Por Victoria Ginzberg
El
27 de enero de 1977, en una casa de El Palomar, un Grupo de Tareas
intentó detener a una joven alta y rubia. La chica corrió. Alfredo Astiz
apretó el gatillo. Y Dagmar Hagelin cayó al piso, viva. Aunque no era la
persona que buscaban, los represores la trasladaron a la Escuela de
Mecánica de la Armada. Mañana, exactamente 23 años después de este
hecho, el padre de Dagmar, Ragnar Hagelin, se entrevistará en Estocolmo
con el presidente Fernando de la Rúa. �Le voy a pedir por todos los
desaparecidos, porque los familiares necesitamos de una vez por todas que
se haga verdad y justicia�, aseguró Hagelin, satisfecho porque por
primera vez será recibido por un presidente argentino. Funcionarios de
Cancillería le adelantaron a Hagelin que el Gobierno estaría dispuesto a
cancelar una deuda proveniente de un juicio por daños morales contra el
Estado iniciado por el ciudadano sueco. Este caso casi provocó un
conflicto diplomático cuando el ex presidente Carlos Menem viajó a
Suecia en mayo de 1998.
�¿Qué le va a decir al Presidente?
�En primer lugar quiero mandar un saludo de solidaridad muy grande a
todos los familiares de desaparecidos, compañeros de lucha, porque cuando
yo plantee el tema al Presidente será en función de que los familiares
necesitamos de una vez por todas que se haga verdad y justicia. No voy a
hablar sólo de mi hija, porque sería un egoísmo muy grande. Mi hija,
desgraciadamente, está en el mismo paquete de 30 mil personas y nunca
pediría sólo por ella. Le voy a agradecer al doctor De la Rúa porque
como dice el refrán popular �la tercera es la vencida�. Ni (Raúl)
Alfonsín ni (Carlos) Menem me recibieron, pese a los reiterados pedidos
de audiencia que hice.
�¿Va a hacer algún reclamo puntual en relación con la temática
global de los desaparecidos?
�Como dije, voy a decirle que los familiares necesitamos verdad y
justicia. Y para ello es necesario que el gobierno central arbitre los
medios necesarios para encontrar el camino de la verdad y luego poder
castigar a los responsables. También voy a mencionar que se cumplen los
23 años de mi hija. Los años han pasado, los esfuerzos han sido inmensos
y aun con el conocimiento exacto de quién y a dónde se la llevaron
jamás se nos ha dado una respuesta oficial, ni al gobierno sueco ni a la
familia.
�Su caso provocó un conflicto del gobierno sueco...
�El incidente mayor fue cuando Menem visitó Suecia en mayo de 1998. El
primer ministro le dijo que no se podía avanzar en acuerdos bilaterales
mientras no se diera respuesta acerca de cuál había sido el destino de
mi hija. Luego Menem cometió el error de decir en una conferencia de
prensa que me ofrecía una indemnización. Yo le contesté públicamente
que jamás -aunque no voy a cuestionar que otros lo hagan� iría al
Ministerio del Interior a solicitar dinero y que, si actuaba con
sinceridad, me alcanzaba con que diera orden a sus colaboradores que me
pagaran un juicio que gané contra el Estado argentino por los daños
morales que me había ocasionado tener que emigrar del país. Quiero
decirle algo que pocas veces se escribió: después del secuestro de mi
hija, cuando yo ya me encontraba en el exterior, un grupo de tareas me fue
a buscar a las cuatro de la mañana a la casa de mi suegra. Si yo no
hubiera estado en Suecia, evidentemente hubiera sido un desaparecido más
en la lista y por el simple hecho �como ellos decían� de haber armado
un escándalo público en Suecia y en Europa.
�¿En qué instancia está ese juicio que usted inició contra el
Estado? �Está en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. En
primera y segunda instancia fallaron a mi favor. La Cámara ordenó
embargar los fondos al Estado para pagarme. Pero la Corte Suprema por
pedido del gobierno de Menem sacó el expediente por la ventana y a los
seis o siete meses falló en contra. Quisiera decir que los funcionarios
del gobierno de De la Rúa me informaron que ellos van a acceder a
negociar para pagarme. �Usted habló de la necesidad de obtener verdad y
justicia. ¿Va a mencionar algún mecanismo que considere útil para
alcanzar esos objetivos? �Creo que se ha descomprimido un poco la
situación de impunidad y defensa de los culpables que hacía el gobierno
anterior. Considero que simplemente con que el Poder Ejecutivo no
intervenga presionando a los jueces y permita que la Justicia sea un
tercer poder absolutamente independiente, se podrá conseguir que la
Justicia empiece a encontrar los recovecos jurídicos que permitan
profundizar las investigaciones. Esto es lo que está sucediendo con
algunas cámaras y con los niños nacidos en cautiverio y secuestrados.
Soy realista y no creo que sea cuestión de pedirle al doctor De la Rúa
que mañana por un plumazo haga un decreto y resuelva el problema. Se
trata de mantener viva esa necesidad y poder llevarla hasta sus últimas
consecuencias.
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