Página/12
en EE.UU.
Por
Mónica Flores Correa
Desde Nueva York
Bill
Clinton pronunció su último discurso de Estado de la Unión con dos
objetivos: dejar un legado de buenas intenciones para la historia y
conseguir que los norteamericanos elijan presidente a Al Gore en
noviembre. El jueves por la noche, el mismo mandatario que adoptó sin
rubores ideas republicanas, como la exitosa reforma del welfare, se dio el
gusto de despedirse con una lista de propuestas populares, coherentes con
la más entrañable tradición del Partido Demócrata. Incluso la
sugerencia de la reducción impositiva de 350 mil millones de dólares en
diez años, también astutamente sustraída al ideario republicano,
Clinton la planeó para la "clase media", expresión que en
EE.UU. significa en buena medida la clase trabajadora. Todas las
propuestas fueron, por cierto, bellas expresiones de deseos, que
seguramente en su mayoría no serán aprobadas por el congreso
republicano. De hecho, en el discurso de 1999, Clinton presentó más de
80 propuestas, de las cuales sólo un tercio se convirtió en leyes o en
políticas concretas.
Ayer, los diarios
neoyorquinos elogiaron, en líneas generales, el discurso y aprobaron las
ideas presidenciales. "Parte de su agenda merece apoyo --dijo el
diario Newsday de la opulenta localidad de Long Island--: el Congreso debe
votar una declaración importante de los derechos de los pacientes
(patients'bill of rights), levantar el salario mínimo, implantar un
control de armas más estricto, y garantizar que haya remedios baratos
para los sectores carenciados. Pero, ¿estará el congreso republicano
dispuesto a ayudar a Clinton a que logre sus objetivos?" La respuesta
a esta pregunta retórica de Newsday es "no". El Congreso que el
año pasado votó el impeachment de este presidente por su infausto
affaire con Monica Lewinsky no es distinto, salvo por la presencia o
ausencia de algunos legisladores, del actual. Difícilmente permitirá que
Clinton deje la presidencia con más laureles que los que la economía
floreciente, a despecho de los conservadores, le ha otorgado de manera prácticamente
gratuita.
"Es cierto que a
Estados Unidos le está yendo muy bien --dijo una fuente de Wall Street a
Página/12--, pero hay que entender que éstas son sólo intenciones. El
discurso del Estado de la Unión está diseñado para publicitar la imagen
presidencial, y en esta ocasión especial también la del candidato Gore.
Sirve para subir puntos en las encuestas. Ahora bien, me parece remoto que
la lista de Clinton se transforme en leyes. Sería algo fuera de lo común."
Consultado acerca de
si convendría que una desgravación impositiva para la clase media,
semejante a la propuesta por Clinton, se llevase a cabo en la Argentina,
el estratega para América latina, que prefirió que su nombre no fuese
publicado, opinó que no. "Son situaciones muy diferentes. En el caso
hipotético de que en la Argentina se redujeran los impuestos,
posiblemente no habría un mayor crecimiento económico, que es uno de los
objetivos del gobierno de Fernando de la Rúa. El nivel de confianza
disminuiría inmediatamente con la tendencia de la deuda fiscal a aumentar
y, entre otros problemas, el flujo de inversiones extranjeras se reduciría."
Opinó que el paquete
impositivo De la Rúa-Machinea es positivo en tanto tiende a reducir la
deuda fiscal. "Esto mejora el nivel de confianza y reduce el riesgo
país. Un paquete como el que se aprobó recientemente trae otros
beneficios: promueve el flujo de capital externo, reduce las tasas de
interés, expande el crédito interno y promueve el crecimiento económico",
subrayó.
"Cuando haya un crecimiento económico sostenido e importante,
entonces se podrán reducir los impuestos en la Argentina, como propone
Clinton para EE.UU. Pero no hay que olvidar que la situación de EE.UU. es
completamente diferente. Este es un país con un crecimiento anual del 6
por ciento, bajísima inflación y bajísimo desempleo", dijo el
especialista.
TRES
OPINIONES ARGENTINAS |
Un efecto positivo
Gabriel Rubinstein *
Estados
Unidos está teniendo un superávit fiscal que le permite bajar los
impuestos e intentar disminuir la deuda gracias a su gran capacidad de
maniobra actual. Esto debería estimular la producción en el país y,
consecuentemente, estimular la demanda de productos internacionales,
lo que parece más sensato que aumentar el gasto público. Pero es difícil
identificar un mecanismo directo que afecte en forma clara a la
Argentina. En un sentido puede resultar beneficioso que aumente la
producción norteamericana porque, al ser una especie de locomotora
del mundo, podría dar cierto impulso a otros países. A la vez
debemos estar atentos por si aumenta la tasa de interés en los próximos
meses, ya que eso tendría repercusiones negativas en nuestro país y
en otros ligados financieramente a Estados Unidos. Es decir, la baja
de impuestos puede llegar a tener un cierto sesgo inflacionario porque
podría haber desfasajes que aumenten las tasas de interés. En ese
sentido, hay efectos temporarios que pueden jugar en contra de la
Argentina. Pero el efecto de fondo a mediano y largo plazo es un mayor
dinamismo que debería ser positivo porque más producción significa
mayor demanda de productos en el mundo. En síntesis, podría haber un
efecto mixto, aunque si mañana aumenta la tasa de interés de Estados
Unidos no estaría necesariamente relacionado con esta baja de
impuestos. Básicamente es una buena señal, en el sentido de que, en
cuanto pudo, el gobierno bajó los impuestos. Y por otra parte es un
llamado de alerta a los gobiernos que quieren aumentar la presión
impositiva sin que el Estado ofrezca ninguna contrapartida en
servicios. De esta forma, Estados Unidos se pone a la delantera de una
tendencia que en los próximos años podría generalizarse.*Director
de Duff & Phelps.
Aquí vamos a contramano
Enrique Rodríguez *
La redistribución del ingreso en los países
capitalistas con economía de mercado es la principal asignatura
pendiente. En consecuencia, toda medida que baje la carga fiscal es
altamente positiva en función del empleo y la redistribución
equitativa del ingreso. Argentina, con el actual paquete fiscal,
marcha absolutamente a contramano, porque se trata de políticas
globales regresivas que atentan contra la creación de empleo. La
propuesta del presidente Clinton de bajar los impuestos es positiva
porque puede generar una baja de las tasas de interés y la
posibilidad de aumentar la capacidad de ingreso y de exportaciones. En
este sentido es una medida principal para paliar el desempleo. La
decisión de disminuir la carga impositiva genera además un
crecimiento de la capacidad adquisitiva de los sectores medios y bajos
de Estados Unidos, y potencia el mercado interno, acelerando la
expansión económica del país. Por otro lado, es una medida con base
política porque deja sin discurso a los republicanos al poner en
debate medidas que suponen una modificación en relación a las políticas
redistributivas.
*Presidente
de la bancada de legisladores porteños de Nueva Dirigencia.
Crecimiento y regresión
Claudio Lozano *
La impresión es que se trata de una estrategia que
intenta compensar algunas expectativas negativas que se han abierto en
relación con la economía norteamericana. Una de esas expectativas es
la ligada al déficit comercial exterior. La segunda es la vinculada a
la sobrevaluación de las acciones que cotizan en la bolsa
norteamericana. Y la tercera es la elevada brecha social que define
que, pese a la expectativa de crecimiento económico de Estados
Unidos, los términos que exhibe la distribución del ingreso sean los
más regresivos de los últimos años. Así, por la vía de la
cancelación de parte de la deuda pública asignando el superávit,
pretende mejorar la solvencia afectada. Por la vía de asignar gastos
y bajar la presión fiscal, el paquete propuesto por Clinton pretende
mejorar las expectativas de consumo interno a través de una mejora en
los ingresos. Y, por último, apunta a mantener el nivel de
crecimiento y evitar una caída en la Bolsa norteamericana. Es decir,
es una estrategia destinada a actuar de manera contracíclica a las
tendencias negativas mencionadas. En relación a la Argentina, las
repercusiones en materia comercial de una decisión así no van a
afectar considerablemente. Básicamente porque, si bien pueden
recomponer la demanda de productos internacionales, la asociación
comercial con Estados Unidos es claramente negativa para Argentina, y
eso no cambiará radicalmente. Si estas políticas tienen resultados
positivos, los mayores beneficios se manifestarían en que pueden
evitar una elevación de las tasas de interés nacional y una mejora
de las condiciones de acceso al financiamiento de las economías
locales. *
Director del Instituto de Estudios y Formación de la CTA. |
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