Por Eduardo Videla
En
tres años, la cantidad de gente que fue víctima de un delito creció, en
el área metropolitana, del 24 al 30 por ciento de la población. En ese
mismo lapso, el delito que más aumentó fue el robo callejero, a mano
armada o con violencia, cometido a la luz del día, en su mayoría, por
jóvenes de 14 a 25 años. Los datos son el resultado de las últimas
encuestas de victimización, realizadas en 1999 por el Ministerio de
Justicia y ponen por primera vez en números las razones de la tan mentada
sensación de inseguridad: la encuesta apunta a echar luz sobre la cifra
negra del delito, conformada por aquellos ilícitos que, por distintas
razones, no son denunciados por sus víctimas. La cifras se conocieron
durante el Primer Encuentro Internacional de Expertos que elabora en
Buenos Aires un nuevo modelo de encuesta para América latina y el Caribe,
y que en la Argentina podría hacerse a través del Instituto Nacional de
Estadísticas y Censos (Indec).
�Estas encuestas apuntan a elaborar estadísticas confiables, que sirvan
como base científica para elaborar un diagnóstico y, a partir de eso,
trazar una política de prevención del delito�, explicó a Página/12
la secretaria de Política Criminal y Asuntos Penitenciarios, Patricia
Bullrich.
Para los funcionarios del área, hasta ahora las decisiones en materia de
seguridad se adoptaron en base a un modelo distorsionado: �Las cifras
oficiales, elaboradas a partir de los delitos denunciados, no reflejan la
realidad�, agregó el subsecretario de Política Criminal y Asuntos
Penales, Juan Carlos López.
Según las estadísticas que maneja el ministerio, el 70 por ciento de los
delitos cometidos no son denunciados por sus víctimas, �muchas veces
porque no tienen confianza en las autoridades policiales, otras porque
creen que es una pérdida de tiempo�, afirmó López. �A medida que
crece el delito, crece el descreimiento, baja el nivel de denuncias y se
incrementa la cifra negra. Sólo se denuncian los casos en que hay de por
medio el cobro de un seguro�, agregó el funcionario.
Bullrich y López presidieron la primera jornada del encuentro, destinado
a �la organización regional y la coordinación de las encuestas de
victimización�, que se desarrolla hasta hoy en el Ministerio de
Justicia. El objetivo de la reunión es consensuar una encuesta regional
para América latina y el Caribe, incorporando las experiencias que ya
desarrolló cada país, para elevar el standard del cuestionario. �Por
ejemplo, en Chile han elaborado un cuestionario cualitativo para definir
el perfil del victimario, algo que es muy útil para hacer un trabajo
preventivo�, afirmó Bullrich.
�Si en Buenos Aires sabemos que los delitos que más crecen son los que
se cometen de día, en la calle, a manos de chicos de 14 a 25 años, lo
que hay que hacer es, por un lado, trabajar con los chicos en riesgo desde
los 13 años, para contenerlos, y por otro, reforzar la presencia policial
en la calle, pero no con un vigilante parado en la esquina, que no sirve
para nada, sino por un patrullaje más dinámico�, argumentó López.
Los funcionarios del área apuntan a extender este año la consulta a las
grandes ciudades del país, con el fin de contemplar al 60 por ciento de
la población argentina, con una muestra de 10.000 encuestados. �Ya hay
una licitación en marcha, pero si no hacemos a tiempo estamos analizando
la posibilidad de hacerla a través del Indec �sostuvo López�. La
encuesta no debe hacerse más allá de marzo, para que la gente pueda
recordar si el año pasado fue víctima de algún delito�.
Las encuestas de victimización pueden contener hasta 120 preguntas. �Es
un cuestionario cualitativo, cuantitativo, ambiental, que apunta a definir
el perfil de la víctima, las características del delito, el lugar donde
se cometió, el estado en que actuó el victimario, su edad y su
extracción social�, explicó Bullrich. La última encuesta revela que
en 1998 el 30 por ciento de las personas fueron víctimas de un delito,
contra un 24 por ciento registrado en 1995. �Creció el robo callejero
con violencia en detrimento del hurto. Las zonas más afectadas fueron las
del sur de la ciudad de Buenos Aires y las menos aquejadas fueron las del
norte. Pero en ambas se registró una sensación de inseguridad similar,
del 80 por ciento�, precisó López.
Los funcionarios advirtieron que las reformas policiales y judiciales
aumentan el nivel de confianza de la población, lo que puede hacer crecer
el número de denuncias. �Es lo que ocurrió en Mendoza: aumentó el
índice de delitos, pero en realidad, lo que ocurrió es que disminuyó la
cifra negra�, señaló Bullrich.
El ministerio se apresta a reemplazar las experiencias piloto como la que
se venía realizando en el barrio de Saavedra por �un plan de asistencia
técnica a las provincias y municipios, para elaborar políticas
criminales de acuerdo con la realidad de cada región�, anunció
Bullrich.
Con la policía no alcanza
Según el subsecretario de Política
Criminal, Juan Carlos López, para una eficaz prevención del delito
no basta con una mayor presencia de la policía en las calles. �Deben
tenerse en cuenta, además, pautas de política urbana. Si sabemos que
muchos delitos se cometen en las zonas oscuras, se puede mejorar la
seguridad aumentando la iluminación. El asfalto, las mejoras en la
circulación de los barrios y la ubicación de las paradas de
colectivos también contribuyen a disminuir la inseguridad, junto a la
mayor presencia policial. Por eso es importante la participación de
los vecinos�, dijo el ex jefe de los fiscales porteños.
Para Bullrich, las futuras encuestas deben contemplar �qué cosas
hizo la gente después de ser víctima de un delito: si cambió de
costumbres, incorporó alarmas o compró un arma de fuego�. �Si
mucha gente se volcó por invertir en una alarma, en un determinado
barrio, es posible establecer un sistema de conexión con un
patrullero o de prevención comunitaria, con un acuerdo entre los
vecinos, para trabajar con lo que la gente está utilizando�,
agregó la funcionaria. Respecto del uso de armas, López sostuvo que
�crea más problemas de los que resuelve�. |
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