BENEFICENCIA
Lo hizo Estados Unidos durante la Guerra del Golfo. Los presidentes
norteamericanos se nutren de ellas como si fueran una fábrica de materias
primas para la política. En América latina ningún candidato las
desprecia. Hasta Isabel II, reina de Inglaterra, contrató una cuando le
susurraron que la imagen de la corona estaba en baja. Por eso es que el líder
libio, Muamar Gadafi, decidió recurrir a una agencia de relaciones públicas
para mejorar la imagen internacional de su país. La Strategic Profile
International ya le dio un consejo: que abandone su atuendo militar y
realice inversiones en beneficencia.
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