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"Por cierto, le
actualicé el reclamo sobre Malvinas, aunque esto no debe impedir la
cooperación existente entre los dos países", informó el propio De
la Rúa luego de la entrevista.
Agregó que
"Blair dijo que comprendía la cuestión y manifestó que debía
proseguirse, de todas maneras, la relación en todos los campos
bilaterales".
O sea:
* La cuestión de la
islas ocupó un pequeño tramo de los veintipico de minutos que duró la
entrevista.
* De la Rúa no fue
hostil al mencionar la pretensión argentina. No insistió en la promesa
electoral de la Alianza de revisar los contratos petroleros cuando llegara
al poder.
* Y Blair tampoco fue
belicoso.
Lo mismo había
ocurrido en París el año pasado, cuando Blair y De la Rúa, entonces
presidente electo, se vieron como dos socialistas en el marco del congreso
de la Internacional. Como ayer, hablaron de educación, de Tercera Vía,
de comercio y subsidios. De la Rúa tocó las "cuestiones
pendientes" alrededor de las Malvinas pero evitó deslizar la palabra
"soberanía" y Blair rescató la estrategia del Foreign Office
de avanzar paso a paso, es decir a medida que Londres se va poniendo
nuevos objetivos.
--¿Qué quieren? --preguntó en París De la Rúa a los periodistas--, ¿que
diga no voy a hacer lo mismo que Menem? Voy a dialogar, pero no será
igual que él. Cada uno tendrá su estilo.
Si el estilo será el
de París y Davos, está claro que el Presidente tratará de combinar
varios planos de relación distintos.
Al más alto nivel,
buscará no ser demasiado específico.
A la vez, siempre
marcará el reclamo argentino.
Quizás deje que el
segundo nivel, el de Adalberto Rodríguez Giavarini y Robin Cook, o el
tercero, el de Peter Westmacott y la representante especial para el tema,
Susana Ruiz Cerrutti, hilvanen acuerdos y desacuerdos.
Y es seguro, también,
que desandará el camino de acercamiento estrecho a
los isleños sin cortar relaciones con ellos.
Por lo que mostraron
hasta ahora De la Rúa y Rodríguez Giavarini, tendrán cuidado de no
sobreactuar ni prometer soluciones rápidas para la disputa de soberanía
mientras preservan una relación política excelente desde que, a
principios de la Era Menem, Lucio García del Solar negoció la
normalización diplomática y Mario Cámpora edificó el tejido de
relaciones en Londres.
Claro que no es la
Argentina la que llevará la iniciativa de la discusión sobre Malvinas.
Por su vulnerabilidad como país, la Argentina será por un bueno tiempo más
defensiva que ofensiva. Desde este punto de vista, quizás le convenga
quitar a las islas del centro de la negociación diplomática, aunque no
de los gestos públicos, porque de ese modo perderá menos. Pero Londres
puede no respetar la conveniencia argentina si ese interés en algún
momento choca con el suyo.
Ayer, al menos, no
hubo choques. Los dos jefes conversaron sobre comercio, un terreno que
sigue siendo favorable al Reino Unido: en el '98 la Argentina importó
productos por 300 millones y exportó por 273 millones.
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