Por Sebastián Fest
Es
tenis lo que jugaron Andre Agassi y Pete Sampras? ¿Practican esos dos
hombres el mismo deporte que el resto de sus colegas? Quince mil
extasiados espectadores en el Rod Laver Arena de Melbourne responderían
sin dudas que no, y millones de espectadores en todo el planeta no
podrían sino estar de acuerdo. Agassi avanzó a la final del Abierto de
Tenis de Australia derrotando a Sampras por 6-4, 3-6, 6-7 (0-7), 7-6 (7-5)
y 6-1, pero el resultado se redujo a anécdota ante uno de los partidos
más extraordinarios de los últimos años.
Fueron dos horas y 55 minutos donde pasó de todo, pero siempre,
exceptuando el último set, con un tenis de altísimo nivel como eje. La
derrota le impide a Sampras por el momento ganar su Grand Slam número
trece, una marca jamás alcanzada. Su próxima oportunidad llegará en
Roland Garros, torneo que nunca ganó. Agassi jugará el domingo la final
con el ganador del partido que disputaban anoche el ruso Yevgueni
Kafelnikov y el sueco Magnus Norman, pero no quiso hablar del tema, sino
disfrutar de su cuarta final consecutiva en torneos de Grand Slam �el
último en lograr semejante marca fue el australiano Rod Laver en 1969�
y la posibilidad de comenzar el 2000 como líder de la �carrera de
campeones� de la ATP. En mujeres, Martina Hingis venció a Conchita
Martínez por 6-3, 6-2 y Lindsay Davenport a Jennifer Capriati por 6-2,
7-6 (7-4) y mañana disputarán la final.
�No juegas un gran partido para cederlo en el último segundo�, dijo
Agassi acerca de un choque en el que caminó al borde del precipicio.
Sampras estaba dos sets a uno y 5-5 en el tie break del cuarto, a sólo
dos puntos de la final. Minutos antes había tenido un break point sobre
el servicio de su rival en el tres iguales del set. Desencajado y enojado,
Sampras admitió tras la derrota que las fuerzas lo abandonaron al ceder
el cuarto set, y que jamás había perdido convirtiendo 37 aces, como hizo
hoy. �Es desilusionante, pero espero que sea sólo el comienzo de un
gran año�.
Fue sin embargo elusivo cuando se le preguntó acerca de uno de los dos
momentos clave del partido. Sampras servía 0-1 en el quinto set e
interrumpió repentinamente su movimiento de saque para mirar hacia su
izquierda y preguntar en forma bien audible: �¿Piensas seguir con eso?�.
El interrogado era el entrenador de Agassi, Brad Gilbert, sentado al lado
de una hiperactiva y nerviosa Steffi Graf. �Escuché algunas cosas
cuando fallé un tiro, pero no es algo importante�, aseguró, en tanto
que Agassi se molestó cuando se le planteó el tema. �No sé qué
pasó, pregúntale a él�, respondió cortante y perdiendo el tono
relajado que había imperado hasta el momento en la sala de prensa.
Pero la verdadera acción estuvo sobre el rebound-ace del Melbourne Park.
Hacía frío, y el viento bajaba la sensación térmica a poco más de
diez grados con el techo del estadio abierto y dejando entrar los últimos
rayos de un sol que apareció con cuentagotas en el torneo. Agassi,
completamente de negro, exceptuando sus zapatillas, y Sampras, de punta en
blanco, ofrecieron el contraste perfecto desde el comienzo.
No hubo tanteo alguno. Desde el primer punto los dos protagonistas de la
noche ofrecieron un repertorio enmudecedor. Servicios a 206 kilómetros
por hora que eran devueltos como si nada. Aces de segundo saque a 200
kilómetros por hora. Un tie break perfecto de Sampras para llevarse el
tercer set. Tiros imposibles que volvían una y otra vez a una velocidad
impropia de seres humanos.
También hubo anécdotas. Una bandada de pájaros en el tercer juego del
tercer set paró el partido. Agassi se quejó de que estaban inundando de
excrementos su zona de saque, y tomó él mismo una toalla para limpiar el
piso.
El otro momento clave, para el recuerdo y ver una y otra vez en el video,
el tie break del cuarto set, ganado 7-5 por Agassi. Passings a lacarrera,
aces, voleas imposibles y un público con sobredosis de adrenalina
recordaron al extraordinario 18-16 de McEnroe y Borg en Wimbledon 80.
La única diferencia es que éste fue más corto. Un passing de derecha
cruzado de Agassi decretó la definición en el quinto set y mostró a
Graf de pie y estallando en un grito que paralizó a la tribuna. La escena
se cerró con doscientos fotógrafos apuntando a la mujer que de número
uno del mundo pasó a novia más famosa del tenis mundial. Y entonces
llegó el cruce Sampras-Gilbert, y un partido que se encaminaba a ser el
mejor quedó sólo como uno de los mejores. Agassi dedicó reverencias y
besos a los cuatro costados, y Sampras, tan disgustado como ovacionado,
salió sin saludar al público. Fuera de sí, Graf saltaba y lanzaba
gritos agudos literalmente colgada de Gilbert en los pasillos del Rod
Laver Arena. En segundos ambos desaparecieron en un ascensor rumbo a la
sala de jugadores. Allí esperaba Agassi, el hombre que ganó un partido
que vale un Grand Slam.
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