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El texto enviado a Günther Grass y a "otros varios intelectuales alemanes" enfatiza que "los hechos conocidos sobre este tema son que el hijo y la nuera de Gelman fueron detenidos en Argentina por argentinos y el infortunado destino de su hijo pudo comprobarse: fue asesinado en Argentina". Y agrega que María Claudia García Irureta de Gelman --nuera del poeta que fuera trasladada embarazada de ocho meses a Uruguay, en uno de los tantos operativo del Plan Cóndor-- "estuvo recluida en un lugar clandestino de detención de Buenos Aires, junto a muchas otras víctimas de esos años, entre ellas un grupo de uruguayos que habían sido detenidos en el vecino país".
Sanguinetti acentúa la
responsabilidad argentina al mismo tiempo que, subrepticiamente, desligó
a Uruguay de estar implicado en las rutinas que coordinaban el accionar de
las dictaduras latinoamericanas. Y se volvió a valer de esta presunción
para excusarse, tal como lo hiciera con Gelman. En noviembre señaló:
"El caso de su nuera sería, entonces, una completa excepción".
Y, ahora, repite: "El caso sería enteramente excepcional, en tanto
los trasladados a Montevideo eran todos uruguayos y doblemente
excepcional, en cuanto no se ha denunciado en Uruguay la sustracción de
ningún niño nacido en cautiverio, práctica que en cambio fue usual en
Argentina".
Sanguinetti estuvo
recurrente a la hora de redactar la justificación de su inoperancia y
aseguró que "no puede promover más esfuerzos que los que ya se han
hecho y se siguen haciendo por tratar de arrojar luz sobre este
caso". En la primera respuesta a Gelman, el presidente endilgó al
poeta que "en plena campaña electoral, usted alimentó hasta el
cansancio un esfuerzo para presentarme como indiferente o insensible a
reclamos humanitarios". Ahora también arremete contra Grass por
difamar su imagen: "Y debiera también Ud. tener en cuenta que este
pedido confunde, porque un lector distraído o desinformado puede pensar
que Sanguinetti, un demócrata que se opuso tenazmente a la dictadura,
tiene alguna responsabilidad en el caso o es insensible frente a tamaña
atrocidad. De este modo gente respetable, con las mejores intenciones,
termina convirtiéndose en instrumento de una campaña política y periodística
de desprestigio dentro de Uruguay que en su momento tuvo inmediatas
finalidades electorales y que hoy continúa, con metas a largo
plazo". Es la segunda carta del presidente uruguayo. Hasta ayer, Sanguinetti sólo se había pronunciado públicamente para responder la carta abierta de Gelman, la cual, a su vez, originó otra respuesta del poeta para impugnar la débil y huidiza declaración oficial. Mientras tanto, las cartas de apoyo no dejan de asediar al mandatario uruguayo (ver recuadro) a pesar de que Sanguinetti insista con que "no se ha denunciado en Uruguay la sustracción de ningún niño nacido en cautiverio, práctica que en cambio fue usual en Argentina".
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