Por
Alejandra Dandan
Desde
Mar del Plata
Camila, de rodillas, acaba de
pedirle un beso a la reina de las hadas. El bosque en Los Troncos está
vestido de cuentos. Un rincón de la gran casona que en la década del
treinta ocupaba la familia Mitre, ha congregado esta noche a Camila, su
mamá y otras doscientas personas. Llegaron convocados por ese Sueño de
una noche de verano de Shakespeare que ha dejado la casa otra vez poblada
de gente. El lugar es conocido como Villa Mitre y esta temporada integra
un nuevo paseo: con el nombre "Casas con Historia" el Ente de
Cultura de Mar del Plata promueve una traza que vuelve a vincular, a pie
de caminante y como lo estaban hace varias décadas, a la Villa Mitre, la
Villa Victoria y la Villa Silvina, tres mansiones en las que aún habitan
los fantasmas de los Mitre y las Ocampo. El paseo forma parte de un plan más
amplio de talleres, seminarios o exposiciones que convoca cada tarde a más
de 500 turistas en cada villa. Esos buscadores llegan imantados por
leyendas, a veces oídas en la playa, que hablan de pasos descansados de
Borges o Bioy Casares por estos lados.
La obra de Shakespeare
dirigida por Daniel Lambertini y Magenia Mugica está llena de luces y de
esos duendes que encantaron a Camila. La función concentra al público en
un rincón donde la Villa supo preservarse como anfiteatro natural. Desde
allí, mientras todos aplauden para despedir a la reina que se va, Paco
Oliva, un papá espectador, se detiene a escuchar los reclamos de Martina,
su nena.
--¿Por qué la obra
duró tan poco, pa?
--Porque lo bueno dura
poco --tranquiliza él.
--Ahh --se queda
Martina--: ¿por eso el verano dura poco?
En todo caso, quienes
aquí descansan hallaron el modo de alargar hasta bien tarde las
alternativas de la arena. "La villa encanta", dice y empieza a
caracterizar este lugar Mónica Bartolucci, la directora. "Las
actividades que estamos desarrollando --cuenta-- consiguen que el lugar
pierda la solemnidad que a lo largo de estos años lo fue haciendo
marginal". Es que Villa Mitre preparó este año un programa dedicado
a la población infantil de vacaciones. Todas las actividades tienen un
soporte común: la historia. Durante el año, en la Villa funciona el
Archivo Histórico y una hemeroteca. Aunque en temporada esa actividad está
detenida, la programación intenta mantenerla presente: "Los talleres
para chicos de fotografía, de plástica o periodismo los conectan con el
pasado", sigue Bartolucci. Todos los días de la semana, desde las 19
hasta las 22, los chicos aprenden foto y revelado con métodos artesanales
o conocen a través del periodismo qué fue aquello que sucedió el día
que nacieron.
Esta variante queda
inserta entre una programación que incluye funciones de títeres, espectáculos
musicales, cuentos y teatro, cada día a partir de las 21. La participación
cuesta un peso y ese valor fue pensado también como parte de la política
expansiva del circuito. "No buscamos una difusión de lo populachero
sino de lo participativo", define ahora la directora del Ente, María
Rosa Sosolna. La mujer fija su trabajo de política cultural como una
trama soporte, profundamente expansivo. Esa apertura está marcada por los
precios y por la búsqueda de sponsores.
Desde ahí se pensó
en reactivar el circuito de las villas que cuenta con el patrocinio del
grupo ISA, este año a cargo de la casa que fue de Diógenes Urquiza y su
mujer, María Luisa Ocampo. Allí mantienen una exposición de
arquitectura y diseño sobre esa casa construida en 1908 sobre lo que se
conocía como la Loma de Tiro a la Paloma. Don Urquiza había pedido al
arquitecto Walter Basset Smith un lugar amplio para albergar a la familia
durante toda la temporada. Fue Bioy Casares cuando apenas se casaba con
Silvina Ocampo, quien terminó comprando la casa por la década del
cuarenta, en un remate. La tradición cuenta que en medio de más de cien
hectáreas de parque, se han creado las tramas fantásticas de las novelas
de Bioy. La casa es la única Villa que hoy no es propiedad del Estado.
Fue comprada por los Ciancaglini-Echegoyen que desde el '95 mantienen una
escuela privada que funciona todo el año, menos ahora que la Villa es
punto de visita turístico.
Algunas ediciones de
Sur fueron proyectadas, en cambio, entre las dos plantas que ocupaba
Victoria Ocampo en la casa de enfrente. Villa Victoria fue comprada a los
diseñadores ingleses que trabajaban para la corona. El terreno tiene tres
construcciones: aparte del casco, se conserva la vivienda de los caseros
de estilo francés y una tercera casa, bajo influencias italianas,
destinada según la leyenda a todo el personal de servicio. Por allí
pasaron Borges, María Rosa Oliver, Enrique Pezzoni, Eduardo Mallea y
Gabriela Mistral, entre otros.
Cada uno de estos
territorios historia fueron ahora pensados como un único paseo de
cuarenta y cinco minutos. Desde el bosque y en un recorrido a pie, el
circuito incluye historia, propietarios y origen arquitectónico de todas
y de la Capilla Divino Rostro, originalmente integrada a Villa Mitre.
ENERO
A PLENO EN LAS PLAYAS DE VILLA GESELL
Cómo
vencer el fantasma de Brasil
Contrariando a los malos
augurios que pronosticaban una pobre temporada, Villa Gesell está a
pleno. "Para está temporada no sólo hemos mejorado la
seguridad, sino que también se han iluminado cuatro playas céntricas
y se han inaugurado los primeros 1000 metros de rambla de madera a lo
largo de la costanera", informa el secretario de Turismo, Jorge
Ziampris, quien asegura que el fantasma Brasil no ha pasado por el
paraíso de pinos, médanos y playas "que con orgullo sigue
conservando año a año su 60 por ciento de visitantes cautivos, más
lo que se sumó esta temporada."
"En materia de
concurrencia estamos en porcentajes similares a los de años
anteriores, con la salvedad de que este año la gente se cuida un poco
más a la hora de gastar y tenemos grandes afluencias de visitantes
los fines de semana", asegura Ziampris. Según datos ofrecidos
por la Secretaría de Turismo, de las 17.500 plazas hoteleras
disponibles, un 85 por ciento está cubierto, mientras que de las
87.500 plazas ofrecidas en alquiler, entre casas y departamentos, el
porcentaje llega al 65. Si de turismo gasolero se trata, Gesell marcha
en punta. Los siete campings que tiene el balneario, según la misma
fuente, tienen un 85 por ciento de su capacidad ocupada por los jóvenes
que han llegado con sus carpas.
Tras los estruendos y la
expectativa generada por el cambio de milenio, la temporada 2000
arrancó con más dudas que certezas para los operadores turísticos
de la costa argentina. Es que la recesión económica y la devaluación
brasileña prometían clavar sus uñas en más de un bolsillo y con
ellas el traslado hacia otras costas de la tan ansiada demanda.
Los 70 paradores que ofrece
el balneario, a lo largo de sus costas, presentan ofertas para todo
tipo de gustos y edades. "Ocurre que desde hace tres años los
geselinos venimos trabajando en conjunto con la Universidad de La
Plata, en pos de mejorar la ciudad", cuenta Ziampris, que explica
que a tal fin "primero hicimos un relevamiento intensivo del
balneario, luego un diagnóstico y ahora se ha hecho una planificación
que se encuentra en marcha a través de un plan estratégico de
desarrollo de la ciudad".
Claudia Franco, una artesana
geselina que un día dejó la casa de Villa del Parque y se vino con
su novio a probar suerte a este escenario natural, que hace 70 años
descubrió y fundó Carlos Gesell, hace su propio diagnóstico:
"La temporada arrancó tarde. Pero finalmente la mala se acabó y
la gente llegó masivamente", cuenta.
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