendo ahora es, por ejemplo, que la Bolsa
cada vez es más chica.
�Vamos a decir la verdad. Eso es pura estabilidad macroeconómica, pura
ganancia de confianza y dejar pasar los años. Y por supuesto con
elementos innovadores en materia de instrumentos, pero eso es una
tecnicalidad. Si se tiene estabilidad macroeconómica persistente y se va
ganando confianza, crece el mercado de capitales. Lo vamos a tener, y
dentro de diez años podremos abrir un debate sobre el Impuesto a las
Ganancias a las personas físicas sobre las rentas financieras.
MENEM Y CRISIS DE
GOBERNABILIDAD
�Preocupado por su futuro�
�¿Cómo
interpreta las advertencias de Carlos Menem acerca de que la Alianza puede
desatar una crisis de gobernabilidad?
�Menem ha sido diez años presidente y yo no sería quién para
enseñarle cómo hacer política. Pero me da la impresión de que son las
palabras de un hombre preocupado por su futuro. Ve el surgimiento de
alternativas dentro de su partido que tienden a respetar las reglas de la
democracia, que son las de la negociación política. Y más todavía, ve
que la negociación es también rentable políticamente. Cuando Ruckauf,
Reutemann o De la Sota se sientan a negociar, lo hacen porque les
conviene. Por otra parte, están copiando al primer Menem, cuando saludaba
el comienzo del gobierno de Alfonsín y apoyaba el pacto del Beagle.
�¿El debate sobre la convertibilidad será recurrente de aquí en más?
�El debate socialmente no se da. La mayoría abrumadora de la sociedad
no quiere salir de la convertibilidad, porque tiene una intuición
económica correcta acerca de qué pasaría con ello. Habría depresión
�no recesión�, ruptura de los contratos, desempleo más alto y caída
de los salarios reales. Nadie en este gobierno ni nadie en la sociedad
quiere esto. Si un sindicalista se equivocó, demos por cerrado el
episodio.
�¿Por qué se mantuvo a Carlos Silvani al frente de la AFIP si durante
su gestión cayó la recaudación y aumentó el contrabando?
�Es un problema totalmente estructural. La verdad es que me parece una
injusticia muy grande decir que la falta de productividad es un problema
de la gestión Silvani.
�¿No será un problema estructural y también de gestión?
�Las cosas van a cambiar. En la AFIP va a haber un directorio
especializado y una batería de medidas. Hay un proyecto en el Congreso
para crear un fuero penal tributario y dotar con una capacidad ejecutiva a
la AFIP muy fuerte. Y sobre todo un trabajo de inteligencia fiscal.
Estamos buscando eficacia y no show. Se consigue mucho más trabajando
adentro de la AFIP que haciendo operativos rastrillo por la calle. Eso lo
sabe muy bien Silvani.
Definiciones
Capitalismo. �Queremos que funcione un capitalismo competitivo, que
derrame beneficios sobre la gente. Un capitalismo sesgado hacia
mercados monopólicos difunde socialmente poco. Quiero un capitalismo
donde los empresarios estén sometidos al látigo de la competencia
permanentemente.�
Déficit.
�Vamos a consolidar una situación fiscal sana, con déficit cero en
el 2003 tanto en la Nación como en las provincias. Pero no a través
de remiendos en el Presupuesto, sino a través de una política de
reformas de fondo. Por ejemplo en el sistema previsional, que tiende a
asegurar su solvencia en el largo plazo. Y la reforma en las
provincias, con medidas como la limitación de las remuneraciones a
los funcionarios.�
Productividad. �Un desafío central es llegar a las finanzas sanas
por medio de un aumento de la productividad del sector público. El
ejemplo paradigmático es el PAMI, pero también habrá cambios en el
funcionamiento de la DGI y de la Aduana.�
Premios y
castigos. �Al conjunto de la administración pública hay que
hacerlo funcionar con un régimen de premios y castigos, y no con la
inercia burocrática con la que se ha movido durante décadas en la
Argentina.�
Reformas.
�Este paquete de reformas, computando los cambios que ya hemos hecho
en el régimen de promoción industrial, puede valer algo así como 30
o 35 mil millones de dólares.�
Impuestos. �En el sector público vamos a políticas innovadoras muy
fuertes para conseguir que el déficit cero no sea represión de gasto
público o aumento de impuestos. Más bien lo que queremos es que esas
reformas nos permitan bajar gradualmente impuestos en el futuro.�
Deuda. �El problema central que tiene en este momento el sector
público, que lo transmite al resto de la economía y paraliza
inversiones, es el nivel de deuda y su tasa de crecimiento. Con las
reformas que proponemos, este problema lo vamos a frenar y lo vamos a
revertir.�
Textuales
Crecimiento. �Con la economía creciendo al 4 por ciento anual
estimamos que en 15 años podemos volver a una relación de deuda
pública/PBI del orden del 23 al 25 por ciento. Hoy está en 45 por
ciento.�
Gasto. �No sólo bajar la magnitud del gasto es importante, sino
también aumentar su calidad. Un peso bien gastado equivale a un peso
de caída del gasto.�
Llach-Meijide. �Un peso bien gastado es por ejemplo el programa de
�Escuelas Prioritarias� que implementó Juan Llach. O que las
políticas sociales tomadas por Graciela Fernández Meijide tengan una
contrapartida por parte de los beneficiarios, como se va a hacer. Por
ejemplo, que una familia que recibe ayuda alimentaria tenga la
obligación de enviar a sus hijos al colegio. Y si no lo hace, no
recibe más la ayuda.�
Inversores. �Si no tuviéramos una situación fiscal saludable,
estaríamos todo el tiempo con los ojos puestos sobre el país por los
peligros que esto entraña. Y el régimen macroeconómico estaría
puesto en cuestión por los inversores. Entonces primero tenemos que
pasar el examen eliminatorio de la cuestión fiscal.�
Competitividad. �Pero el examen que me pone la nota definitiva es el
de la mesa examinadora de la competitividad. Eso es lo que realmente
se va a reflejar sobre la vida de la gente, con mayor crecimiento y
mayor empleo. Cuanto mejor sea la nota que nos saquemos en el examen
de la competitividad, más levantaremos la tasa de crecimiento posible
y más empleo de calidad podemos generar.�
Riesgo país. �La propia baja del riesgo país por el control de la
situación fiscal y la reforma laboral juegan un rol central para que
pasemos el segundo examen con una buena nota. La reforma laboral,
además de generar empleo, aumentará la productividad de las
empresas.�
La gente. �Buscamos el saneamiento fiscal para que la gente viva sin
sobresaltos y para que se crea en la Argentina como en un país
viable. Vamos a trabajar por elevar la competitividad para que haya
crecimiento con empleo de calidad.�
�¿Qué somos?�
�Lo pondría de este modo. Somos
liberales, somos desarrollistas y somos socialistas. Y una
combinación de las tres cosas. Liberales porque creemos en la
competencia y en la igualdad de oportunidades. Desarrollistas porque
vemos la necesidad de recapitalizar el país, de aumentar la tasa de
inversión y de que haya un empresariado moderno que no viva de
subsidios. Y somos socialistas porque creemos que éste es un país
fragmentado y que necesitamos una cultura de naturaleza
socialdemócrata para restablecer un ideal de igualdad de
oportunidades. |
|