Página/12 en Francia
Por E.F. desde París
Viejas
disputas territoriales, antagonismos históricos y la pobreza endémica
que azota a los Andes centrales bolivianos confluyeron esta semana en un
rudo enfrentamiento entre dos comunidades indígenas, Laimes y qaqachacas,
es decir aymarás y quechuas, que dejaron un saldo de más de 20 muertos.
La rivalidad, sin embargo, no lo explica todo en un conflicto donde la
ausencia de Estado, la crisis económica y las constantes expoliaciones de
que son víctimas los indígenas constituyen los ingredientes de un
cóctel imprevisto. En esta entrevista con Página/12, el mayor del
ejército boliviano Juan Ramón Quintana, indígena y especialista en
conflictos regionales, explica las razones históricas de la guerra de los
Andes.
�El enfrentamiento entre las dos comunidades indígenas se produce en un
contexto delicado, es decir, justo después del levantamiento militar
ecuatoriano, donde los indígenas jugaron un papel central.
�Hay que tomar en cuenta que éste es un conflicto que ya lleva
muchísimos años gestándose, a tal punto que en el pasado hubo muchos
más muertos que ahora. El antagonismo tiene muchos antecedentes cruzados:
uno de ellos es el conflicto territorial, el otro es que existe una
acumulación de problemas de orden social y económico que, desde hace 300
años, nunca fueron resueltos. En primer lugar, podríamos decir que es un
conflicto por ausencia del Estado. Este es un territorio donde no existe
el más mínimo vestigio de la presencia del Estado y estas comunidades
han sido absolutamente marginadas, excluidas de toda opción de
desarrollo. Toda esa acumulación de insatisfacción social, de
precariedad, de miseria, ha hecho que detone en un enfrentamiento de esta
magnitud, que además está extendiéndose cada vez más en regiones que
van más allá de estas comunidades. El impacto de la pobreza y la
ausencia del Estado son determinantes.
�¿Se puede decir que los enfrentamientos son la parte más visible de
un olvido y una expoliación secular?
�Con toda seguridad. Estamos viendo eso, ésta es una manifestación
visible de otro conjunto de problemas que trascienden el carácter
étnico. Sensiblemente, el país enfrenta en este momento profundas
asimetrías regionales entre dos regiones: la amazónica, que ha despegado
económicamente en los últimos 15 años en correspondencia con el modelo
económico jalonado por una economía no tradicional, y la andina, que
enfrentó el declive de una gran depresión económica. En esa región, la
economía de la minería ha colapsado y junto con ellas se multiplicaron
los problemas sociales. La crisis de la minería se agrega a los factores
étnicos ya que este sector era una población cuya producción agrícola
alimentaba los centros mineros. Estos centros ya no canalizan la economía
de las comunidades rurales y, por lo tanto, el impacto de la crisis
económica está haciendo que floten con mayor intensidad los conflictos
étnicos.
�Guardando las distancias del caso, ¿qué puntos comunes hay entre
Bolivia y Ecuador?
�El problema indígena boliviano es bastante diferente que el del
Ecuador. Acá, en Bolivia, hay una acumulación histórica del mundo
indígena respecto del Estado. En Bolivia, el siglo XIX se ha
caracterizado fundamentalmente por una gran capacidad de sacrificio y de
esfuerzo del mundo indígena, que ha permitido la subsistencia de la
economía minera. Por otra parte, la economía indígena ha permitido que
el país sobreviva. Le doy un dato global: en el siglo XIX, más del 50
por ciento del presupuesto del Estado boliviano provenía de los impuestos
y tributos quese cobraban a los indígenas. Esto produjo un conjunto de
conflictos con el Estado y, como siempre en Bolivia, el Estado actuó por
otra vía y reprimió durante el último cuarto del siglo XIX. Luego, en
el curso de los primeros 50 años del siglo XX, el Estado se encargó de
reprimir las demandas de los indígenas en vistas de que acosaba a la
comunidad andina a través de cargas impositivas y los intentos que se
hicieron para liberalizar la propiedad de los territorios virginarios de
los grupos étnicos. Allí se desarrolló todo un planteamiento que
derivó en la creación de partidos políticos indígenas. El movimiento
indígena se organizó en partidos políticos y empezó a participar en
democracia, con lo cual disminuyó la acumulación de frustraciones
económicas y sociales. Es pues una experiencia muy distinta de la de los
indígenas del Ecuador, los cuales tienen una corriente organizativa
temprana. Los procesos de participación políticas son distintos.
�Tal vez la principal diferencia radique en Ecuador donde los indígenas
mantienen un diálogo con las Fuerzas Armadas mientras que en Bolivia el
rechazo mutuo es radical.
�Así es, en Bolivia hay un divorcio entre el mundo indígena y el
ejército. El mundo indígena ha sido prácticamente civilizado, sometido
a través de prácticas como el servicio militar obligatorio. En Ecuador,
el ejército ha desarrollado una línea más amplia de nacionalismo y ha
permitido una participación más democrática de los indígenas en el
ejército. Las Fuerzas Armadas de Bolivia mantienen un modelo
civilizatorio.
�¿Cómo influye el modelo neoliberal en el fenómeno?
�Creo que, en definitiva, el modelo de libre mercado conduce al colapso
de las sociedades latinoamericanas. Lo más dramático es que los Estados
están colapsando. Hay un vaciamiento de los Estados y las naciones. Lo
que vemos es la acumulación en un mismo momento de un montón de
conflictos que los Estados dejaron sin resolver desde hace dos siglos.
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