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Agronomía sigue la obra pese a un fallo en contra

Un juez paralizó la construcción sobre un espacio verde de la facultad, pero los trabajos continúan, pues el fallo no está firme. Los vecinos dicen que, por la demora judicial, la obra quedará terminada antes de la decisión final.

La Facultad de Agronomía decidió construir nuevas aulas.
Lo hace en sus terrenos, hasta ahora usados como parque.


Por Alejandra Dandan

t.gif (862 bytes) En el barrio Agronomía continúan en pie de guerra. Mientras la construcción de la Universidad de Buenos Aires en el predio de la Facultad de Agronomía sigue en marcha, los vecinos denunciaron una dilación --intencional, según aseguran-- en la Justicia, como estrategia para que la obra siga adelante. "La actuación de la Cámara de Contravenciones es catastrófica", dijo a Página/12 María del Carmen Martínez, en su doble condición de abogada y vecina del barrio. Por este motivo, la mujer presentó una denuncia contra la Sala Nº 1 de la Cámara ante el Colegio de la Magistratura.
En diciembre, el juez en lo contravencional Marcelo Vásquez ordenó paralizar la obra de 5300 metros cuadrados que la universidad construye en el predio. El magistrado daba lugar así a un recurso de amparo presentado por un grupo de vecinos que desde hacía meses denunciaban la obra como perjudicial para ese cuarto pulmón verde que tiene la ciudad. En ese marco, el juez ordenó al Gobierno porteño "cumplir y hacer cumplir" la ley de protección al medio ambiente. Y dispuso la medida cautelar hasta tanto se hiciesen los estudios ambientales requeridos para el emprendimiento.
Hasta allí, la administración de Enrique Olivera tenía 48 horas para apelar el fallo.
El plazo para hacerlo vencía el miércoles 29 de diciembre. La apelación llegó al despacho del juez un día después, el 30, a pocas horas del inicio de la feria judicial. "Aunque tengo mis serias dudas --dice Martínez--, supuestamente el Gobierno de la ciudad presentó la apelación, pero en vez de hacerlo en el tribunal de Vázquez lo hizo un piso más arriba, en la Cámara de Contravenciones". Según la abogada, "la Cámara se tomó un día sólo para bajar un piso". Este retraso, según su hipótesis, fue el que habilitó a la universidad para que continúe la obra durante el mes de feria.
Su hipótesis está reforzada con la propia intervención de la Justicia de Primera Instancia. Aquella presentación del Gobierno porteño fue rechazada por el juez Vásquez por considerarla fuera de término. Por eso, el magistrado ordenó en forma inmediata a efectivos de la Comisaría 47ª que notificaran a los responsables de la obra que debían detenerla. Pero, pocos días después, todo el proceso volvió a paralizarse: la UBA y el Gobierno porteño se quejaron ante la Cámara por la apelación denegada.
Aunque esto justifica, según fuentes vinculadas con el juzgado interviniente, que la UBA pueda continuar con la construcción, no todo es tan claro. Teóricamente, la Cámara sólo podría disponer de tres días para pronunciarse a favor o en contra de las quejas presentadas por la UBA y el Gobierno. De aceptarlas, debería revisar el fallo de Vásquez o ratificar el "no innovar" dictado por el magistrado. Esos tres días se extendieron a más de veinte. Fuentes vinculadas con la causa señalaron, entre los motivos, una disidencia entre los dos camaristas que integran la sala. Para resolver esta falta de acuerdo --etapa actual de la causa--, la sala debe solicitar la intervención de otro camarista.
"Desde mi punto de vista --asegura Martínez--, la Cámara ha actuado negligentemente. Fue una maniobra para perder tiempo: mientras sigue el proceso, la facultad construye. Y cuando la obra supere un 70 u 80 por ciento, el costo por destruirla va a terminar siendo mayor." No conforme con la demanda, Martínez presentó además una denuncia penal contra el rector del UBA, Oscar Shuberoff, por desacatar el "no innovar". De acuerdo con las fuentes judiciales, tal demanda no prosperaría porque la medida de Vásquez, como fue apelada, aún no tiene sentencia firme.

 


 

Ecologistas de Greenpeace al abordaje

Un grupo de activistas de la organización ambientalista Greenpeace abordó ayer un buque congelador de origen español y desplegó una bandera a través de la cual acusaron a la embarcación de efectuar operaciones de "pesca pirata". La acción ecologista se realizó en Puerto Deseado, provincia de Santa Cruz, y tuvo como blanco al buque congelador Coalsa Segundo, integrante de la flota de la empresa Coalsud SA, del grupo español Pesel, que opera desde 1992. "Este barco violó el sistema de control satelital colocando una lata en su antena", informó un vocero de la organización cuyos integrantes documentaron a través de una serie de fotografías, tomadas en agosto pasado, momentos "en donde se muestra al buque pesquero con su antena de posicionamiento obstruida, alterando, de este modo, el correcto funcionamiento del sistema de control satelital". La organización indicó que las fotografías que documentan la maniobra fueron tomadas en agosto del año pasado aunque se difundieron recién ayer. El autor de las imágenes hizo la denuncia ante las autoridades de la Prefectura Naval. En este contexto, Greenpeace pidió a los funcionarios de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación que se sancione a la compañía retirando el permiso de pesca del buque. Carlos Villalonga, coordinador de la ONG, aseguró que esta fue la primera vez que a través de fotografías quedó documentado uno de los métodos usados para evadir los controles de pesca en el Mar Argentino.

 

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