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Por María Moreno
"Poné
una coma para bajar a tomar agua", indicaba como quien enseña a
desmalezar un campo. O a una mujer respondona a la que desaconsejaba posar
de James Dean: "Si ganás siempre no vas a perder nunca". Se
trataba de algo más que de cultivar aforismos: de un gusto por la síntesis
que comenzó como un ideal aristocrático y terminó afilándose en un
estilo que hacía de lo mínimo otra cosa. Miguel Briante, escritor,
pintor y crítico de arte, murió hace cinco años pero,
involuntariamente, curó, el día del aniversario de su muerte, 25 de
enero, una suerte de performance con la estructura de la Cruz del Sur. En
un punto de la pampa (Tandil) Jorge Di Paola se sirvió un whisky y brindó
con un fantasma. En otro, cruzando el río (Salto), Antonio Dal Masetto
fue a sentarse en un lugar sobre la barranca que da al balneario y pidió
cerveza. No habló de fantasma sino de "encuentro" y se acordó
que "la prosa no es más que nostalgia de la poesía". En un
tercero (Gral. Belgrano) un grupo de hombres y mujeres respondió a unas
palabras de homenaje, al borde de una tumba, en el cementerio, esperando
para brindar. En el último (Buenos Aires), Fogwill tal vez no levantaba
ninguna copa, pero escuchaba el mensaje con la cita en Belgrano, creía
que era al día siguiente, entonces evocó a Briante y una versión de la
canción "Papiros" (cigarrillos) cantada por Barbara, una
francesa de origen polaco, bellísima --Briante la hubiera aprobado-- y la
diseminó por Internet.
En Gral. Belgrano era, dicen, demasiado tarde o demasiado temprano
para detectar entre las sombras esas lucecitas de bar que orientan, en los
cuentos de Briante, al Loco Toledo a quien le tocó un caballo como a
nadie, a Marcelino Iglesias el que pide perdón, al Moro que sabe que
seguir la ley de juego que consiste en lanzar la taba con la mano
(literalmente, quedar manco por no perder la mano de
la suerte), todos ordenados en torno al bolichero Arispe que comparte con
Enrique Wernicke el "Don" que indica respeto (Don Enrique
Wernicke es un nombre en una dedicatoria, Don Arispe la insistencia de
muchos relatos). Pero es mejor porque de ese modo se puede seguir soñando
con esas pulperías metafísicas adonde unos gauchos de Molina Campos
hablan con sentencias zen, creando una postgauchesca adonde la única política
es la de la lengua.
El rito de las hamacas voladoras Por Lilia Ferreyra
"Miguel
nació aquí y fue nuestro amigo. Y también escribió sobre nosotros,
como escribió sobre ese personaje de este pueblo que se llamaba Kin Kon,
en realidad un policía malo cuya historia Miguel transformó en poesía."
El intendente de Gral. Belgrano, Esteban Tolosa, se sonrió frente a las
cincuenta personas que anteayer se reunieron en el cementerio local para
recordar a Briante, fallecido hace cinco años al caer de una escalera en
su casa en las afueras de la ciudad bonaerense. |