Por Diego Fischerman
Hay
trompetistas que tocan hacia arriba. Que ascienden, como Gillespie. Otros,
cultivan los registros más graves y acercan el timbre de su instrumento
al del flugelhorn. Cultivan la caída. Y Chet Baker lo hizo en el sentido
más literal posible. Tocó siempre hacia abajo, hacia las notas más
oscuras, hacia las frases más pudorosas y menos exhibicionistas. Chet
Baker, también, cayó desde la ventana de su habitación en el hotel de
Amsterdam donde vivía. Nadie supo si se tiró, se resbaló o fue empujado
por un dealer a causa de una deuda de drogas. Tenía 58 años pero, como
en el caso de Charlie Parker, parecían muchos más.
Su vida nunca fue sana ni ordenada, pero el deterioro se había acelerado
desde 1964 cuando, en una paliza que le dieron unos traficantes, había
perdido varios dientes. La última caída de Chet Baker fue el 13 de mayo
de 1988. Quince días antes, había tocado en la Funkhaus de Hannover,
junto a la big band de la Radiodifusión del Norte Alemán y la Orquesta
de la Radio de Hannover, ambas dirigidas por Dieter Glawischnig. Un álbum
doble, distribuido localmente por Acqua Records y llamado The Last Great
Concert. My Favourite Songs Vol. I & II, reúne las grabaciones de esa
noche histórica. Es casi seguro: Baker no sabía entonces que moriría
dos semanas después. Pero su manera de tocar tenía, de todas maneras,
una cualidad póstuma, de despedida. El tono otoñal, brumoso, de su
sonido aparece allí más velado que nunca. Baker, lo supiera o no,
recitaba su adiós.
El primer tema era �All Blues�, de Miles Davis. El último, claro, �My
Funny Valentine�, algo así como el himno de Chet Baker. Si �Bewitched...�
es en la voz de Ella Fitzgerald, �Strange Fruit� en la de Billie
Holiday y �My Favorite Things� en el saxo tenor de Coltrane, esa
balada de Richard Rodgers y Lawrence Hart cuyo título hace referencia a
los noviazgos adorables (o a sus adorables comienzos) resulta inseparable
de la trompeta y la voz de Baker. Entre una y otra canción desfilan
versiones soberbias de �Summertime�, �Django� �el clásico de
John Lewis�, otra �My Funny Valentine� tres minutos más larga que
la final y �Tenderly�. En algunas, Baker toca junto a la banda de
jazz, en otras con su grupo (Walter Norris en piano, John Schröder en
guitarra, Lucas Lindholm en contrabajo y Aage Tanggaard en batería), a
veces se agrega la orquesta sinfónica y, en la última �My Funny
Valentine�, Baker toca y canta con el acompañamiento mínimo de piano y
contrabajo.
Fundador del cool jazz de la Costa Oeste y con una vida tan salvaje como
pacífica resultaba su música, podría decirse que Chet Baker, ejemplo
casi perfecto del jazz blanco, intentó ser el más negro de todos. Preso
varias veces, echado de la Armada �donde se había alistado como
voluntario� por demente, retirado de la escena en más de una
oportunidad (llegó a abandonar la música para trabajar en una estación
de servicio, pensando que eso lo alejaría de la droga), Chet Baker
construyó una carrera atípica Nunca fue un músico famoso. Y sin embargo
se convirtió en una leyenda aún antes de haber muerto. La valoración de
su estilo, por otra parte, estaba lejos de ser unánime. La crítica que
la revista especializada Down Beat hizo de su primer disco cantado fue
lapidaria. Y el experto Leonard Feather lo describió alguna vez, con
irónico desdén, como �dueño de una voz pequeña, que suele gustar a
las mujeres�. No obstante, varios de los momentos cumbres del jazz lo
tienen como protagonista. Charlie Parker, de gira por California, había
interrumpido una audición al escucharlo tocar y lo había contratado
inmediatamente. Con Gerry Mulligan, años más tarde, tuvo un contacto
igualmente fulminante. Y tanto el genial cuarteto sin piano como el
posterior Tentette, donde estuvieron juntos a principio de los 50, están
entre los encuentros más perfectos de la historia del género. Chesney H.
Baker, nativo de Oklahoma y californiano por adopción, vivió, como el
Owen de John Irving para un único momento: el de la última caída,
quince días después del últimoconcierto. El de la concreción de su
destino final de músico de culto entre los músicos de culto.
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