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Por Raúl García Una extraña y casi perfecta combinación es la que puede conseguirse entre un artista que por su espectacularidad merece ser documentado, y un director especializado en el trabajo documental de artistas polémicos. Ello es lo que tiene programado el Instituto Goethe para su programa de hoy a las 13.30 y 18.30, que se emitirá por canal á. Entonces los espectadores tendrán la posibilidad de ver en pantalla la convivencia de la producción artística del niño terrible estadounidense de los ochenta, Jeff Koons, recreada por la cámara de uno de los documentalistas alemanes de arte más importante en la actualidad, Heinz Peter Schwerfel.
Jeff Koons nació en
1955 en Pennsylvania, y cursó estudios de arte en el Instituto Baltimore
de Maryland y luego en el Instituto de Arte de Chicago. Mientras trabajaba
como accionista de una empresa, a los 25 años accedió a su primera
muestra personal, en el Museo de Arte Contemporáneo de Nueva York, donde
expuso con éxito una instalación compuesta por diferentes ventanas. De
inmediato dejó su trabajo empresarial para dedicarse por entero al arte,
aunque su filosofía creativa continúa íntimamente ligada al mundo de
las empresas y el mercado. Todas sus obras se inspiran en el paradigma básico
de la actual sociedad de consumo regida por una lógica economicista. En
ese sentido sus objetos artísticos, que en muchos casos son objetos de
comercialización masiva y en otros de circulación marginal, privilegian
el valor de cambio por sobre el valor de uso de los mismos. "Los
medios de comunicación son los que definen las opiniones de la
gente", señala Koons. "Los medios definen la realidad". A
pesar de que parezca contradictorio, para sus exposiciones el polémico
artista aún muestra preferencia por las galerías de arte, en un gesto
provocativo dirigido tanto hacia la crítica como hacia la ortodoxia de
las artes plásticas. Considerado por la crítica estadounidense como el
sucesor de Andy Warhol, explica que la galería de arte "es un mundo
comercial, y la moralidad se basa generalmente en la economía que tiene
lugar en ella". Actualmente se exhibe en la Fundación Federico Klemm
una obra de su producción, titulada Pareja con carroza francesa.
Tanto aquellos gestos
considerados revolucionarios como otros de banal espectacularidad, tan
bien conjugados en el estilo inconfundible de Koons, son puestos al
desnudo por la cámara de Heinz Peter Schwerfel, quien tiene en su haber
la construcción de un original punto de vista, demostrado en repetidas
ocasiones a través de filmes sobre otros creadores polémicos como la
estrella pop virtual japonesa Kyoto Date, la pintora Kounellis y el
movimiento estético alemán conocido como "nuevos salvajes".
Las imágenes combinan sexualidad, erotismo junto a flores de plástico,
conejos de metal, pelotas de básquet y avisos publicitarios, recurriendo
en muchas oportunidades a iconos populares como la Cicciolina, Michael
Jackson o algún personaje de Disney. Es una singular parodia del mercado
artístico del siglo XX, poniendo de manifiesto su moralidad y sus
resortes más íntimos. Y en ese sentido hay fidelidad con el sentido de
la propia producción artística de Koons. Si Andy Warhol se sirvió del arte para desenmascarar los mecanismos ocultos de la nueva sociedad de consumo, Jeff Koons continúa esa línea, pero pronunciando aún más esos aspectos. Como buen discípulo de aquél, la principal obra de Koons es la creación de sí mismo como estrella. El diseño de su propio proceso creativo revela esas características, pues en la elaboración de los diversos objetos él es el poseedor de "la idea", ya que la producción física siempre está a cargo de personas especializadas. De ese modo, trabajó entre otros con el ganador del Premio Nobel de Física Richard Feynman. El documental también exhibe con claridad la filiación de Koons con el mundo y la industria del espectáculo, quien en alguna ocasión declaró sobre su propia obra: "Intento mostrar cierto aspecto de la personalidad del objeto", pasando por alto la consecución de otro objetivo tan importante como el primero, ya que con su arte logró plasmar un impecable diagnóstico sobre el espíritu de una sociedad particular en una época determinada.
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