Por
Silvina Szperling
Un público
de más de 20.000 personas se nucleó el sábado en la cancha de River
Plate alrededor de la figura de Julio Bocca, tomada como icono de la danza
por la Secretaría de Cultura y Comunicación de la Nación para el ciclo
"Argentina en vivo". En su mayoría gente grande, familias con
chicos y algunos habitués de la danza que vibraron especialmente ante el
pas de deux de Don Quijote (interpretado en la ocasión por la primera
bailarina Luciana Parisi y el propio Bocca) y ante La muerte del cisne en
la piel de la artista especialmente invitada, la señora Eleonora Cassano.
El tango "Kicho", con coreografía de Julio López, marcó tal
vez el punto más alto de la noche, a cargo de la probada dupla
Cassano-Bocca, demostrando que la integración interpretativa de la pareja
sigue en pie y no se limita al espectro del ballet clásico.
Una adhesión menor
lograron la Suite generis de Alberto Méndez sobre música de Haendel y
Haydn, y Esperando el mañana, una coreografía que Marcela Criquet estrenó
en la reciente
temporada del Ballet Argentino en el Luna Park, en noviembre del siglo
pasado. Como cierre de programa, el compilado "Bocca Rock",
generado en 1998 bajo la batuta de Ricky Pashkus y comandando un team de
cuatro coreógrafos contemporáneos: Gustavo Lesgart, Inés Sanguinetti,
Diana Szeinblum y la propia Criquet. Cada uno de ellos da su impronta a la
sección que le ha tocado regentear, dando lugar a un eclecticismo que
funciona mejor en algunos pasajes que en otros. Los mejores momentos
fueron el solo de Julio para "Rasguña las piedras", de Sui
Generis (con la marca de Szeinblum), el desfile de ropa en el que la
vestuarista Renata Schussheim despliega su imaginario psicodélico, y el
sexteto femenino con "Fondo Monetario Internacional" (Viuda e
Hijas de Roque Enroll), donde se demuestra que twist y piqués de ballet
clásico pueden integrarse estéticamente de modo kitsch. Lo que une todo
es la banda armada por el maestro indiscutido del collage musical para
coreografías, Edgardo Rudnitzky.
"Julio es un pibe
de barrio, superrespetuoso y tranquilo. Venía a mi estudio durante todo
el proceso de selección y armado de la banda. Cada vez que nos encontrábamos
charlábamos de los temas a elegir y su respuesta siempre era la misma:
'Bueno, como vos digas', fue el comentario que Rudnitzky hizo a Página/12
en el momento del estreno de "Bocca Rock". Muchos de los temas
que desfilaron encadenados el sábado en River (desde "La Balsa"
hasta "Matador", pasando por "Catalina Bahía",
"Mil horas" y el infaltable "Muchacha") despertaban
una reacción de empatía instantánea entre los del palo, quienes sacaban
a relucir memorias, gargantas y palmas hasta hace pocos minutos
indiferentes.
Párrafo aparte, aunque por reiterativo no menos veraz, para la
increíble performance física de Bocca. Lejos de cristalizarse en un modo
académico, el bailarín desarrolla un despliegue energético y un estilo
muy personal al tiempo que natural, cuyo peso mayor lo da la seducción
que ejerce sobre todos los presentes, espectadores y compañeros. Esa
seducción se evidencia en su arrojo y desvergüenza en escena y se
origina en parte debido a su propio goce del movimiento. La emisión en
pantalla permitió al público acceder a momentos de intimidad, como
cuando está Bocca se prepara para atacar una larga serie de ronds de
jambre fouetté, a medias oculto por los otros bailarines. En ese instante
de menor exposición se lo vio gozando con el simple hecho de bailar
porque sí.
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