Por Mariana Carbajal
En una experiencia inédita, empleadas domésticas, changarines, amas de casa y estudiantes de una docena de villas de Buenos Aires trabajarán con sus vecinos en la prevención del VIH. El grupo, integrado por medio centenar de habitantes de las zonas más postergadas de la ciudad, en las que en los últimos años se concentraron los mayores índices de mortalidad por sida, recibieron una capacitación especial de profesionales del Hospital Tornú. �Muchos de los participantes del proyecto se acercaron a los talleres movilizados porque algún familiar o amigos de sus hijos se contagió el VIH�, contó a Página/12 la antropóloga Cecilia Gianni, una de las docentes. La iniciativa fue impulsada por la Federación de Villas y Barrios Marginados y recibió financiamiento del Programa Lusida. Una experiencia similar llevará adelante a partir de marzo la Dirección de la Juventud del Gobierno porteño entre adolescentes de �alto riesgo y gran vulnerabilidad social� de villas de Barracas y Saavedra y casas tomadas del Abasto, para que realicen tareas de prevención con otros jóvenes.
María Teresa Torres muestra orgullosa su flamante diploma de agente multiplicador de salud en sida. Tiene 46 años, 3 hijos de 8, 10 y 12 años, y vive en la Villa 3, de Lugano, uno de los barrios porteños del cordón sur de la ciudad, donde el sida pegó con más fuerza en la última década (ver aparte). Un sobrino suyo, de 31 años, murió un año atrás por esa enfermedad. �Se inyectaba. Todos sus amigos que se inyectaban desaparecieron�, dice con resignación. La posibilidad de conocer las vías de contagio del VIH y la forma de prevenirlo la convencieron de sumarse al taller que funcionó en la Villa 3 hasta diciembre. �Me interesé por mis hijos. Para poder explicarles. Al de 12 ya le pasé el librito que me dieron. Es triste, pero la gente no le da importancia al tema y, lamentablemente, en el barrio ya hay muchos contagiados�, dice María Teresa, con gesto de preocupación. Dentro de la Villa 3, vive en el barrio Calacita, donde se dedica a aplicar inyecciones y tomar la presión arterial.
�Es curioso, yo pensaba que sabía mucho sobre el sida, pero en el curso me di cuenta de que no sabía nada�, afirma. La misma frase surgirá de la mayoría de los que participaron de los talleres, del mismo modo que el agradecimiento por haber tenido la oportunidad allí de conversar en profundidad no sólo sobre el sida, sino también de sexualidad. �Para mí, fue todo nuevo�, admite María Isabel Ramírez, de 60 años, del barrio Rivadavia, empleada de limpieza por horas. �Quise interiorizarme por mis nietos. En mi barrio, dos amigos muy cercanos de mis hijos fallecieron por sida�, cuenta.
Los talleres comenzaron a fines de julio y funcionaron cada 15 días, en cuatro sedes: los barrios Mitre, en Saavedra, y Rivadavia, en Bajo Flores, la villa 21.24, en Barracas, y la villa 3, en Lugano. Participaron también vecinos de otras zonas de la ciudad, como de la villa 31, de Retiro. Por los cursos pasaron cerca de un centenar de personas, de entre 14 y 70 años, pero 56 �los que cumplieron regularmente con las clases� obtuvieron el diploma de agente multiplicador de salud a fin de año, en un acto en el polideportivo de la villa 21.24. El objetivo del proyecto, financiado con un subsidio de 15.000 pesos del Programa Lusida, es que a partir de ahora trabajen en la prevención del sida en su vida cotidiana, con familiares, amigos y vecinos.
�Honestamente, antes yo no sabía bien cómo se podía prevenir�, confiesa Isabel Diarte, de 48 años, de cabello renegrido y nariz ancha. Es empleada doméstica, madre de dos hijas, y la única persona de su barrio, El Ceibo, de la villa 21.24, que se sumó a la propuesta de la Federación de Villas y Barrios Carenciados de la Capital Federal. �La importancia del programa radica no sólo en que la gente pueda hacer prevención en sida, sino en el hecho de que se vaya formando una red de salud en las villas�, destacó Juan Cimes, titular de la entidad.
En los talleres, a cargo de la antropóloga Gianni y la licenciada en Educación Adriana Olivetto, quedaron a la luz mitos y prejuicios alrededor de la enfermedad. �Viven al sida como un castigo o un destino, por el tipo de vida que llevan�, describió Gianni. �Lo tienen incorporado como un mal más que los afecta por ser pobres. Muchos lo llaman �el bicho��, apuntó Olivetto. De acuerdo a los testimonios recogidos en los talleres, el uso del preservativo es muy relativo. �Los adolescentes son los que están más familiarizados, pero dicen que lo usan esporádicamente. A partir de los veintipico, el denominador común es que lo hombres no lo quieren usar. Las mujeres dicen que si lo exigen, ellos sospechan que tienen otra pareja�, agregó Olivetto. �Cuando repartimos folletos, la gente te dice que sabe todo sobre el sida. Yo pensaba lo mismo, pero en realidad, no sabía nada. Por ejemplo, pensaba que con el sexo oral no se podía contagiar�, repite, Franco Armando, de 18 años, de la villa 31 de Retiro.
El sur, zona de riesgo
La zona sur de la ciudad de Buenos Aires, donde se ubican las mayoría de las villas porteñas, concentra la mayor proporción de casos de sida. De acuerdo con un estudio de 1998 de la consultora Equis, el cordón más afectado por la mortalidad provocada por esa enfermedad es �claramente� el sur, con un 27 por ciento más de muertes que el cordón centro y 206 por ciento más que el cordón norte, teniendo en cuenta las estadísticas de 1997, las últimas con datos desagregados por barrios. Lugano/Soldati, con 17,7 por ciento del total de fallecimientos por sida es el sistema barrial más crítico. Le siguen Parque Patricios/Pompeya, con 12,6 por ciento, La Boca/Barracas, con 8,3 por ciento y Almagro/Balvanera (del cordón centro), con 6,7 por ciento.
Según informó a Página/12 la directora del Programa Sida de la ciudad, Celia Wainstein, desde hace dos años la tasa de mortalidad viene en descenso, con una baja aproximada de un 20 por ciento anual. Entre 1992 y el primer semestre de 1999, el total de casos de sida denunciados en la Capital Federal ascendió a 4.984.
Proyecto en casas tomadas
A través de un convenio con el gobierno alemán, la Dirección de la Juventud comenzará en marzo un proyecto de prevención de VIH y otras enfermedades de transmisión sexual entre adolescentes. �El plan comenzará con tres talleres de 30 chicos de 10 a 19 años cada uno, que serán coordinados por otros jóvenes, especialmente capacitados�, informó a Página/12 María Cabiche, directora porteña de la Juventud. En la primera etapa, estarán dirigidos a adolescentes de la villa 21.24, de Barracas, del barrio Mitre, de Saavedra, y de casas tomadas del Abasto. �Analizando distintas variables, determinamos que son zonas con jóvenes de alto riesgo y gran vulnerabilidad social, por el alto grado de pobreza, alto índice de desescolarización, consumo de drogas y de embarazo adolescente. Pretendemos, después, seguir con otros barrios de la ciudad�, explicó la funcionaria. �La idea es trabajar en el cuidado de sí mismos y del otro, a través de una mayor valoración personal, desde la educación de la sexualidad�, agregó. |
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