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EL CAMPEON DE CAMPEONES
Agassi llegó a la tierra prometida

 

 

Con su contundente victoria en Australia despejó las últimas dudas. Consolidó su carrera e inició el recambio en la cima.

 


t.gif (862 bytes) Ahora sí Andre Agassi puede dormir en paz. A los 29 años, con su sexto título de Grand Slam bajo la almohada, el norteamericano ha entrado definitivamente a la exclusiva logia de los héroes indiscutidos. Trece años le llevó llegar hasta esta tierra prometida. Pero de una vez por todas el nuevo líder de la Carrera de Campeones lo ha logrado, coronando su admisión con el título en este Abierto de Australia 2000, tras vencer ayer en la final al ruso Yevgeny Kafelnikov por 3-6, 6-3, 6-2 y 6-4.

  Es cierto que terminó el '99 como irreprochable número uno del mundo. También es verdad que durante la temporada pasada --triunfos en Roland Garros y el US Open mediante-- ningún otro jugador obtuvo mejores resultados que él. Nadie puede argumentar contra su logro histórico: desde 1969, y durante 30 años, no hubo tenista alguno que pudiera ganar durante su carrera los cuatro títulos de Grand Slam; Agassi rompió esa racha en París. Pero algo faltaba para que el ex muchacho de neón fuera verdaderamente indiscutido.

  Sí, le faltaba demostrar que podía extender su dominio durante algo más que unos meses. Y, sobre todo, debía convencer al resto del mundo --quizás también al él mismo-- de que, cuando verdaderamente cuenta, era capaz de sortear ese escollo con forma de sombra llamado Pete Sampras.

  Por eso, este Australian Open que acaba de finalizar está cargado de trascendencia. Sobre el rebound ace del Melbourne Park, el definitivo recambio en la cima del tenis mundial ha comenzado a gestarse. El rey de los '90 (Pistol Pete) tiene un auténtico heredero. Y después de lo visto en Australia, el inminente traspaso de corona ya no encuentra objeciones.

  Cerca de cumplir los 30 (lo hará el próximo 29 de abril), Agassi hace tiempo dejó de ser el "niño en Ferrari" que revolucionó el tenis a fines de los '80 con su look pelilargo --"new romantic", solía bautizarlo él-- y un juego pirotécnico. Pero recién ahora, cuando el cabello ya no está, su tenis ha llegado a una completa maduración. Y nada mejor que este camino victorioso rumbo a su segundo título en Melbourne para confirmarlo.

  Durante mucho tiempo, Agassi fue señalado en el circuito como el más famoso de los "cobardes". En partidos complicados, él solía arrugar. Hoy, de aquellos años sólo le queda su engañosa cara de susto permanente. En Australia les ganó a todos, en algunos casos viniendo desde atrás. Aniquiló primero a Mark Philippoussis, enorme favorito para llevarse el título, en octavos de final. Luego se bancó estar dos sets a uno abajo y a dos puntos de quedar eliminado ante Sampras, en semifinales. Y en la madrugada de ayer se recuperó de un comienzo desafortunado (4-0 abajo en el arranque, con paliza de Kafelnikov) para llevarse con autoridad el título.

  "Fue increíble cómo él pudo recobrarse después de perder el primer set y, básicamente, continuar elevando su juego por el resto del partido", señaló el ruso, campeón del Abierto australiano en 1998. "Ese es un aspecto del juego en el que ha mejorado enormemente."

  El otro aspecto clave tiene que ver con su físico. Agassi ya no es más el joven débil que se entregaba, sin fuerzas, en casi todos los quintos sets que debía jugar. Tampoco es ese muchacho regordete --"estoy trabajando mi cuerpo", solía mentir-- que acostumbraba respetar la estricta dieta de "todos los días, McDonald's". "Ahora me siento más fuerte y atlético que nunca", confesó ayer, tras su victoria. "Jamás tuve este estado físico y me moví como lo estoy haciendo ahora. Eso me permite encarar tranquilo los partidos largos. Creo que ahora tengo la plataforma perfecta desde la cual desarrollar mi juego."

  Esa plataforma también incluye el aspecto emocional. Maltratado por su padre Mike cuando recién comenzaba a jugar, perseguido por las presiones que su misma imagen solía provocar, Agassi parece ahora haber encontrado el equilibrio justo. Y hasta reconoce estar incorporando enseñanzas de su nueva pareja, Steffi Graf. "Hay muchas cosas que se pueden aprender de un campeón, y ella lo es", se confesó por primera vez el norteamericano en Australia. "Ella tuvo una magnífica carrera, siempre brilló, y hasta decidió dar el atemorizante paso hacia el retiro. Verla hacer eso me ayuda."

  Claro que Agassi está lejos de pensar en el retiro. "Ahora soy mucho mejor jugador que en 1995, cuando gané por primera vez aquí. No hay nada en mi carrera que se pueda comparar a estos últimos ocho meses, desde que gané en París. Ha sido una vida loca, pero he aprendido de ella. Me he enseñado a mí mismo. Y de alguna manera, ahora las dificultades a las que me enfrento en una cancha ya no parecen tan problemáticas como antes."

  Señores, el príncipe de 29 años está listo para aceptar la corona. Se llama Andre Agassi. Que empiece la ceremonia. Y si es en Las Vegas, mejor.

 

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