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ENTREVISTA AL ACORDEONISTA RAUL BARBOZA
�Nunca busqué el aplauso�

Radicado en París desde 1987, volvió a Cosquín después de 18 años
y brindó una lección de chamamé. Antes de sus shows en La Trastienda, Barboza sostiene que no está dispuesto a �hacer concesiones�.

Por Fernando D�Addario

En el imaginario de Raúl Barboza, la ciudad de Cosquín puede ser, alternativamente, escenario de su desarraigo criollo o una postal esencial de su propia historia. Allí conoció a su esposa Olga, hace 24 años. Allí también se despidió, �oficialmente y sin saberlo�, de la Argentina como lugar de residencia. Un paso por Brasil, giras por Japón, y en 1987 un viaje a Francia que se convirtió en el inicio de una nueva vida. Hoy, radicado en París y considerado por la crítica �el rey del chamamé�, puede volver a Cosquín como si fuese un lugar más en el mundo.
Sin embargo reconoce, en la entrevista concedida a Página/12, que antes de subir el sábado pasado al escenario de la plaza Próspero Molina �estaba un poco inquieto, me preguntaba qué iba a hacer, qué debía tocar, cómo hacerlo. Pensaba que la gente que me conocía de antes iba a decir �este Raulito no es el mismo chamamecero que se fue�, y es verdad que uno siempre va cambiando, pero yo siempre reivindiqué mis orígenes, el alma guaraní que viene de mis ancestros. La cuestión es que estaba nervioso, y lo charlé con mi señora. Llegamos a la conclusión de que tenía que tocar igual que como lo hago en Europa, sin ningún condicionamiento por el hecho de estar en un festival tan tradicional como el de Cosquín�. Saludó en guaraní y tocó cuatro temas, ante un público que mezclaba dosis de respeto y estupor ante la brillantez técnica de este �provinciano nacido en la Capital Federal�. Todos los viernes de febrero ratificará su prestigio ante un público distinto, el de La Trastienda.
�¿En Cosquín tuvo la tentación de hacer un set �festivalero� para asegurarse el aplauso?
�No, en ningún momento toqué para el aplauso. Actué solo en las dos primeras piezas, una manera de decirle al público que ése era yo, el que había estado ausente tantos años, que tenía una cosa nueva para mostrar, además de un coraje nuevo para poder mostrar en mi querida Argentina lo que nunca había podido mostrar.
�¿Por qué antes no podía?
�Porque no se daban las circunstancias. Me tuve que ir de Argentina porque no podía trabajar. Y no podía trabajar porque intentaba mostrar mis sentimientos y no necesariamente lo que se suponía que debía hacer un músico de chamamé. A los 30 años me sentía un revolucionario en el aspecto musical. Ahora tengo 62, y no estoy dispuesto a hacer concesiones.
�¿Se encontró con el Cosquín que se imaginaba?
�No sé, porque no tuve tiempo de recorrer, estuve un día, metido en el hotel, ensayando y pensando qué iba a tocar. Tenía el recuerdo de 1982, cuando estuve por última vez. Yo venía de Brasil con el acordeonista Luis Carlos Borges y pasamos por la casa del gran acordeonista Hildo Patriarca. Quería presentarlos en Cosquín. Pero llovió tanto que no pudimos tocar. Me fui con esa imagen, y aún en Francia, o tocando en festivales famosos internacionalmente como el Womad, siempre tuve la impresión de que Cosquín era el evento en el que todos queríamos estar. Ahí estaba y está representada la base cultural de nuestra vida folklórica y nativa. Ahí se dieron a conocer Los Huanca Hua, Larralde, Landriscina, Las Voces Blancas.
�Pero allí también se dictan las normas de lo que �debe� ser el folklore.
�Bueno, en ese sentido, yo nunca quise estar codificado según las normas que se imponen en la música. Hay tantas personas que tocan de una manera, para qué quieren uno más...
�Es probable que el reconocimiento que tiene ahora se lo deba, más allá de su capacidad, al hecho de haber sido bendecido por los franceses...
�Muchas veces escuché eso, y lo acepto. Tal vez sirva para que alguien le preste más atención a esta música, que ha sido muy discriminada. Me acuerdo que durante mucho tiempo, en los bailes proponían �típica, jazz, folklore y chamamé�. Como si el chamamé fuese un mundo aparte. Me fui a Francia a mostrar esta música, el destino me guió, a los 50 años. Y y apara entonces tenía claro que en este trabajo jamás hay que buscar el éxito, sino tratar de mejorar como artista. El reconocimiento verdadero llega mucho después, y yo quizás no lo vea.


Otra polémica con Mahárbiz

A la vez que Horacio Guarany ratificó su protagonismo popular en la tercera noche de Cosquín, el ambiente del evento folklórico se alteró por una serie de acusaciones que los integrantes del grupo Los 4 de Córdoba descargaron sobre Julio Mahárbiz. La nueva página polémica de la 40a edición se desató cuando al conjunto cordobés no le fue permitido extender su actuación a más de tres temas ni sumar invitados. �La idea de Los 4 de Córdoba era hacer más de tres temas porque estamos festejando los 30 años con la música�, se quejó Víctor Hugo Godoy, bombista y cantor del grupo. El músico añadió que la negativa para extender el set e incluir algunos invitados (entre ellos La Mona Jiménez) partió de Mabel Ongaro, coordinadora artística del festival y esposa de Mahárbiz. �De esta forma �arremetió Godoy� se comprueba fielmente que Mahárbiz es el dueño del festival porque en la Comisión Municipal no hicieron nada para revertir esta situación.� El entredicho subió de tono al circular la versión de que Mahárbiz utilizaría una entrevista que Godoy concedió a la emisora local LV3 para querellarlo judicialmente. �Si él quiere hacerme juicio me voy a defender porque siempre voy con la frente alta, mientras que Mahárbiz va mirando al piso como buscando monedas y está siendo investigado en la Justicia por su desempeño en el Instituto de Cine�, disparó el músico.

 

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