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CHACHO ALVAREZ ALMORZO CON LOS JEFES DE LAS FUERZAS ARMADAS
Una comida con pimienta y crema

Los generales Brinzoni y Mugnolo, Alvarez, López Murphy, el almirante Joaquín Stella y el brigadier Walter Barbero

En un día hiperactivo, el vicepresidente Carlos "Chacho" Alvarez invitó a los jefes del Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea a compartir un almuerzo en la Rosada. Conversaron sobre el presupuesto militar, la reestructuración de las fuerzas y los juicios pendientes


Por Nora Veiras 
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"Se le ocurrió a Chacho. Nos sorprendió. No había nada programado", repetían en el Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas. La ocurrencia no era otra que la invitación que les hizo a los jefes militares Carlos "Chacho" Alvarez, vicepresidente en ejercicio de la presidencia, para almorzar juntos en la Casa Rosada. "Cordial", "amena" fueron los calificativos que desde el Ministerio de Defensa utilizaron para describir el primer encuentro formal entre los uniformados y el jefe del Frepaso, el hombre que preside el Senado, la Cámara donde se aprueban o rechazan los ascensos militares.

  Después de sonreír para la foto en la antesala del comedor de la Casa de Gobierno, Alvarez, el ministro de Defensa, Ricardo López Murphy y los dos secretarios de la cartera: Angel Tello y José Lladós, pasaron a saborear el menú con el jefe del Estado Mayor Conjunto, general Juan Carlos Mugnolo; y los titulares del Ejército, general Ricardo Brinzoni; de la Armada, almirante Joaquín Stella; y de la Fuerza Aérea, brigadier Walter Barbero. Copa de langostinos, lomo a la pimienta con papas a la crema y ensalada de frutas fueron los platos que se sucedieron en la mesa mientras alternaban la conversación sobre la "precaria" situación presupuestaria de las distintas fuerzas, el avance de la reforma estructural, la continuidad  de la participación en las Misiones de Paz de Naciones Unidas y la evolución de los juicios sobre la represión ilegal.

  "El ex 'ajustador' López Murphy se la pasa diciendo: 'Vieron ¿cómo están los tanques?' y pide refuerzos presupuestarios. Siempre le decimos que de saber cómo se iba a mimetizar con los reclamos del sector, lo hubiéramos nombrado en Acción Social y lo transformábamos en 'Evita'", ironizaban en el Gobierno en alusión a la actitud comprensiva del economista ultraliberal devenido en ministro de Defensa. El presupuesto del 2000 para las Fuerzas Armadas quedó en 3740 millones de pesos, 160 menos que el año pasado. En el caso del Ejército, los recursos para funcionamiento pasaron de 123 millones de pesos a 118, aunque confían en conseguir alguna partida extra. "El vicepresidente reconoció que se está en límites extremos, recortar más sería comprometer la capacidad operativa de las Fuerzas Armadas", comentaron en la cartera de Defensa, la encargada de hacer ante los medios la evaluación del encuentro.

  Entre los militares juegan con suspicacias cuando analizan la relación con los dirigentes frepasistas. Identifican al partido con la lucha en defensa de los derechos humanos fundada en el repudio al terrorismo de Estado y se sienten bajo la lupa. Desde el entorno de Alvarez tampoco es sencillo encarar el diálogo con un sector ajeno a los proyectos del partido. "El tema de los juicios (por la Verdad y por robo de bebés) no fue protagónico en el encuentro, se tocó tangencialmente pero Alvarez se comprometió a continuar con el proceso institucional: superar el pasado sin vulnerar la acción judicial. Los militares están comprometidos a someterse a los requerimientos de la Justicia", comentaron en Defensa.

  Las nuevas cúpulas de las Fuerzas Armadas apuntan a desvincularse generacionalmente del horror de la represión ilegal. En el Ejército, después de la autocrítica parcial del antecesor de Brinzoni, Martín Balza, quien dijo que "la violación de los derechos del hombre y del ciudadano, es siempre espantosa, pero aún más cuando, explícita o tácitamente, es aceptada por el Estado (...) Se optó por recurrir a macabros procedimientos que privaron a los familiares de enterrar a sus muertos, contrariando con ello las normas elementales de cualquier religión",   consideran que más no pueden hacer. El 29 de diciembre pasado, los uniformados siguieron, vestidos de civil, el derrotero de los pliegos de ascenso en el Senado. Cuatro tenientes coroneles, cuyos antecedentes habían sido cuestionados por el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), fueron ascendidos. Quedaron en suspenso los pliegos de otros cinco oficiales denunciados en los archivos de la Conadep y del CELS.

  Más allá de las secuelas de la represión, otro tema que preocupa a los uniformados es la forma en que el Estado se hará cargo de la deuda pendiente por los juicios ganados por ellos a raíz del fallo de la Corte Suprema que dio lugar al blanqueo de las sumas no remunerativas ni bonificables de sus salarios. Calculan que el pago total requiere entre 3000 y 4000 millones, un monto inmanejable para las arcas públicas. En rigor, los militares aspiran a que en el proyecto de ley de Emergencia Económica que el Ejecutivo envió al Congreso se contemple alguna forma de pago que en lugar de suspenderlos, se alarguen los plazos o se efectivice la deuda a través de bonos. Los temas pendientes son muchos y Alvarez se comprometió a visitar unidades de las tres fuerzas en el interior del país para seguir conjurando desconfianzas mutuas.

 

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