Por Facundo Martínez
Desde Mar del Plata
Con sólo tres jugadores de los que habitualmente son titulares, Boca se vengó de la derrota sufrida en Córdoba en el primer superclásico del año al vencer 2-0 a River con goles de Fernando Navas y Alfredo Moreno. Con este triunfo, el equipo de Carlos Bianchi se adjudicó la Copa de Oro. La gran figura de la cancha fue el formoseño Hugo Ibarra, partícipe en los dos tantos de su equipo y principal generador de juego desde su lateral. Esta derrota fue la primera que River sufrió en este verano, ya que hasta este encuentro había ganado en sus cuatro presentaciones.
Por las ausencias de su conductores naturales, los dos equipos se plantaron de manera similar. Los dos técnicos prescindieron de un enganche clásico y optaron por formar una línea de cuatro volantes. Dentro de ese panorama, Boca sacó provecho de la falta de oficio de Leo Ramos para desempeñarse como mediocampista central y de la poca predisposición a la marca que exhibió Víctor Zapata por el carril izquierdo. Esa zona la aprovechó Ibarra para marcar la diferencia más notoria que se generó en el clásico. Del otro sector, Arruabarrena se convirtió en la otra alternativa para ser la salida del cuadro de Bianchi.
No había pasado demasiado cuando Boca logró ponerse en ventaja. Ibarra desbordó por la derecha y envió un centro pasado para la entrada de Navas. El volante la paró de derecha y definió fuerte al primer palo de Bonano para convertir el primer tanto. River sintió el impacto, se desordenó en todas sus líneas y le costó reaccionar. Los cinco minutos posteriores a la conquista pudieron ser decisivos, si es que Boca hubiese tenido puntería en el último pase.
Con muy poco, el equipo de Carlos Bianchi se adueñó del trámite y contó con varias ocasiones para aumentar. La fórmula era sencilla. La subida por derecha de Ibarra se tornó imparable para Zapata o Franco y a partir del buen manejo del lateral Boca manejó el desarrollo. Sin un enganche definido porque Navas se recostaba por izquierda y Pereda se paraba al costado de Battaglia, Ibarra se transformó en el conductor y en el arma más peligrosa de su equipo. Por lejos el mejor jugador de la cancha.
Durante el primer tiempo, River no le encontró respuestas al planteo de Boca y se vio superado en la mitad de la cancha. Varios de sus jugadores parecían desatentos y perdían en el mano a mano ante sus rivales. Tampoco hubo muchas luces en los atacantes, por lo que Córdoba no pasó grandes sobresaltos. Sin embargo, el desorden evidenciado por el fondo de Boca también le otorgó posibilidades de empatar. Así, con dos defensas más preocupadas con los problemas propios que por las virtudes ajenas, el partido se tornó emocionante por más que no era del todo bien jugado. River lo pudo empatar con un cabezazo de Gancedo que pasó muy cerca, pero Boca también tuvo el segundo en una corrida de Cristian Giménez que definió al cuerpo de Bonano.
River salió con la cara renovada en la segunda parte. Obligado por el resultado, el equipo de Ramón Díaz se adelantó en el terreno y mejoró en la tenencia de la pelota. Para ello fue fundamental la tarea de Leonel Gancedo, la individualidad más destacada de los de Ramón Díaz. Un remate del ex volante de Argentinos que mandó muy bien al corner Córdoba fue la mejor chance en ese buen comienzo de River.
En parte obligado por el avance de River y otro poco por conveniencia, Boca se replegó cerca de Córdoba para salir rápido de contragolpe. Con la presión de los volantes y las subidas por los costados de Navas y de Ibarra, los xeneizes contaron con buenas ocasiones para liquidar el encuentro. Luego de una gran subida de Ibarra, que alargó con Barijho, Navas estuvo a punto de marcar el segundo pero se demoró en eludir a Bonano y a Yepes, y permitió que Trotta salvara sobre la línea. En laréplica tuvo el empate River, aunque esta vez fue Arruabarrena el que surgió para salvar el tanto tras un error de Córdoba.
Con el correr de los minutos, Boca se sintió cada vez más cómodo en su posición de espera. Con mucha voluntad le quitó espacios a los volantes de River, que no pudieron generar peligro. Sin embargo, la escasa tranquilidad de los atacantes a la hora de definir obligó a Boca a esperar hasta el último minuto para sentenciar el encuentro. Y para ello fue necesario una nueva aparición de Ibarra. El lateral combinó con el juvenil Omar Pérez, eludió tres rivales y tocó para Navas, que habilitó a Moreno. El delantero tocó suave entre las piernas de Bonano para provocar el delirio de su hinchada. Claro que no de todos, ya que por el enfrentamiento de la tarde la barra brava no estuvo presente en el estadio.
BATTAGLIA FUE UNA DE LAS FIGURAS DEL CLASICO
�Quiero que no extrañen a Chicho�
Por F. M.
Sebastián Battaglia llegó a Boca a los 15 años, de la mano de Jorge Griffa, encargado de las divisiones inferiores del club, quien lo rescató del Ciclón Racing, un equipo de barrio de Santa Fe. El volante trataba bien la pelota y eso alcanzó para que, además de Boca, lo haya querido también San Lorenzo. En el club de Boedo se detuvo unos días hasta que Griffa le confirmó que tenía su cama lista en Casa Amarilla. La opción fue clara: �Boca era más grande�, dice. Hoy a los 19 años es el reemplazante natural del lesionado Serna. Anoche, aunque Ibarra fue la gran figura, el pibe también se llevó aplausos por su actuación.
�Bianchi te eligió para jugar por Serna. ¿Eso es una gran responsabilidad para vos?
�En estos casos, creo que el respaldo del técnico es muy importante. En mi caso yo lo veo como algo muy placentero. Yo le agradezco a Bianchi que se haya jugado por mí al ponerme. Pero ojo, ahora viene lo más bravo: sé que tengo que jugar y hacer las cosas lo mejor posible para cumplir con las expectativas.
�¿Qué pensás cuando escuchas hablar de que otros jugadores podrían llegar a venir a Boca para reemplazar a Serna?
�Nada en especial. Pero de lo que estoy seguro es de que en el caso de que llegue otro jugador, yo no tendría problemas de pelearle el puesto de igual a igual.
�¿También con Serna?
�Chicho hay uno solo. Yo sólo voy a tratar de que no se lo extrañe.
�Ya veo por qué Chicho habla tan bien de vos...
�El es un grande. Sólo los que estamos del lado de adentro sabemos lo que hay que luchar para llegar y consolidarse en primera. El colombiano es un gran tipo, cuando el año pasado me tocó reemplazarlo, él fue el que más me aconsejó.
�¿Sentís que estás obligado a rendir bien?
�Bueno, en realidad a los juveniles no se les tiene mucha paciencia, por eso creo que cuando uno tiene la oportunidad la tiene que aprovechar. Por eso yo sé que voy a tratar de hacer las cosas de la mejor manera posible.
�Con tantos lesionados Boca parece un equipo de juveniles, ¿creés que en Boca esa fórmula puede funcionar?
�Yo creo que siempre es mejor que se mezclen jugadores con experiencia con jugadores jóvenes. Eso les hace bien a los dos.
�Bianchi dice que vos te manejas mejor que los otros juveniles porque conocés el equipo. ¿Es cierto eso de que sos el más veterano entre los pibes?
�Sí, por suerte estoy con el plantel desde que arrancó el proceso que terminó con el bicampeonato. Y no quiero desaprovechar esta oportunidad porque deseo tener más participación en el equipo y también poder ganar un título con Boca.
�Un título, ¿la Libertadores o el Clausura?
�No, no. Yo quiero ganar las dos copas. De antemano uno no puede apostar todo en un solo torneo. En Boca estás obligado a ganar todo. Acá no podés darte el lujo de elegir.
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