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Después de sonreír para la foto en la antesala del comedor de la Casa de Gobierno, Alvarez, el ministro de Defensa, Ricardo López Murphy y los dos secretarios de la cartera: Angel Tello y José Lladós, pasaron a saborear el menú con el jefe del Estado Mayor Conjunto, general Juan Carlos Mugnolo; y los titulares del Ejército, general Ricardo Brinzoni; de la Armada, almirante Joaquín Stella; y de la Fuerza Aérea, brigadier Walter Barbero. Copa de langostinos, lomo a la pimienta con papas a la crema y ensalada de frutas fueron los platos que se sucedieron en la mesa mientras alternaban la conversación sobre la "precaria" situación presupuestaria de las distintas fuerzas, el avance de la reforma estructural, la continuidad de la participación en las Misiones de Paz de Naciones Unidas y la evolución de los juicios sobre la represión ilegal.
"El ex 'ajustador' López
Murphy se la pasa diciendo: 'Vieron ¿cómo están los tanques?' y pide
refuerzos presupuestarios. Siempre le decimos que de saber cómo se iba a
mimetizar con los reclamos del sector, lo hubiéramos nombrado en Acción
Social y lo transformábamos en 'Evita'", ironizaban en el Gobierno
en alusión a la actitud comprensiva del economista ultraliberal devenido
en ministro de Defensa. El presupuesto del 2000 para las Fuerzas Armadas
quedó en 3740 millones de pesos, 160 menos que el año pasado. En el caso
del Ejército, los recursos para funcionamiento pasaron de 123 millones de
pesos a 118, aunque confían en conseguir alguna partida extra. "El
vicepresidente reconoció que se está en límites extremos, recortar más
sería comprometer la capacidad operativa de las Fuerzas Armadas",
comentaron en la cartera de Defensa, la encargada de hacer ante los medios
la evaluación del encuentro.
Entre los militares juegan con
suspicacias cuando analizan la relación con los dirigentes frepasistas.
Identifican al partido con la lucha en defensa de los derechos humanos
fundada en el repudio al terrorismo de Estado y se sienten bajo la lupa.
Desde el entorno de Alvarez tampoco es sencillo encarar el diálogo con un
sector ajeno a los proyectos del partido. "El tema de los juicios
(por la Verdad y por robo de bebés) no fue protagónico en el encuentro,
se tocó tangencialmente pero Alvarez se comprometió a continuar con el
proceso institucional: superar el pasado sin vulnerar la acción judicial.
Los militares están comprometidos a someterse a los requerimientos de la
Justicia", comentaron en Defensa.
Las nuevas cúpulas de las
Fuerzas Armadas apuntan a desvincularse generacionalmente del horror de la
represión ilegal. En el Ejército, después de la autocrítica parcial
del antecesor de Brinzoni, Martín Balza, quien dijo que "la violación
de los derechos del hombre y del ciudadano, es siempre espantosa, pero aún
más cuando, explícita o tácitamente, es aceptada por el Estado (...) Se
optó por recurrir a macabros procedimientos que privaron a los familiares
de enterrar a sus muertos, contrariando con ello las normas elementales de
cualquier religión", consideran
que más no pueden hacer. El 29 de diciembre pasado, los uniformados
siguieron, vestidos de civil, el derrotero de los pliegos de ascenso en el
Senado. Cuatro tenientes coroneles, cuyos antecedentes habían sido
cuestionados por el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), fueron
ascendidos. Quedaron en suspenso los pliegos de otros cinco oficiales
denunciados en los archivos de la Conadep y del CELS. Más allá de las secuelas de la represión, otro tema que preocupa a los uniformados es la forma en que el Estado se hará cargo de la deuda pendiente por los juicios ganados por ellos a raíz del fallo de la Corte Suprema que dio lugar al blanqueo de las sumas no remunerativas ni bonificables de sus salarios. Calculan que el pago total requiere entre 3000 y 4000 millones, un monto inmanejable para las arcas públicas. En rigor, los militares aspiran a que en el proyecto de ley de Emergencia Económica que el Ejecutivo envió al Congreso se contemple alguna forma de pago que en lugar de suspenderlos, se alarguen los plazos o se efectivice la deuda a través de bonos. Los temas pendientes son muchos y Alvarez se comprometió a visitar unidades de las tres fuerzas en el interior del país para seguir conjurando desconfianzas mutuas.
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